Sandman

Puedes decirte a ti mismo: “Este soy yo y aquí estoy”. Puedes definirte con nombre y apellidos, con apodos, ideologías o a través de los ojos y acciones de otras personas, que se reflejan en ti. Puedes levantarte cada día y reconocerte como un ser humano, más o menos cambiante, que camina la mayor parte del tiempo a ciegas hasta que un día, de improviso, dejas de existir.

Puedes definirte como un tiempo vital determinado, durante el que respiras, actúas, eres. Con suerte descubrirás quién crees ser, qué actitud adoptar ante los demás seres que pueblan el mundo, cómo lidiar con la auténtica soledad que puebla tu corazón, puede que incluso creas conseguir eludirla y quizá mentirte a ti mismo diciéndote que no, no eres en realidad una isla como dicen los filósofos. Que no eres un mero grano de arena en una inmensa y casi atemporal playa, en la que todos somos náufragos de ojos cansados. A veces las mentiras llenan corazones, envueltas en papel de regalo y con un lacito que las corone. Y no hay mejor embaucador que uno mismo, tenlo por seguro.

Puedes decirte a ti mismo: “Este es mi mundo, este es mi legado, no moriré de veras, viviré en otros”. Puedes tener hijos, conocer el amor, la amistad, y dejar tu huella en otros náufragos de piel arrasada. Puedes decirte que serás eterno, que nuestro Sol jamás agonizará y tu herencia permanecerá viva, adoptando otras formas y sentidos, aunque sea diluida. Una celda de la inmensa colmena humana.

Portada de Sandman 5: Juego a ser túPero lo cierto es que no es tan sencillo. Por muchas posesiones que acumulemos, sean materiales o construcciones mentales, por mucho que el superego nos mienta y nos adule, los seres humanos somos hijos del otoño; por muy alto que trepemos o por muy fresca y vivificante que sea la brisa que nos acaricie en la cumbre de la copa, un día caemos al suelo. Inermes, con la piel arrasada por el sol, sin apenas vida, tan sólo esperando la muerte, que nos unirá de nuevo con el planeta. Un sistema casi cerrado que se retroalimenta, que crea criaturas que más tarde utiliza para sostener un reino siempre titubeante y cautivo de la gravedad. Orgulloso de sí mismo, pero una mota de polvo en el vacío interestelar; como nosotros mismos dentro de nuestro propio y diminuto mundo.

Pero, mientras el otoño llega, tenemos los sueños. Tenemos la playa. Compartida con otros granos de arena, con los que rozamos día a día. Y la brisa del mar.

Los sueños comienzan ni bien nacemos. No importa si estamos en la vigilia o Morfeo nos acoge en sus brazos: soñamos. Inventamos un mundo que poblamos con nuestras criaturas, con nuestras coordenadas vitales, con una visión alterada de nosotros mismos y de los demás. Y que tiene vida propia, evoluciona incluso sin que lo alimentemos. Algunos de estos sueños influyen más que otros en nuestra vida consciente, pero lo cierto es que la verdad sobre cada persona es relativa. Y la mente es nuestro último reducto, el único lugar en el que nos permitimos ser como deseamos. Donde nos mentimos con más ahínco; donde conservamos aquello que la vida se empeña en que descartemos. Donde podemos ser aún niños egoístas pagados de nosotros mismos.

Precisamente en “Sandman 5: Juego a ser tú” (ECC) , Neil Gaiman se atreve a inmiscuirse en el reino más personal de uno de sus personajes, gracias a lo cual nos mostrará cómo Morfeo influye en los seres humanos y sus creaciones oníricas. Algo viaja de un estado de la existencia a otro, y acarrea consecuencias en ambos…

En esta ocasión, Gaiman compone una historia autoconclusiva que se entreteje con el universo de la serie pero al mismo tiempo tiene una voz única, con personajes específicamente creados para la ocasión, que sirven para mostrarnos cómo almacenamos nuestros sueños, nuestro particular cofre de las mentiras. Bajo la apariencia de un cuento suburbano, de coordenadas específicamente estadounidenses pero con un sutil barniz de mitos clásicos y algunos personajes que no son lo que parecen, el guionista nos regala un punto y aparte de la serie, alejado de los grandes salones y revelaciones, centrado en lo íntimo. Y como suele suceder con “Sandman”, funciona como historia.

SandmanTodos habitamos un puñado de arena en la mano de Morfeo… y nos parece una interminable playa repleta de calas, de maravillosa belleza. Pero, ¿qué somos para él? ¿Hasta qué punto tiene en cuenta nuestras mentiras? ¿Permitirá que ellas nos sobrevivan?

El dibujo de Shawn McManus, Coleen Doran, Bryan Talbot y Stan Woch, junto con el entintado de Daniel Vozzo, es bastante más definido que en otras entregas de la serie, más centrado en los personajes y menos en el decorado, a menudo un simple fondo de color sutilmente definido por breves trazos que tan sólo dan una idea de escenario vago y sin importancia. Aquí sólo importan las historias individuales, y tanto el guión de Gaiman como el dibujo lo gritan a las claras.

Precisamente los personajes llenan cada viñeta de forma continua, a veces como primeros planos y en ocasiones como un grupo coral, pero arrinconando siempre al decorado, no dejando opción al lector para que advierta que, en realidad, la lucha de los protagonistas es en realidad un fútil esfuerzo. Ellos mismos están centrados en su propia historia, obsesionados con ella, y apenas reparan en el resto.

Las preciosas ilustraciones de la galería de imagenes con que ECC completa este tomo corren a cargo de Eddie Campbell, Rick Berry, Michael Zulli, Geoff Darrow, Simon Bisley, Jamie Hewlett, Mark Chiarello, Alex Ross, Bill Koeb, Mike Mignola, Malcolm Jones III, Kelley Jones, Jon J. Muth y Jeff Smith, centradas casi en exclusiva en el propio Sueño, tienen cada una un estilo único, y componen una visión poliédrica de Morfeo y de su papel en el universo creado por Gaiman.

En fin, lectores… merece la pena perderse en este quinto volumen.

Podéis leer nuestra reseña del anterior volumen en «Sandman 4: Estación de nieblas» y del siguiente en «Sandman 6: Fábulas y Reflejos«.

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Alejandro Serrano
Cofundador de Fantasymundo, director de las secciones de Libros y Ciencia. Lector incansable de ficción y ensayo, escribo con afán divulgador sobre temáticas relacionadas con el entretenimiento y la cultura cercanas a mis intereses.

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