El tomo número 6 de The Wicked & The Divine continua con el arco de Fase Imperial que comenzó en la anterior entrega. Norma Editorial continua editando la aclamada saga de dioses y música escrita por Kieron Guillen y dibujada por Jamie McKelvie. Matthew Wilson les acompaña al color.

Este tomo está compuesto por 168 páginas publicadas en formato rústica a todo color.

Tras los acontecimientos sucedidos en Imperio Final Primera Parte, este tomo comienza con la presentación de un nuevo (y peligroso) romance entre dos miembros del Panteón. Mientras, Baal enseña a Minerva a controlar sus poderes para defenderse, las tres Nonas investigan sobre una extraña máquina creada por Woden.

Tras los problemas causado por Sakhmet en el número anterior, los dioses se movilizan para pedir su participación a Morrigan, quien se encuentra refugiada en el inframundo sin intención de intervenir en los problemas de los dioses y los mortales. Por no hablar de los problemas amorosos que tiene con Baphomet.

Por otro lado, este tomo profundiza por fin en la historia de Woden, uno de los dioses más misteriosos del Panteón. Y para terminar, Imperio Final Segunda parte presenta uno de los cliffhangers más importantes de la serie.

Los hilos que tejen The Wicked & The Divine

Kieron Guillen sabe tejer historias. El guionista lo ha ido demostrando número tras número. Con paciencia y un excelente control del ritmo, ha ido guiando al lector a través de la historia para dejar que se sorprenda y vaya uniendo los fragmentos de secretos que no ha querido revelar.

Este tomo es una muestra más del excelente trabajo que ha ido creando. Y es que de forma muy inteligente ha cogido a un grupo de chavales y les ha dado el poder de los dioses. Los ha empoderado, convirtiéndolos en divinidades por encima de cualquier persona. Y después de todo esto, ha mostrado poco a poco como la divinidad no anula al ser humano que la porta. Ha dejado ver los fallos, sentimientos y miedos de los personajes hasta convertirlos en poco más que adolescentes que creían comprender el mundo para despertar descubriendo que no saben nada.

El guionista consigue reflejar perfectamente las dudas, los miedos, las preocupaciones y, en definitiva, todos los sentimientos propiamente humanos que tienen los dioses del Panteón, demostrando a sus propias creaciones, y a los lectores, que el poder no anula la esencia de las personas.

Además, en Fase Imperial. Segunda parte se profundiza en ciertos personajes que hasta el momento han tenido un segundo plano en la historia. Algunos de estos son el propio Woden, Sakhmet, Dionisio, y ligeramente Minerva. Ir conociendo poco a poco a los dioses hace que el lector vaya conociendo poco a poco a las deidades que forman el Panteón. Todo sin olvidar de Perséfone, la última diosa revelada que toma un importante papel en la historia hasta ahora.

Dibujo y color: la gran potencia de la serie

El guion de la serie es muy disfrutable. Buen ritmo, una historia bien construida y original, personajes interesantes y una premisa cuanto menos llamativa. Pero creo que todo lector podría reconocer que lo que más llamó su atención cuando cogió un tomo de Wicked & The Divine fue su apartado artístico.

Y es que desde la propia portada esta serie te invita a curiosearla como mínimo. El estilo de dibujo es muy llamativo, tanto por el estilo de Jamie McKelvie como por el color de Wilson. Incluso que lo que más llama la atención de primeras es el uso del color y la paleta escogida por el artista.

A esto se le debe añadir una impecable narrativa visual y una estructura de viñetas heterogénea que hace que las páginas sean todo lo contrario a repetitivas. El artista juega con todo tipo de composiciones de viñetas, mezclando páginas llenas de viñetas con otra con apenas dos o tres. Y además algunos splash pages que enfatizan la acción y los acontecimientos ocurridos.

El dibujante consigue darle la intensidad adecuada a cada viñeta, fiel reflejo de la intención del guionista. Este tándem ha sido capaz de compenetrarse a la perfección para dar lo mejor de sí en una historia increíble.

Para increíble el color de Wilson

La paleta de colores que utiliza, junto con su forma de utilizarlo, da la esencia a The Wicked & The Divine. Por ver algunos ejemplos claros, el color de Wilson da la esencia a varios personajes: Woden, Dionisio y Amaterasu son algunos de estos casos en los que el color da la personalidad a los dioses. De esta forma el colorista deja de ser un pero colaborador, y se convierte en otro artista que participa de forma activa en el desarrollo y elaboración de la serie.

Es muy posible que el acierto de Wilson fuera el elegir una paleta de colores intensos estilo pop para una historia de dioses, relacionados generalmente con situaciones y temas solemnes, con colores menos intensos y monótonos. Desde luego ese contraste entre nuestra idea de los dioses (en cuanto al color se refiere), y los utilizados para la serie dan un punto de frescor y llaman la atención.

Fin de la Fase Imperial.

Este tomo «concluye» el arco titulado Fase Imperial. El entrecomillado es importante, dado que mas que terminar algo, no hace sino abrir nuevos interrogantes. Y es que está segunda parte está llena de sorpresas para el lector. Es posiblemente uno de los números más frenéticos en cuanto al ritmo y a la cantidad de sorpresas que no permiten al lector dejar de pasar páginas.

Además, en Fase Imperial. Segunda parte se profundiza sobre dioses más secundarios, teniendo su papel en esta gran batalla de dioses. Así es el caso de Dionisio y Sakhmet. Por no hablar de Woden, de quien por fin se da a conocer su origen como Dios.

Este tomo sin duda prepara al lector para los últimos tres números de The Wicked & The Divine. El principio del fin. Con un montón de despiadadas sorpresas presentadas como solo Guillen sabe.

En cuanto al apartado artístico, McKelvie y Wilson mantienen el nivel como llevan haciendo toda la serie. Son clave en esta historia. Y ellos lo saben y se toman su trabajo muy en serio. Desde el estilo, la estructura de las viñetas, las escenas de acción, los colores con que juegan y cambian la realidad para facilitar al lector entender lo que ocurre… ambos forman un robusto equipo artístico con el que muchas grandes historias quisieran poder contar.

Sólo quedan tres números. El final de esta increíble serie se acerca. Y sospecho que nadie está preparado para lo que tiene que decir. Por ahora, sigo recomendándola sin duda.

 

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