Horde es un cómic autoconclusivo del sello AfterShock que publica en España la editorial Planeta Cómics. Esta obra está escrita por Marguerite Bennett (Nominada a los Premios Glaad) y dibujada por Leila Leiz.

Publicado en formato cartoné, está obra de 80 páginas cuenta la historia de Ruby, una joven que intenta retomar el contacto con su extraña madre tras la muerte de su padre. Tras años sin contactar con ella, acude a verla a su estrafalaria casa: un lugar abarrotado de trastos llenos de secretos y pesadillas. Ruby no es capaz de entender como su madre puede procesar más amor por su gran colección de objetos que por su propia hija.

Ruby decide intentar liberar a su padre de la necesidad de esos objetos, pero la casa y todo lo que en ella se guarda no está dispuesta a dejarla marchar. Así surge la «Horda«, un conjunto de objetos que han tomado vida a causa del amor y de la extraña obsesión que la madre de Ruby siente por ellos. ¿Conseguirá Ruby salvar a su madre, o acabará siendo un objeto más de la Horda?

El poder de la obsesión.

Marguerite Bennet (Animosity) es la creadora de esta curiosa historia sobre la obsesión y la posesión. La idea de Horde parece inspirada en el conocido «síndrome de Diógenes». En este caso, la autora intenta profundizar sobre la obsesión por la posesión y acumulación de objetos, sobre el peligro de anteponer los bienes materiales a las personas que te quieren y se preocupan por ti.

Este concepto de que lo material te domine y se adueñe de ti está muy bien llevado. La autora ha creado una atmósfera de pesadilla para transmitir la sensación de agobio y de rotura parcial de la relación con la realidad por parte de la madre de Ruby.

La estructura de la obra está bien llevada, adecuándose muy bien el ritmo a la historia que se pretende contar y a la extensión de la misma. No obstante, la sensación que deja la obra es que la premisa y el tema no terminan de aprovecharse por completo. Parece que la idea hubiera permitido profundizar mucho más en un problema psicológico muy interesante que encaja muy bien con el ambiente tétrico y de terror que la autora pretende darle. El problema es que la historia es demasiado corta y se queda muy superficial para todo lo que podía haberse aprovechado.

Un dibujo terrorífico.

Del apartado gráfico se encarga Leila Leiz. El dibujo encaja muy bien con la historia que se pretende contar. Las primeras páginas consiguen introducir en el lector la sensación de terror sobrenatural que le acompañara durante toda la historia. En ellas se ve a Ruby siendo pequeña, mirando fijamente un jarrón. Los dibujos del objeto comienzan a mutar mostrando rostros malvados que aterrorizan a la niña. El arte de estas escenas consigue su objetivo a la perfección.

El estilo artístico de Leiz encaja muy bien con el tono de la historia. Un trazo definido sin demasiado detalle que sirve para transmitir cierta sensación de descontrol de lo que ocurre en la historia.

También hay que destacar los fondos y segundos planos de las viñetas, llenos de detalles y objetos que otorgan un toque ambiente a casa encantada que funciona muy bien con la madre de Ruby y su extraña obsesión.

Para terminar con el dibujo, hay que hablar de la estructura de viñetas. Si bien es algo que no destaca en gran parte de la obra, las primeras páginas con las escenas del jarrón tienen una composición muy interesante que ayuda a transmitir la sensación de terror, a la vez que sirve como una genial presentación ante lo que la obra pretende.

El color de la posesión.

Del color también se encarga Leila Leiz, que hace un gran trabajo sin destacar en nada. La artista sabe jugar muy bien con los tonos, primando los fríos y oscuros en lo relacionado con la madre de Ruby, mientas que presenta tonos cálidos y más intensos fuera de esta relación madre e hija tan tóxica.

Conclusión

Horde es una historia autoconclusiva que sirve para pasar el rato. Creo que la idea da para mucho más y que se ha desaprovechado para hacer una historia quizás demasiado corta y que no aprovecha todo el potencial de un tema bastante interesante. Además, la justificación del elemento terrorífico de la historia es muy flojo como para tenerlo en cuenta.

Dicho todo esto, da la sensación de que Marguerite Bennett ha contado la historia que quería contar, ni más ni menos. La sensación que me ha dejado esta obra es que no es que se haya desaprovechado una idea con unas premisas interesantes, sino que es justo tal cual tenía la idea en su mente que ha plasmado en este tomo. Y por una parte me parece bien que este cómic sea solo eso: una historia de terror entretenida. Pero por otro lado, tengo la curiosidad de saber que se podía haber hecho con una trama así más trabajada y desarrollada.

Tampoco ayuda el impactante inicio con la escena del jarrón (se ha mencionado varias veces, pero es que es posiblemente lo mejor de Horde). Dicha presentación extiende cheques que la obra no puede pagar, y eso el lector lo nota.

El dibujo de Leila Leiz es muy correcto. Cumple su función sin destacar en nada en particular, pero siendo un buen trabajo. Y lo mismo ocurre con el color. Está muy bien trabajado, pero ningún detalle que merezca una mención especial.

Dejando claro que Horde me ha sabido a poco, supongo que es un libro que puede leer cualquier tipo de lector, desde los veteranos hasta las personas mas nóveles. En cuanto a si lo recomiendo, creo que ahora mismo el mercado tiene mejores cosas que ofrecer. Pero lo bueno que tiene este tipo de aficiones es que para gustos colores, asique no dejes de echarle un ojo en tu tienda de confianza.

 

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