Vigil: Conspiración nuclear

La maldita manía peninsular de cambiar los títulos originales a casi todo sigue haciendo estragos. Y lo consigue a su manera: haciendo parecer que un producto audiovisual muy prometedor parezca una serie o una película de media tarde o de fin de semana, de esas para ver con la batamanta puesta mientras se dormita en el sofá. A quién haya comenzado esto habría que exorcizarlo y quemarle sus huesos, pero a aquellos responsables de continuar este camino, sin duda, los sometería a las peores torturas y más lastimosos castigos si de mí dependiera. Suerte que tienen.

‘Vigil’ (Movistar +) no necesita subtítulos idiotas impuestos por anormales para ser una serie que, con solo un capítulo emitido, pueda ya conseguir captar poderosamente nuestra atención. Lo hace por varios motivos.

‘Vigil: conspiración nuclear’ aúna investigación policial, conspiración y geopolítica

El primero es porque ‘Vigil’ huele a esas películas de submarinos dónde el agobio de los personajes encerrados en un buque a cientos de metros bajo el mar sí consigue traspasar la pantalla. La producción inicial es poderosa y, aunque se perciben algunos truquillos, sí nos queda claro que estamos inmersos en un ambiente claustrofóbico en el que las intimidad de cada uno es un bien escaso y, por ende, los secretos son también abundantes.

En segundo lugar, este secretismo incrementa su interés cuando, en medio, se mezcla el crimen, la delincuencia y la corrupción. Más aún, cuando, paso a paso, vamos viendo cómo nadie es quién parece ser. Las relaciones se vuelven difusas, las amistades son relativas, y las alianzas pueden llegar a ser muy volátiles. Desde luego, esto le da a la trama un potencial de juego con las sorpresas que me tiene deseoso ante la emisión del próximo episodio (el 20 de septiembre me tendrán, puntual, ante la pantalla).

Un tono narrativo que recuerda a las películas de la Guerra Fría

El tercer motivo es el reparto dónde, como es de esperar en el equipo de creadores de ‘Line of duty’ encargado también de esta serie (si no la has visto aún… ¡deja de leer esto y corre a verla!), brilla ante los ojos del espectador Martin Compston (Burke). Él es la pieza a partir de la cual, desde el inicio, parece sostenerse una red de engaños, ocultaciones y polisemias, de momento, muy bien construida y equilibrada.

Sobre esta red, dos policías civiles llevarán a cabo una investigación. Lo harán rodeadas de militares que, circunspectos, les pondrán no pocas trabas. En tierra está mi idolatrada (amada, incluso, con permiso de Kit) Rose Leslie, quién interpreta a la intuitiva y valiente Kirsten Longacre. En el submarino, Suranne Jones (‘Dr. Foster’) da vida a la sagaz y concienzuda Amy Silva quién deberá enfrentarse a los más oscuros secretos de la tripulación en tres maratonianos días de trabajo policial.

Y, como cuarto motivo, personalmente, elijo el guion de Tom Edge. Es verdad que adolece quizás de cierta precipitación a la hora de poner todas las piezas en el tablero, pero lo consigue con plena solidez narrativa, coherencia y tensión. Logrando, por lo menos en quién esto escribe, que esté deseoso de ver el próximo capítulo y saber qué pasará.

‘Vigil: conspiración nuclear’ (Movistar +) nos embarca en uno de los escasos submarinos nucleares de la Marina británica con la intención de mezclar investigación policial, conspiración y geopolítica. Lo hace con un tono narrativo que recuerda a las películas de la Guerra Fría (Putin aparece en los créditos) y que, yendo como va, nos tiene deseosos de ver y de saber más. Crucemos los dedos porque lo visto crezca y se consolide en nuestras pantallas.

Nota: 7/10

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Fco. Martínez Hidalgo
Filólogo, politólogo y proyecto de psicólogo. Crítico literario. Lector empedernido. Mourinhista de la vida.

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