Jorge Sánchez, viajero
Jorge Sánchez, viajero.

La creciente curiosidad por la historia de España ha dado libros de todo pelaje y condición, pero, hasta ahora, ninguno había sido como éste. En ‘Geografía insólita del imperio español’ (Almuzara, 2021) el aventurero Jorge Sánchez (Hospitalet del Llobregat, 1954) nos ofrece un libro que, realmente, son cuatro libros distintos escritos. Uno dentro de otro, cuan muñeca rusa, Sánchez nos ofrece, por un lado, un repaso a la geografía de uno de los imperios más extensos de la historia de la humanidad (21 kilómetros cuadrados). Por otro, nos presenta una sucesión de datos curiosos -y a veces sorprendentes- de la historia de esos territorios. En tercer lugar, el libro es una guía turística con las atracciones hispánicas más interesantes de estos lugares. Y, en cuarto y último lugar, estamos ante las memorias de viaje de un avezado turista que se sorprende como un niño ante lo que ve, pues es la primera vez que lo mira todo -haya sido visitado antes o no- desde esta nueva perspectiva “imperial”.

El que quién mira y narra sea un turista, y que por tanto escriba como un turista, tiene cosas buenas y cosas malas que no gustarán a todo el mundo. Entre las buenas, por supuesto, la antes referida inocencia y frescura en el tono de la narración. Es liviano, ligero, sin léxico rebuscado ni palabras requintadas, haciendo que las páginas pasen fáciles, que sea divertido en no pocos momentos, que tenga una chispa y una gracia capaz de sacarnos la sonrisa ligera. Sánchez escribe en párrafos cortos, dando pinceladas ligeras a un texto que, por necesidad, no puede entrar en honduras si quiere abarcar una superficie tan vasta como la que nos lleva a visitar. Y todo ello nos deja un libro muy fácil de leer.

Todo está impregnado de las opiniones particulares sobre las culturas y los ambientes, las personas y los lugares, las lenguas y las variantes que escucha… Subjetividad en estado puro

Para hacer aún más entretenido el camino, la sucesión de imágenes de los objetos, edificios, personas o lugares más significativos que Jorge Sánchez se va encontrando, llenan las páginas del libro. Fotografías extraídas en sus distintos viajes a lo largo de toda una vida, sin actualidad temporal pero que, en su mayoría, tampoco importa; pues el tiempo no ha hecho aún gran mella. Ah, y avisamos, las imágenes son todas en blanco y negro, impresas en las mismas páginas que el texto, sin satenes ni colores. Esto hace que la experiencia lectora reduzca algo su calidad: pues la escala de grises y las sombras no permiten, muchas veces, disfrutar de estas imágenes como se debiera.

Desde aquí lanzamos una idea: disponer de un código de acceso para las personas lectoras de forma que puedan acceder a ellas desde la red, aunque sea por tiempo limitado.

Otro aspecto inherente a su perspectiva turística afecta a lo que el autor considera “relevante” en su comunicación con quién lee. No es un historiador, y no pretende dar un relato histórico, lo que importa no es la historia del imperio español sino cómo son hoy los lugares que antaño lo constituyeron; independientemente de cuánto tiempo formaron parte del imperio o cuan relevantes fueron en su organización y funcionamiento. Esto hace que los datos aportados en sus visitas no sigan un criterio distinto al que seguiría cualquier otro turista: la relevancia o el atractivo del lugar según han querido darle en la actualidad. Y que, en consecuencia, sus datos no vayan más allá de lo básico y fundamental, sin sorpresas ni descubrimientos.

Y esto nos lleva a una consecuencia que, por veces, nos deja fragmentos, creemos, muy poco afortunados.

Portada de Geografía insólita del Imperio españolCuando uno es turista y hace turismo, sea quién sea, no puede evitar en su viaje los momentos en que se olvida de lo que va a ver para fijarse en aquello que se encuentra mientras va de acá para allá. Hay momentos especiales dónde la gente maravillosa te colma los días y las semanas. Pero también otros dónde, por lo que dices o lo que haces o ambas cosas al tiempo, acabas sintiendo vergüenza y arrepentimiento de ti mismo. U otros dónde, porque olvidas que estás en un lugar que es el espacio de vida de otras personas, aplicas criterios o viertes opiniones que, inherentes a tu lugar de origen, carecen de validez o relevancia allá dónde vas.

Pues bien, aquí no ha habido filtro respecto a todos estos momentos. Al negro sobre blanco han llegado tanto los momentos especiales como los vergonzantes, tanto las opiniones útiles como las irrelevantes, tanto los criterios significativos como los absurdos. Esto hace que el relato se rompa en no pocas ocasiones. Unas veces para introducir anécdotas divertidas o hablarnos de personajes curiosos, pero otras, también, para verter opiniones o relatar actos que, quizás, uno debiera guardarse para sí y reflexionar (bastante) sobre ellos.

Estas cosas ocurren cuando, como hace Jorge Sánchez en ‘Geografía insólita del imperio español’ (Almuzara, 2021), uno escribe desde la pasión y el fervor. Es imposible que, haciendo así, el que mira evite caer, como aquí cae de lleno, en un divertido caos y desconcierto. Los datos se suceden en cascada. Las sensaciones son emocionadas, incluso febriles, dejándonos la impresión de que estamos leyendo una crónica personalísima, íntima. La geografía se desdibuja por la fuerza del viaje, yendo a salto de mata de un avión a un barco, de un barco a un tren, o paseando por las calles y plazas de los lugares que se visitan. Todo ello impregnado de las opiniones particulares sobre las culturas y los ambientes, las personas y los lugares, las lenguas y las variantes que escucha… Subjetividad en estado puro.

El viaje va desde lo próximo hasta lo lejano y recorre la totalidad de los espacios, por lo menos, en lo que son sus lugares más importantes y significativos. Desde Europa hasta África, pasando por América, Oceanía y Asia, la geografía del imperio donde nunca se ponía el sol queda retratada desde el juicio de valor, la opinión y la impresión del turista. La información dada aquí no nos quitará de consultar otros libros y manuales, pero en este libro, más que nada, incluso la geografía, lo importante es el viaje.

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Fco. Martínez Hidalgo
Filólogo, politólogo y proyecto de psicólogo. Crítico literario. Lector empedernido. Mourinhista de la vida.

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