Sandman

El ser humano, desde que ha tenido cerebro para distinguirla y admitirla, ha temido y en ocasiones reverenciado la extinción de la vida, tanto en otros de su especie como en el resto de animales e incluso en las plantas. Uno de los temas recurrentes, en todo tipo de culturas y tiempo, es el mismo fin del mundo, el destino último del universo y de la especie humana.

La mayoría de las religiones intentan dulcificar o celebrar la muerte, convirtiendo la vida en un rito de paso hacia la vida incorpórea, más espiritual y menos sujeta a las penurias terrenales, con reglas y condiciones de acceso, que han de cumplirse mientras la vida física aún habita en nuestros cuerpos. Aunque racionalicemos la extinción de la vida, la gran mayoría de seres humanos la teme; el desconocimiento real de lo que nos encontraremos más allá –si es que hay algo- es tan abrumador que, por mucho adoctrinamiento que se nos imbuya desde jovencitos, la desoladora incertidumbre y la pérdida de los seres queridos, o de las experiencias almacenadas en vida o de las que habrían de venir, no podemos admitir la muerte de forma sencilla.

Los niños se vuelven conscientes de la muerte muy pronto, en cuanto se dan cuenta de que alguien cercano ya no está. Algunos padres inventan poéticas metáforas invocando a los cielos como garantes del más allá, otros les transmiten, de forma adecuada a su edad, la noción de que tras la muerte no hay nada más… pero los niños sienten la mordida del concepto de todas formas. “¿Me ocurrirá a mí? ¿Me echarán de menos? ¿Cuándo ocurrirá? ¿También morirán mis padres?”; son preguntas habituales. Y ese temor lo arrastramos toda la vida.

Portada de Sandman 1. Preludios y NocturnosPara algunos, evitar la muerte, o apretar la vida entre sus manos el mayor tiempo posible, ha sido una obsesión a lo largo de nuestra historia. Vivir para siempre es un anhelo que algunos consideran posible, y lo cierto es que la ciencia encamina sus pasos quizá no hacia la inmortalidad, pero sí desde luego a la preservación de la vida durante cada vez más tiempo, de formas más afinadas, gracias a un conocimiento acumulativo más preciso de los entresijos bioquímicos del cuerpo humano.

Sandman, la obra icónica del gran Neil Gaiman, que tantos temas transcendentales toca, no podía evitar de ningún modo la muerte; es más, a lo largo de sus páginas, esta obsesión tiñe de locura la mente de no pocos personajes, como podemos ver en varios tomos, y algunos de ellos sucumben en agonía por su culpa. Ya desde el primer volumen, titulado «Sandman 1. Preludios y Nocturnos» (ECC), asistimos al intento de secuestro y sojuzgamiento de la misma Muerte, por parte de un autoproclamado mago, en un ritual que termina con la aparición en su lugar de nuestro querido Sueño.

El “Rey Demonio”, de nombre real Roderick Burgess, es un mago oscuro de la Orden de los Antiguos Misterios, es el maestro de ceremonias que, mediante un hechizo, aspira a atrapar a la Muerte para ponerla a su servicio. En su lugar, aparece Sueño, que es apresado durante siete décadas, en un intento de doblegar su voluntad.

Finalmente, su resistencia es recompensada con la libertad y la derrota de Burgess y su familia, pero Sueño se encuentra muy debilitado, y deberá recuperar ciertos objetos, que atesoran parte de su poder, antes de recuperarse: un yelmo, una bolsa de arena y un amuleto. Para lograrlo, deberá desafiar al regente del Infierno y a otros poderes menores, que pondrán a prueba su capacidad de lucha, resistencia e inventiva.

Al tiempo, nos topamos con personajes familiares del universo DC, como John Constantine, John Dee, Scott Free, J’onn J’onzz, Etrigan, Jonathan Crane y se presentan personajes recurrentes, como Lucifer, Caín, Abel, Las Parcas…

En «Sandman 1. Preludios y Nocturnos» asistimos al despliegue inicial de quién es Sueño y de la importancia que los sueños tienen para la humanidad, como motor de su creatividad y base primigenia de su vida en la vigilia, pero sobre todo el tema estrella a tratar es la muerte y el disfrute de la vida, mientras la primera llega y nos toca con su dedo fatal. Esto es especialmente palpable en los números que tienen a John Dee como protagonista (o Doctor Destiny, en tiempos más felices), donde este transcendental debate sobre el cese de la vida y qué hacemos con ella mientras dura, se vuelve cotidiano y especialmente real. Es en estos números en los que comprendemos, de forma rotunda, el valor que tiene Sueño para la humanidad, y cómo es él, a pesar de sus defectos, quien nos protege y motiva, sobre todo frente al resto de su familia, los Eternos; y sobre todo, que gracias a él la vida tiene un sentido, un motivo para vivirla.

«Sandman 1. Preludios y Nocturnos» es quizá uno de los tomos de Sandman que cuenta una historia más continua y lineal, y aunque sugiere parte del entorno ficcional de Sueño, apenas lo roza con ligeras pinceladas, situando el arco argumental en el que recupera sus poderes tras su cautiverio en primera plana. Si la riqueza del guión de Gaiman es una constante en toda la obra, aquí focaliza especialmente la acción en una trama completa, lo que logra enganchar al lector desde las primeras páginas, con una mezcla de esoterismo con historia clásica de terror, en el mejor estilo romántico –en su acepción original, no la actual- de sabor británico, mezclada con elementos clásicos y buenas dosis de humor negro, que realmente funciona, a pesar de que el autor parecía no tener claro aún el rumbo que tomaría su creación. Pero precisamente las hilachas de las costuras añaden misterio a una historia por lo demás redonda.

SandmanNo pocos personajes transcienden su mera función de secundarios a pesar de ser tributarios de la trama general, gracias a la pericia de Gaiman, que logra darles una voz propia y seductora, a menudo en pocas viñetas.

El aspecto gráfico es desigual, a menudo poco rematado, que aprovecha planos poco frecuentes para enfatizar ciertos momentos clave, pero que peca en muchas ocasiones de un aspecto poco limpio. De todas formas, la validez de la historia no se ve empañada por el grafismo, y es lo que realmente importa, qué transmite un cómic.

Estamos ante el primer tomo de una serie icónica y transcendental, que merece ser conocida por todo aquel amante de las buenas historias, sin importar su formato. Aquí se plantan los cimientos de una serie que crece en todos los sentidos a medida que se publica, y que adquiere voz propia, incluso más allá de su propio guionista estrella: tiene la habilidad de sugerir más que mostrar, propiedad que distingue a todos los Grandes.

No os la perdáis en esta nueva edición de ECC. Continúa con «Sandman 2. La casa de muñecas«.

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Alejandro Serrano
Cofundador de Fantasymundo, director de las secciones de Libros y Ciencia. Lector incansable de ficción y ensayo, escribo con afán divulgador sobre temáticas relacionadas con el entretenimiento y la cultura cercanas a mis intereses.

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