Guardianes de la Galaxia vol.2: relato delirante arropado por un derroche visualPongamos las cosas claras desde el principio. No se puede hacer una crítica rigurosamente seria de una película de ciencia ficción que incluye chistes sobre zurullos, Pacman y El coche fantástico. No, no y no. Así que asumamos desde el principio que cualquier comentario sobre "Guardianes de la galaxia vol. 2" va a acabar por contener alguna inconveniencia, esperemos que graciosa, y sigamos adelante.

Había muchas expectativas ante la nueva película del director James Gunn vistos los tremendos resultados de crítica y público del “volumen” anterior: una película adrenalítica con un sentido del humor a costa propia a prueba de bombas. Toooodo el mundo sabe ya a estas alturas que el film era el reverso chistoso de todos esos héroes acartonados de la Marvel que tan serios se tomaban a si mismos en sus películas, con unos problemas filosóficos y morales de empezar y no acabar. Por contra, los personajes de Gunn se reían de todo y de todos, hacían de sus traumas una broma bajo la cual se ocultaba el dolor y se lanzaban como suicidas a los problemas en un derroche de inconsciencia y valor que se movía a ritmo de música setentera de primera magnitud. Un cóctel explosivo que resultó una innovación afortunada y que gustó a todos en general.

Gunn ha tardado tres años en presentarnos la nueva aventura de esos cinco desclasados galácticos, Gamora (la cubierta de verde Zoe Saldana), Starlord alias Peter Quill (o eso quisiera el personaje al que da careto el buenorro….er, digo, el chistoso actor Chris Pratt), Drax el destructor (es decir, el exluchador Dave Bautista) , Rocket (cuya voz original sigue siendo la de Bradley Cooper) y Groot (en versión diminuta pero aún con la gruesa voz de Vin Diesel. A todo esto una cuestión: ¿cómo puede ser que los críticos con enjundia digan que a un personaje con la única frase “Yo soy Groot” le puede dotar el doblador, el ya citado Vin Diesel, de matices profundos? Pues yo, no sé…En fin, será que no le pillo la cuestión al método Stanislavski). Como decía, las expectativas por la nueva película, desgraciadamente para Gunn, eran enormes ante el buen recuerdo de la anterior. Y digo “desgraciadamente” porque pocas veces se puede superar un listón tan alto como el que él mismo se plantó y el señor Gunn, pobre, no lo ha logrado. Eso si, detengan los cuchillos, porque el hecho de que no haya logrado superar su trabajo precedente no quiere decir que la película sea desastrosa o simplemente mala. Ni hablar…peeero, no es tan brillante como la anterior.  Las cosas como son.

Desde el comienzo de la película Gunn, que ha contado esta vez con un presupuesto por las nubes comparado con el de la película precedente, despliega toda su artillería de efectos especiales y nos ofrece una secuencia inicial desenfrenada y desenfadada cuyo gran protagonista es baby Groot al ritmo de Mr. Blue Sky de E.L.O. Homérico, vamos. O un homenaje a lo Bugs Bunny versus Elmer gruñon, cazándose a lo largo de toda una escena aderezada con la música de la Rapsodia húngara de List (jo, que bueno es ese episodio).

La película empieza así con una especie de resumen de lo mejor de la anterior para seguir tras una pausa breve con una huida desmadrada llena de chistes escatológicos. Ya digo, dibus mal hablados en cada esquina.

A partir de aquí la cosa se serena un tanto y entra en escena Yondu que, para asombro de la que esto escribe, se convierte en todo un héroe demostrando el gran carisma que posee ese pedazo de actor nunca lo suficientemente bien valorado que es Michael Rooker (quien quiera estremecerse de miedo y repulsión que se atreva a visionar "Henry, retrato de un asesino" (1986)). Ah, y no nos olvidemos de Ego, ergo, Kurt Russell.  Ay, con lo que me gusta Kurt Russell y aquí, pues bueno, ni fu ni fa. Cumple su papel, sobreactúa cuando le da la gana…Es eficiente, si, pero me lleva a añorar a esos protagonistas que hacía para Carpenter cuando se movía entre extraterrestres comehombres y cárceles futuristas varias.

Guardianes de la Galaxia vol.2: relato delirante arropado por un derroche visual

No es que la parte central en la que aparecen estos dos actorazos sea mala pero es un poco decepcionante. Una parte más relajada, con alguna escena explosiva, eso si, en la que el peso recae sobre los lazos familiares que unen a los protagonistas de la historia. Surgen aquí varias parejas improbables, una masculina y otra femenina, más creíble la primera y menos la segunda, que son las que hacen avanzar la historia junto a otro tema principal de la película: la cuestión de la paternidad a través del personaje de Quill, alias Starlord.

La historieta de las chicas, sus lazos y afectos, no están tan bien resueltos como los de los chicos, tratados con mucha más gracia y también y a la vez, se lo prometo, con más profundidad. En cuanto a Quill, su historia, aunque resuelta con lógica y llevada con soltura, no es tan buena como podía esperarse.

Guardianes de la Galaxia vol.2: relato delirante arropado por un derroche visual

Uno sale del cine con la impresión de que se le ha proporcionado mucha paja sobre los personajes centrales aunque los “secundarios” salen engrandecidos del paso y son los que dan verdadero lustre al film. Las escenas entre Drax y Mantis son graciosas, ridículas a veces y llenas de una emoción que las elevan. Y las que se dan entre Rocket y Yondu van de lo bueno a lo magistral. Pero el hilo conductor del film es fino, poco profundo y no da de si todo lo que podría, sabe a poco, sabe a tránsito, y nos lleva a pensar en el cercano encuentro entre estos guardianes y el resto de los héroes Marvel, que pone los dientes largos solo con imaginarlo y que ha de llegar a no demasiado tardar .

A pesar de ello, ¿cómo no reconocer el encanto del pequeño Groot en alguna de sus apariciones? O esos chistes, que a veces son magistrales (te tiras por los suelos, lo aseguro), pero a veces no están tan bien resueltos como la desaprovechada aparición de Michael Knight, si, el David Hasselhoff de "El coche fantástico". O todo el despliegue de explosiones y colores que inunda la pantalla y  te deja sin aliento.

Guardianes de la Galaxia vol.2: relato delirante arropado por un derroche visual

La película va subiendo en intensidad hasta el clímax final que es otra explosión adrenalítica que concluye la película y que la deja como un capítulo cerrado, aparte, dentro de la  saga de estos héroes. Lo cierto es que la escena final está muy subida de color (mucho, mucho), es excesivamente sentimental y da un poco de vergüenza ajena. Y también da pie para preguntarse si el personaje de Sylvester Stallone (sip, también sale) era tan necesario como la propaganda ha dicho. A mi me parece que para una frase decisiva que tiene lo mismo podía haberla dicho otro pero, bueno, ellos sabrán.

Resumiendo, nos encontramos ante un relato delirante, arropado por un derroche visual único, cuyo argumento se desliza entre el ridículo y lo sublime y que solo se salva gracias a unos personajes siempre en estado de gracia. Al dar mayor peso a lo sentimental, a los problemas y traumas individuales de cada miembro del grupo, la película llega a dar algún patinazo que, por suerte, nunca llega a accidente. Todo ello debido a unos caracteres perfectamente definidos desde la película anterior que conocemos, apreciamos y se mueven a sus anchas por la pantalla.

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Gracias a ese precedente exitoso, Gunn se permite en esta nueva entrega el lujo de crear una space opera que toma como modelo los gozosos y evasivos modelos de los años 30 y que, efectivamente, emplea la música como elemento de enlace entre las diversas historias y las diversas escenas. Gracias a la magnifica banda sonora llena de temas de los años 60 y 70 del siglo pasado, Gunn da mayor cohesión a toda la trama y subraya los temas que quiere destacar de la misma (snifff, que triste me puso el "Father and son" de Cat Stevens, lo reconozco). Además el lanzamiento del dichoso "Awesome mix vol 2" fue un elemento de marketing de primer orden para la película, reforzando la vocación “merchandaisingsta” de la película (los de la Disney estarán babeando pensando en los baby Groot que van a vender estas navidades).

Más allá de los ingresos por las ventas previsibles, la música del film permite a Gunn llevarnos de forma fluida desde el principio hasta el fin de la misma, de una forma nunca forzada y muchas veces hermosa. Si alguien se anima a indagar más sobre el tema le remito a la lista de temazos que contiene y que apareció hace unos días en esta misma página web.

Respecto al casete decir solo una cosa más que no puedo callar: Gunn, ¡¡¡asesino!!! Se ve que la música de los 70 ya no es suficiente para ti… Me remito a la película para la comprensión última de esta frase que no pienso explicar y cuyo origen casi me causa un trauma. Con lo bonitos que son los walkman. Ay, que nostalgia…

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Si, nostalgia de lo pasado y de la pasada película porque, aunque el vol. 2 es un perfecto entretenimiento, muy divertida a ratos y siempre derrochando desparpajo, no acaba de tener la chispa que tuvo la anterior. Quizás también tenga algo de culpa en ello la ausencia de Nicole Perlman, coguionista junto a Gunn en el primer film. Con él, quizás las diversas historias de los personajes hubiesen podido tener más cohesión y no hubiesen ralentizado el avance de la trama en la parte central. Al ir en solitario Gunn ha preferido ir sobre seguro, crear escenas muy buenas que divierten o emocionan pero que, juntas, no dan una total coherencia a la película.

A pesar de ello el resultado es una muy buena película a nivel visual, con un despliegue de colores que más de una vez te dejan anonados con su derroche de belleza, con un despliegue de temáticas muy reconocibles como la amistad, el valor, la familia, la paternidad, la valía propia, etc., que confluyen en una épica propia reconocible que conforman el ideario de estos Guardianes de la galaxia al que se han sumado todas las versiones musicales que las películas incluyen, temas que nos llevan de la alegría a la reflexión, que emocionan y nos hacen volar hacia las estrellas.

Ay, una buena película, si… pero no magistral. Pena. Le falta ese algo que si tenía la primera. Ese ye ne se cuá. Vosotros me entendéis, ¿no?

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Eidian
Recuerdo que escribí mi primera poesía recién operada de apendicitis. Desde entonces odio los hospitales y adoro la escritura. Hasta hoy han pasado dos carreras (historia del arte y náutica, ahí es nada), estudios varios, música coral, trabajos mileuristas, cuentos publicados y postales acumuladas (si, eso colecciono) y he regresado hace poco a esta página donde comencé a escribir críticas literarias. Cosas malas, buenas y superiores. La vida misma.

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