Una sombra en las brasas noticia crítica reseña
Portada de "Una sombra en las brasas" de Jennifer L. Armentrout. | Fuente: Puck
Una sombra en las brasas noticia crítica reseña
Portada de «Una sombra en las brasas» de Jennifer L. Armentrout. | Fuente: Puck

Las pesadillas pueden caminar entre árboles marchitos y entre coronas doradas. Nada las detiene ni las contiene, la oscuridad no es su único reino. Una sombra en las brasas, novela publicada por el sello Puck, es una cara nueva del universo de fantasía oscura de Jennifer L. Armentrout. Este libro es un spin-off de la saga De sangre y cenizas, que también cuenta con los títulos Un reino de carne y fuego y Una corona de huesos dorados.

Es el destino de todos los mortales, una vez llegan al mundo, encontrarse con la muerte. Sin embargo, Seraphena Mierel sabe que le han arrebatado todo: la Vida y la Muerte. Elegida como Doncella desde su nacimiento por el trato que hizo hace siglos un antepasado suyo, Sera tendrá que poner su plena existencia en manos del Primigenio de la Muerte.

Sera debe convertirse en la salvadora de Lasania, aún si nadie sabe siquiera de su existencia. Sera debe pasar por la tortura de quedarse hueca y vacía para poder completar su misión. Sera debe asesinar al Primigenio de la Muerte.

Mientras que De sangre y cenizas está cubierta por un baño de violencia y coraje, Una sombra en las brasas toma el camino de la ira, la imprudencia y una benevolencia que solo se puede advertir cuando es observada a partir de un espejo. Sin embargo, pese a sus diferencias, hay algo que tienen en común y mantiene ambas novelas fuertemente unidas. Algo superior a la inquina, el rencor, los planes enrevesados con milenios a sus espaldas y los trucos cubiertos de ponzoña: una doncella que desea que su velo arda, una mujer que grita hasta recuperar la voz, un corazón desobediente y una voluntad tan fiera como la sangre.

Un problema que tiene esta novela es que empuja al lector chorrocientos mil años atrás de los sucesos ocurridos en De sangre y cenizas, pero no explica los términos en su contexto. Lo que implica ser un dios o un mortal en este spin-off difiere de los libros anteriores porque la propia sociedad en la que se manejan esos términos es diferente. Obliga al lector a rebuscar los cabos para poder atarlos, complicando la lectura sin necesidad.

Armentrout profundiza en caras de su universo que se habían mantenido en las sombras hasta el momento gracias a unos personajes tan dispares como llenos de presencia. Desde aquellos que llagan la lengua de la rabia a los que reconfortan con sus palabras o los que bromean hasta cavar su propia tumba. Ash y Sera son dos personajes cautivadores, con demasiada chispa para su propia salud mental. Verlos interactuar es entretenido, pero a su vez es como ver los instantes previos de un desolador incendio.

La autora juega con las palabras, la oscuridad del desconocimiento y las estrellas distantes, transformando todo lo conocido. Consigue crear una línea independiente, bien construida y definida, dentro de su universo. La gran pregunta es: ¿nos servirá de algo conocer el futuro cuando estamos en manos de Armentrout?

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Carolina de León
Periodista, camarógrafa y escritora. Con muchas historias que ver, relatos que escribir y memorias que vivir.

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