M.O.R.I.A.R.T.Y Imperio Mecánico, es un cómic europeo autoconclusivo escrito por Fred Duval y Jean-Pierre Pécau a dos manos. Al dibujo nos encontramos con Stevan Subic. Norma Editorial es la encargada de traer a nuestro país este cómic que mezcla acción, intriga, máquinas steampunk y la genial pareja de detectives Sherlock Holmes y John Watson.

En este cómic se presenta un clásico caso de Sherlock Holmes, pero con un montón de elementos que lo diferencian de las clásicas novelas. En M.O.R.I.A.R.T.Y, se presentan diversos casos que acaban por ser distintas piezas de una misma trama. Una partida de póker amañada, la desaparición del querido profesor Jekyll, o la modificación del testamento justo antes de la muerte de inventor e investigador Alfred Nobel.

Aquí ya se aprecia algunos de los guiños que los autores han realizado a lo largo de la obra.

También hay que tener en cuenta, que la acción transcurre en un Londres Victoriano de final de siglo bastante cambiado. La revolución Industrial ha avanzado mucho en esta obra, y el steampunk predomina tanto en la ambientación como en la trama.

M.O.R.I.A.R.T.Y es una obra que refleja a la perfección la esencia del personaje y del mundo que construyo Arthur Conan Doyle (ha excepción de toda la parte Steampunk, claro está). Todos los personajes de la saga del detective más famoso hacen acto de presencia: desde Mycroft, quien tiene un peso importante en la trama, hasta la señorita Hutson o el inspector Lestrade.

Ambientado tras el incidente en las cataratas del Reichenback, Sherlock asegura que el Napoleón del Crimen Moriarty está muerto. Nadie podría sobrevivir a una caída así. Pero a pesar de todo, las pistas llevan a Sherlock una y otra vez al regreso de su archienemigo. ¿Es posible que aquel al que llaman maestro halla regresado de entre los muertos?

El guion de M.O.R.I.A.R.T.Y

Fred Duval (Nenúfares negros) y Jean-Pierre Pécau (La sombra roja) son los encargados de trazar todos los hilos de este gran caso del Detective Sherlock Holmes.

El trabajo del guion es excelente. Los autores consiguen que diversos casos en apariencia independientes, encajen muy bien para entrelazar los hilos de un gran caso que se encuentra orquestado por el malvado profesor Moriarty. Pero, ¿Es esto posible?

Los autores consiguen crear una aventura que engancha al lector de forma inevitable. Las diversas tramas se van uniendo poco a poco, presentadas con un ritmo que permite al lector seguirlas sin demasiadas complicaciones, pero manteniendo el suspense.

A esto hay que añadirle la gran cantidad de guiños que aparecen, algunos de los cuales forman una parte importante de la trama. Esto es un regalo para el lector general, y para el particular que sea amante del detective más famoso del mundo, dado que muchos de estos guiños son referencias a historias pasadas de Sherlock Holmes.

También cabe destacar la gran labor que han realizado en cuanto a la adaptación de personajes. Todos los personajes destilan la esencia de Conan Doyle, dándole a la serie una gran sensación de fidelidad con el cómic.

Un dibujo demasiado victoriano

Stevan Subic es el encargado de ilustrar esta historia detectivesca ambientada en un Londres cercano al siglo XIX con un contexto Steampunk.

El estilo de Subic cumple su función, si bien «emborrona» el gran guion de M.O.R.I.A.R.T.Y. El dibujante utiliza un estilo extremadamente sucio, que si bien le da un toque victoriano, genera confusión en cuanto a la narrativa, la acción y los personajes.

Lo mismo ocurre con los fondos de muchas viñetas. Parcas en detalle y utilizando sutiles siluetas para dar sensación de gentío. Estos recursos impactan al tratarse de un cómic europeo, donde una de las principales características del género es el detalle y cuidado que se tiene en las ilustraciones y en la calidad general de la obra.

Sin que sea un mal trabajo, es cierto que impacta y dificulta la narración, especialmente a la hora de reconocer personajes. Este punto es, sin duda, la peor parte de una obra muy bien cuidada.

El color de Londres

En contraposición con lo anterior, nos encontramos con un color bastante bien trabajado. Las oscuras calles de Londres contrastan a la perfección con las luminosas habitaciones donde se reúnen la gente pudiente de la ciudad.

En relación con los personajes, puede considerarse que abusa ligeramente de los sombreados, lo que no acaba de ayudar a los de ya por sí confusos rostros.

No obstante el color sigue cumpliendo de forma muy correcta su cometido, destacando en la ambientación.

The End ?

M.O.R.I.A.R.T.Y es un cómic europeo que rescata la esencia de Sherlock Holmes, el detective más famoso de todos los tiempos, y consigue combinarlo con una ambientación steampunk acompañada de una gran cantidad de guiños y homenajes a la época y a las propias aventuras del detective.

La trama elaborada por Fred Duval y Jean-Pierre Pécau está muy bien construida y ensamblada, lo que obliga al lector a estar enganchado a la obra en todo momento.

Y es que M.O.R.I.A.R.T.Y es una combinación de thriller que rezuma la esencia de Sherlock Holmes, combinado con una trama que consigue aunar elementos clásicos y modernos. El doctor Jekyll (y Mr. Hyde) y la revolución industrial exagerada hasta el ámbito del Steampunk son algunos ejemplos. Y todo en la medida en la que cualquier lector pueda disfrutar de la obra.

Hay que tener en cuenta, y esto es bastante importante, que cuando se mete el género steampunk, las cosas se van a exagerar más de la cuenta y la obra va a perder parte del realismo. Esto es todo lo contrario a la bibliografía de Sherlock, cuya ambientación realista ha llegado a generar dudas sobre la existencia real del detective. Y en esta ocasión se va a tener que enfrentar a situaciones que, si bien pueden pasar por posibles, digamos que son poco ortodoxas científicamente. Esto no es malo per se, pero hay que saber que esperar de esta obra. Y si bien es muy fiel a la esencia de Sherlock Holmes, dista en cuanto a realismo.

Como ilustrador tenemos a Stevan Subic. Y aquí nos encontramos con la peor parte de M.O.R.I.A.R.T.Y. De primeras porque la increíble portada que presenta la obra dista mucho con el estilo de dibujo que uno se encuentra al abrir sus páginas. Mientras que en la portada tenemos un estilo de dibujo tranquilo y bien definido, con bastantes detalles, las viñetas presentan otro muy distinto. Y no es solo que tenga menos calidad (algo que suele ser normal entre la portada y las ilustraciones del interior), sino que el estilo del trazo cambia por completo. Y dificulta seguir la narración y reconocer la acción y los personajes, dos características que me parecen fundamentales en un cómic.

Conclusión

Salvando este punto negro dentro de la obra, sin duda la recomiendo a todo el mundo. Me parece una obra muy entretenida y bien trabajada. Además puede servir como punto de inicio para aquellas personas que no hayan leído cómic en general, o cómic europeo en particular.

Sin duda una gran obra, pero, ¿ha terminado? En principio es un tomo autoconclusivo, pero el final puede hacer que el lector se incline a pensar que los autores tienen alguna idea guardada bajo la manga. Habrá que esperar a resolver este misterio.

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