Sandman

Algunos psiquiatras les atribuyen también la función de asimilación de sucesos traumáticos, esperanzas o miedos, que, contenidos y reproducidos en los sueños, tienden a perturbar menos nuestra mente cuando estamos despiertos.

En la obra capital de Neil Gaiman, “Sandman”, el personaje protagonista es precisamente Sueño, la representación antropomórfica de todos los ensueños humanos, quien crea –o sostiene y derrumba- reinos habitados por sus propias creaciones oníricas, y otorga o suprime nuestra habilidad para jugar con nuestra mente mientras estamos dormidos. Sueño es uno de los eternos hermanos –junto a Destino, Muerte, Destrucción, Deseo, Desespero y Delirio-, y a menudo elige ser representado por una figura humanoide de tez muy pálida, cuencas negras como pozos sin fondo en vez de ojos, con un enigmático brillo en ellos como contraste, y vestiduras negras, que en ocasiones cambia según su estado de ánimo o el entorno que le rodea.

Recibe muchos nombres, como cualquier deidad que se precie, y su presencia ha sido reclamada como Rey de los Sueños, Morfeo, Oneiros, el Formador, el Príncipe de las Historias, el Arenero, Kai´Ckul… pero siempre es él, aquel que domina el reino de los sueños. Como cualquier deidad poderosa, Sueño tiene acólitos, responsabilidades, enemigos y… una vida personal, como cualquier ente consciente de sí mismo.

Portada de Sandman 4: Estación de nieblas“Sandman: Estación de nieblas” (ECC), la cuarta entrega de la serie, es uno de los volúmenes en los que se nos muestra un Sueño más vulnerable y responsable, más alejado de la cólera y la prepotencia que lo dominaban antaño. Por fin, Sueño siente el peso del pasado y se ve a sí mismo de forma tan clara que no puede evitar actuar.

El mayor de los eternos, Destino, tras un encuentro nada casual con las Parcas en su jardín, decide convocar un cónclave de hermanos, durante la cual Sueño hablará, entre otros, con la encantadora Muerte, la más querida para nuestro protagonista. Será precisamente ella quien le recrimine un episodio de su pasado, momento que desencadenará los acontecimientos que narra este volumen.

Hace diez mil años, Nada, Reina de la ciudad de cristal y enamorada de Sueño, fue castigada por él con una estancia perpetua en el Infierno, al negarse a convertirse en su reina. Muerte le reprocha en la reunión de hermanos su colérica acción irreflexiva, y le empuja a enmendar su error. Sueño siente entonces la punzada del remordimiento, y decide descender al Infierno para liberar a su antigua amante.

El Infierno está gobernado por Lucifer «Estrella del alba», quien odia a Sueño desde que este le ridiculizó ante los millones de demonios que pueblan sus tierras, así que la bienvenida no será precisamente amable. Sueño espera tener que luchar contra miríadas de enemigos para liberar a Nada, y es consciente de que podría ser derrotado y destruido. Pero la responsabilidad le empujará a descender a los abismos de los condenados.

La realidad será muy diferente y bastante más intrincada y peligrosa…

“Sandman” es una obra repleta de referencias históricas y literarias, y bebe con generosidad de numerosas fuentes, pero se presenta ante el lector en un envoltorio original, único, que nos despierta una sensación de maravilla, de asistir a algo indispensable. Por supuesto, el arte y la ciencia del ser humano se han combinado a lo largo de los tiempos para alumbrar creaciones que han inspirado otras, algunas de ellas superiores al original. “Sandman” está escrita con un lenguaje propio, por mucho que utilice escenarios y personajes tanto del remoto pasado como la iconografía y las referencias culturales de estos convulsos y confusos tiempos actuales. Y no diré que su estilo sea superior a tal o cual obra –aún cuando hubiera algo con qué comparar este cómic-, pero sí que nuestro instinto se percata de que estamos ante algo especial.

Precisamente este cuarto tomo es uno de los mejores de la serie guionizada por Gaiman a nivel narrativo, nos permite conocer con bastante detalle el universo en el que se mueve Sueño, y cuál es su papel como parte de los Eternos. Las mitologías y leyendas ancestrales se unen a las referencias actuales a la cultura del ocio y al panteón religioso de buena parte del globo, para formar una mezcla explosiva que funciona por sí sola y crea nuevas formas de disfrutar de los mimbres históricos de los que se nutre “Sandman”.

SandmanMentar el término “perfección” quizá sería demasiado sencillo y manido, aparte de completamente falso, ya que en realidad, se trata de una palabra profundamente relativista, cuyo significado depende de la misma mirada poco objetiva de quien percibe algo determinado. En mi opinión, si no “perfecto”, este volumen de “Sandman” es grandioso, una de las obras que regalaría a alguien que opinase que el cómic es un arte de segunda o tercera categoría. Y eso es mucho decir…

A los mandos del dibujo tenemos a Kelley Jones, Mike Dringenberg, Dick Giordano, Malcolm Jones III, y P. Craig Russell, quienes consiguen en general un estilo quizá más limpio y concreto que en otras entregas, pero que conserva plenamente la coherencia visual de la serie. Sin embargo, no puedo evitar pensar que esta labor, aunque esencial para la percepción del lector, es secundaria ante la maestría seductora del guión de Gaiman. Lo siento por los dibujantes, en serio. Neil es mucho Neil.

La edición de ECC me encanta, en tapa dura y con la calidad que puede esperarse de una saga fundamental en la historia del cómic. Un volumen que el mismo Lucien guardaría con mimo.

Si aún no os habéis acercado a “Sandman”, no sé a qué esperáis, francamente…

Podéis leer nuestra reseña sobre «Sandman 3: País de Sueños«, y sobre «Sandman 5: Juego a ser tú«.

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Alejandro Serrano
Cofundador de Fantasymundo, director de las secciones de Libros y Ciencia. Lector incansable de ficción y ensayo, escribo con afán divulgador sobre temáticas relacionadas con el entretenimiento y la cultura cercanas a mis intereses.

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