Little Nightmares III cambia de estudio pero continúa su propuesta de terror de forma sólida, manteniendo la esencia del miedo infantil con un nuevo ingrediente: el cooperativo. ¿Listos para entrar juntos en la pesadilla?
La historia de Little Nightmares III comienza fuera del juego. Durante años, la saga fue el orgullo de Tarsier Studios, un pequeño equipo sueco que conquistó a la crítica y al público con su arte grotesco y su forma de transformar los miedos infantiles en puro videojuego. Las aventuras de Six, la pequeña niña de chubasquero amarillo, y Mono el chico de la bolsa de papel de la segunda entrega ganaron un montón de fans, por lo que era lógico que esta tercera entrega fuera muy esperada.
Sin embargo, todo cambió cuando el grupo Embracer adquirió Tarsier Studios en 2019. La compra trajo un giro inesperado: los derechos de Little Nightmares no pertenecían al estudio, sino a Bandai Namco, quien decidió conservar la licencia. Así, con Tarsier fuera de juego, Bandai Namco necesitaba a alguien capaz de mantener viva la pesadilla. El elegido fue Supermassive Games, expertos en terror narrativo gracias a títulos como Until Dawn, The Dark Pictures Anthology o The Quarry. Al igual que pasa con los juegos de esta compañía, el resultado final es bueno, pero la experiencia final te deja un regusto ligeramente amargo. La sensación de que se podría haber hecho un poquito mejor, de haber ido un poquito más allá… Pero de esto hablaremos más adelante.
Little Nightmares III no solo quiere hacerte sentir miedo. Al igual que con las dos primeras entregas, quiere hacerte sentir vulnerable, confundido y, por primera vez, acompañado.
Una pesadilla a dúo
Low y Alone son los dos protagonistas de esta historia ambientada en La Nada, un lugar sin lógica ni salida aparente. Ambos deben cooperar para recorrer este extraño lugar, sobrevivir a criaturas deformes y a un entorno que parece moverse con vida propia. Este nuevo enfoque cooperativo cambia por completo el tono del juego: ya no se trata sólo de huir, sino de confiar en el otro. Y en un mundo donde todo parece querer devorarte, eso da más miedo que nunca.
Como decimos, la gran novedad de Little Nightmares III es su modo cooperativo. Un modo cooperativo que es exclusivamente online. Algo que es completamente incomprensible, siendo un juego que parece invitar a jugarlo de forma local, junto a un amigo o familiar, mando con mando. Pero por algún extraño motivo, la única forma de jugarlo cooperativo es mediante online. Al menos el segundo jugador puede hacer uso del llamado Pase de Amigo para que no sea necesario que los dos jugadores pasen por caja.
Low y Alone, los nuevos protagonistas
Cada jugador controla a uno de los protagonistas, resolviendo puzles y atravesando escenarios mientras tratamos de que no nos descubran o nos den caza. De vez en cuando tendremos que resolver puzles o acabar con ciertos enemigos. Para ello, cada uno de los protagonistas cuenta con un arma. Low, la chicas de coletas, porta una enorme llave inglesa con la que activar mecanismos. Alone, el chico con máscara de la peste, va armado con un arco con el que puede alcanzar objetivos distantes. Resolver juntos un rompecabezas, avisar del peligro o simplemente correr para salvarse mientras gritas por el chat de voz, genera momentos memorables.
Si decides jugar solo, la IA que controla a tu compañero funciona sorprendentemente bien, aunque pierde parte de la magia del trabajo en equipo. Aun así, Supermassive logra mantener la tensión y el ritmo, con un equilibrio entre momentos de sigilo, pequeñas secciones de acción y escenas que te dejan helado. Los puzles y las plataformas están diseñados para que ambos personajes dependan el uno del otro, logrando un dinamismo que recuerda a los mejores momentos de It Takes Two, pero dentro del tono pesadillesco tan característico de la saga.
El control sigue siendo intencionadamente torpe, como en los anteriores, para reforzar esa sensación de fragilidad. Es frustrante, sí, pero también parte del encanto: en Little Nightmares, no eres un héroe; eres una víctima que intenta sobrevivir. En ocasiones tendremos que movernos con sigilo, y el mínimo ruido supondrá ser descubiertos. En esos momentos, notaremos el latido del corazón de los protagonistas en el mando, un efecto muy resultón que ayuda a aumentar la tensión.
Terror ambiental y simbolismo
Visualmente, Little Nightmares III es un auténtico espectáculo. Su dirección artística sigue siendo inconfundible: escenarios lúgubres y bien detallados, luces que apenas revelan lo justo, y criaturas que parecen salidas de los sueños más turbios de un niño.
La narrativa ambiental sigue siendo el eje central: aquí nadie te explica nada, pero cada rincón cuenta una historia. El simbolismo es menos sutil que en entregas anteriores, y el tramo final arroja aclara bastante el pasado de los protagonistas. La ambientación es simplemente genial, como las demás entregas. Los de Supermassive han sabido entender a la perfección esta saga, y han hecho un trabajo excelente. Por poner algún pero, creemos que las nuevas criaturas no son tan carismáticas como las anteriores… Pero no dejan de ser muy buenas.
Si comparamos el trabajo de Supermassive con el de Tarsier Studios, es justo decir que el nuevo equipo ha sabido conservar la atmósfera inquietante y el tono opresivo que definen a Little Nightmares. Sin embargo, en el proceso se ha perdido parte de la frescura y la originalidad que caracterizaban a las primeras entregas. La mayoría de puzles resultan familiares, y los nuevos monstruos, aunque bien diseñados, no logran causar el mismo impacto tras haber vivido las pesadillas anteriores. Es comprensible: Supermassive proviene de un estilo muy distinto, más centrado en el terror narrativo y cinematográfico. Al terminar la aventura, queda la sensación de que el estudio pudo haberse atrevido a ir un paso más allá, de que había espacio para sorprender un poco más.
Una pesadilla corta, pero intensa
Terminar Little Nightmares III lleva unas cuatro horas, una duración breve pero coherente con lo que propone. Alargar más este tipo de experiencias no tiene sentido. Sin embargo, el sabor amargo llega al ver los créditos: el juego deja abierta su historia con la promesa de un DLC titulado El Secreto de la Espiral, dividido en dos capítulos que llegarán en 2026 y que “aportarán más a la trama”. Es evidente que Supermassive quiere seguir expandiendo este universo, aunque no deja de sentirse como contenido recortado del juego principal.
Pese a ello, lo que hay aquí funciona. El ritmo no decae, el terror es efectivo y el diseño de sonido es una maravilla: cada crujido, respiración o golpe resuena como si estuvieras dentro de un sueño que no puedes controlar.
Little Nightmares III: – Conclusiones
Little Nightmares III consigue mantener viva la esencia de la saga, aportando nuevas ideas sin perder su identidad. La decisión de apostar por el cooperativo cambia las reglas del juego y nos invita a experimentar el miedo desde otra perspectiva: la de no estar solos.
Supermassive Games demuestra que para hacer un buen juego no basta con copiar la formula; hay que entenderla e ir más allá. Este es quizás el mayor punto negativo que encontramos para esta tercera entrega, la falta de ambición. Por otro lado, y aunque la ausencia de cooperativo local empaña un poco más la experiencia, el resultado sigue siendo un viaje angustiante, bello y perfectamente pesadillesco.

✔️ PROS:
- Fiel a las anteriores entregas en temática y gameplay.
- El añadido del cooperativo es muy interesante.
❌ CONTRAS:
- Falta de novedades, poco ambicioso.
- Ausencia de cooperativo local.
🎮 PLATAFORMAS: PC, Playstation 5, Playstation 4, Xbox One, Xbox Series, Switch, Switch 2



























