Es muy, muy difícil, casi imposible, contentar a todo el mundo. Cuanto más popular es un personaje, una franquicia, más difícil es. Es inevitable: cuanto más vemos y sabemos de algo, más rápido nos cansamos, más necesitamos para estar satisfechos. Una gran fama conlleva una gran responsabilidad. Después de “Vengadores: Endagme” (2019), después de más de diez años de UCM, ¿podemos aún sorprendernos? ¿Mirar a la pantalla grande embobados como críos, con los ojos brillantes y una sonrisa que ni la mascarilla puede disimular? ¿Es posible salir del cine hoy con la misma ilusión de la primera vez? “Spider-Man: No Way Home” es prueba de que sí, lo es.

Continuando justo donde lo dejó “Spider-Man: Lejos de Casa” (2019), esta nueva aventura del Peter Parker de Tom Holland gira en torno a las consecuencias de que el secreto de su identidad haya salido a la luz. Para intentar deshacerlo, el trepamuros recurre al Doctor Strange (Benedict Cumberbatch), lo que tiene resultados imprevistos. Viejos conocidos de las películas dirigidas por Sam Raimi y Mark Webb hacen su aparición por obra y gracia del Multiverso y el resultado es prácticamente inmejorable.

“Spider-Man: No Way Home” se las arregla para ser una secuela directa y coherente con lo anterior, una historia novedosa que mira al futuro, y un homenaje lleno de guiños y referencias. Cuesta separar al propio film de la experiencia que supone, las emociones que despierta. Pero “No Way Home” no vive solo de nostalgia y fanservice, tiene identidad propia. Recupera el pasado y refresca recuerdos sin buscar ser un calco pálido de aquello que alguna vez nos gustó.

no way home

Sobre la base de todo lo anterior construye recuerdos nuevos: risas y tragedias, momentos visualmente espectaculares, emocionalmente devastadores o reconfortantes, mágicos en todo el sentido de la palabra. Es un regalo para los fans, considerado y entregado con todo el cariño que evidencian los detalles, cálido como un abrazo en invierno. Y es, también, una gran película por derecho propio, que puede disfrutarse por sí misma. Aunque, claro está, no deja de ser parte de un todo. Solo conociendo ese todo puede apreciarse plenamente el nivel de cuidado y atención que hay puestos en ella.

Se trata, sin duda alguna, de la mejor película y la más redonda de la trilogía dirigida por Jon Watts. Sin embargo, quiero aprovechar este momento para reivindicar a las dos que la preceden. Entiendo los reparos y acepto los defectos que se achacan a esta versión del personaje, pero se propusieron hacerlo diferente y lo han conseguido.

Desde su llegada al UCM en 2016 hemos visto a Peter Parker en situaciones nuevas, posibles por primera vez en live-action, viviendo en un universo enorme, continuamente en expansión, y decidiendo formar parte de él de manera plena. Las conexiones con Iron Man y los Vengadores, su uso de la tecnología, la inmadurez o una supuesta ausencia de problemas… nada de lo que ahora vemos tendría el mismo peso sin todo eso que se le ha reprochado al Spider-Man de Holland.

No tiene sentido volver a ver lo mismo de la misma forma (Si tengo que elegir entre “El Rey León” de 1994 o su remake, es obvio con cual me quedaré. La segunda siempre estará, por definición, a la sombra de la primera), ni tampoco correr para llegar a ese status quo ideal lo antes posible (dos errores que condenaron a “The Amazing Spider-Man”). Ver evolucionar al personaje, crecer y madurar, es una recompensa en sí misma. Por otro lado, el drama jamás tendría el mismo efecto de no existir momentos felices previos que echar de menos y de no haber establecido una conexión con los personajes, sus relaciones y particularidades durante entregas anteriores.

“Spider-Man: No Way Home” usa todo lo que tiene a su disposición, que es mucho, y lo hace de forma impecable. Es una película con alma, llena de acción, amor y humor, seriedad y pausa cuando tocan. Te da todo cuanto esperabas y también aquello que no se te había ocurrido desear. Sirve como broche de oro para la trilogía y sienta los cimientos de un futuro que se vislumbra prometedor. Pone el listón altísimo y, como final, es completamente satisfactoria, pero además deja con más ganas de Spider-Man que nunca.

Hay muchas otras cosas de las que me gustaría hablar, pero no sería posible hacerlo sin entrar en spoilers y no querría estropearle la experiencia a nadie, porque Kevin Feige y Marvel Studios lo han vuelto hacer. “No Way Home” es el evento cinematográfico del año y merece la pena dejarse sorprender por ella.

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