En 2019, Ediciones Pàimes ha publicado un nuevo título que, en esta ocasión, nos traslada al Egipto del siglo XII a. C., durante el reinado de Ramsés III, segundo faraón de la XX dinastía. Tras La dama del Nilo, El faraón y El papiro de Saqqara, volvemos a orillas del Nilo de la mano de esta experta conocedora de una época que a todas y todos nos evoca un pasado lleno de gloria y esplendor, con una iconografía difícil de olvidar.

Nacida en Nueva Zelanda en 1945, a los seis años la familia de Pauline Gedge emigró al Reino Unido, donde estudió en la escuela Central de Oxford para niñas. En 1959 se trasladó de nuevo, en esta ocasión a Canadá, y allí estudio en el Brandon College de la Universidad de Manitoba. Regresó más tarde a nueva Zelanda donde completó su carrera en la Escuela de Formación Docente de Dunedin. Tras casarse en 1956, regresó a Canadá, ejerciendo como maestra e iniciándose en la escritura. Gedge es autora de novelas de temática variada, aunque es especialmente conocida por sus libros de género histórico, desarrollados en el antiguo Egipto.

La hipnótica portada vuelve a correr a cargo de Calderón Studio y la traducción es obra de Edith Zilli. Como en títulos anteriores, contamos con una Guía de Personajes que nos ayudará a identificar los protagonistas, tanto los familiares más cercanos a la joven Thu y al vidente Hui, como los allegados del faraón e integrantes de su corte. No menos importante es el resumen de algunos de los dioses mencionados en la novela, destacando Ma´at  (concepto de la estricta justicia, la verdad y el orden, simbolizada por medio de una diosa ataviada con una pluma) y Uepuaet (dios de la guerra).

Portada de LA CASA DE LOS SUEÑOS (Ediciones Pàmies, 2019)

Todo el libro está narrado en primera persona por su protagonista, lo cual es de agradecer, ya que impregna la historia con la intensidad del personaje principal. Me estoy refiriendo a Thu, cuyos orígenes se nos describen en el primer capítulo. Ella es hija de un guerrero libu y de la comadrona del pueblo de Asuat, al sur de Tebas; ellos son los responsables de esa herencia genética que la aportará, entre otras cosas, un magnetismo especial: unos bellos y exóticos ojos azules.

Desde pequeña, con tan solo ocho años, muestra un increíble e inusitado anhelo por acaparar conocimientos, ya que lo habitual en aquella época era relegar a la mujer a las tareas de la casa. Ella, sin embargo, lo que prefiere es estudiar como su hermano, Pa-ari. Él, secretamente por las noches, la enseñará a escribir los nombres de los dioses y todo lo que debe aprender. Así hasta un día en que una barcaza procedente de la capital trae consigo a una importante personalidad que desata el revuelo en la insignificante localidad. A bordo se encuentra un hombre misterioso que cuenta con el favor del faraón y que posee la capacidad de ver el futuro, así como el arte de la medicina (tal y como se entendía en la época).

Tras ingeniárselas como solo ella sabe, Thu entrará al servicio del vidente Hui, lo cual la obligará a abandonar su ciudad natal. Su padre recibe, a cambio, un trato generoso de dinero  y tierras. Durante el viaje a Pi-Ramsés, habrá una referencia a la ciudad maldita de Akhetatón, la cual no os resultará ajena si habéis leído los libros previos de la autora.

Sea como fuere, arribamos a Pi-Ramsés y comienza el aprendizaje y descubrimiento de aspectos socio políticos de la época tales como el gran poder de los sacerdotes, la incursión de mercenarios en el tejido del país y los problemas de dinero del faraón. Esto le dará a la trama el peso que balanceará la parte de la narración con la que posee más ficción. Tras la lectura de la novela, os invito a que busquéis qué ocurrió con este faraón en sus últimos días; veréis que está entroncado con partes aquí contadas.

La gran diferencia que he encontrado en esta novela es que está contada desde el punto de vista de una plebeya que no pertenece a la corte, de tal manera que se puede permitir hacer reflexiones tales como que el rey, tan idolatrado, era en realidad un hombre débil e impotente y que probablemente era también un asesino; que los divinos hombres, los sacerdotes, de los que estaba prohibido hablar a la ligera, eran animales rapaces absortos en sus propios egoísmos. Obviamente estos pensamientos no los podía compartir con su familia a través de los escritos que les remitía periódicamente.

A la protagonista le explican en casa de Hui que los conocimientos que ha recibido de su madre no llenarían ni un diminuto frasco. Lo que ellos querían, lo que quería el mago, era una mente sin adiestrar, fresca e inocente. Con inteligencia, pero sin el peso de los prejuicios ni los sesgos de la educación común, que muchas veces anulan inteligencia. De tal manera que vamos viendo la evolución y la progresión, no solamente en el aprendizaje, con el cambio de profesores, sino con las inquietudes de la protagonista. Destaco el momento en el que empieza a descubrir lo que es pertenecer al harén. Mientras tanto, los pechos de la protagonista se hacían más prominentes y sus caderas se redondeaban a la par que descubría que poseía el poder, o mejor dicho la sabiduría, para acabar con aquello o aquellos que la disgustan.

Tras conocer a los sirvientes y profesores, finalmente llegará el día en que se presentará ante el faraón. ¿Y, qué creéis pasó?. Pues, que tendréis que leerlo.

Con esta novela descubriréis que hay quien piensa que Egipto necesita a nuestra protagonista. La trama política se colará en los capítulos finales y entenderéis que muchos desean restaurar un verdadero Ma’ at en ese glorioso país. Cuando Thu analiza que puede darse esta situación, deberá replantearse si es mejor ser un juguete del faraón o la digna esposa de algún mercader. Porque, claro, no es lo mismo ser la mujer del faraón que su concubina.

La novela, como es habitual en otras de la autora, está repleta de personajes secundarios, algunos muy interesantes y más definidos, como el hermano de la protagonista, el sirviente de Hui o alguna de las concubinas del faraón. El harén está bien descrito y destaca una anécdota muy curiosa cuando ante la llegada de Thu, que posee conocimientos médicos, el resto de concubinas la preguntan por un anticonceptivo. Es curioso esto, porque se presupone que tener un hijo del faraón es un gran honor, pero aquí encontraréis otra posible respuesta. También me quedo con el apelativo de pequeño escorpión y asistiremos a escenas tales como la de la primera noche a solas de Thu con el faraón. Es curioso, también, que todos en la línea de sucesión se llaman Ramsés, en honor al antiguo Ramsés II. Me quedo, igualmente, con otros personajes como el gran sacerdote, la concubina preferida del faraón, la esposa favorita, el príncipe Ramsés (posible heredero de entre los muchos candidatos) y su esposa, la princesa de Neferu.

Me gusta el punto de inflexión de la escena de la página 370 y cómo la autora nos narra el ascenso de la protagonista, cómo se alía con sus amigos, la relación con su familia y cómo alcanza el favor del faraón. Estamos, pues, ante el sueño de una mujer que lo tuvo todo al alcance de su mano y que sin embargo no calibró el precio que podría llegar a pagar por ello. Una historia de pasiones, intrigas y traiciones con un trasfondo político importante, para lo que es este tipo de novelas; y, por supuesto, todo en medio del maravilloso y más que nunca fascinante Egipto que esta autora sabe pintar.

Emisión de La Nave dedicada a La casa de los sueños donde os resumo mis impresiones.

Hija, hermana, madre, cautiva, escriba, médico, concubina,… Thu es de esos personajes que no te deja indiferente. ¿Es odiosa, orgullosa, prepotente? ¿Es familiar, amorosa, inteligente? ¿Es terriblemente bella y nada ni nadie escapa a sus deseos y determinación? ¿Hizo lo que realmente quiso o fue utilizada por otros? ¿Es, quizá, un pequeño escorpión? Una mujer, en definitiva, para descubrir en estas páginas decoradas con los increíbles paisajes que Pauline Gedge nos describe de manera sencillamente magistral. Un viaje evocador junto a una muchacha/mujer que a los diecisiete años pudo afirmar que tocó lo más alto y miró cara a cara a los propios dioses en medio de intrigas, traiciones y descubrimientos. La fantástica historia de una mujer que sabía escribir y curar, que nos demostrará que el futuro es una aventura arriesgada. Ella, mientras tanto, seguirá bailando sola por la noche entre las lunas del desierto por los tiempos infinitos.

Puedes leer el primer capítulo aquí.

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Jaime Santamaría
Economista con alma de escritor. Amante de los viajes, tanto de los que requieren maletas como imaginación. Siempre con ganas de aprender.

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