Tablilla de arcilla con escritura cuneiforme, procedente de Anatolia
Tablilla de arcilla con escritura cuneiforme, procedente de Anatolia y fechada alrededor del 1875-1840 a.C. Donada por Zhirair Benenyan al Museo de Arte del Condado de Los Ángeles (www.lacma.org). Crédito: LACMA (Los Angeles County Museum of Art).

Como humanos, consumimos gran parte de nuestra existencia intentando comprender a los demás y a nosotros mismos, desarrollando nuestra inteligencia social. La imaginación nos lleva a desarrollar objetos y sistemas que no existen en la naturaleza o lo hacen de forma muy distinta. La humanidad es la gran creadora de ficción en nuestro planeta, de un relato de la existencia y de cómo interpretarla. Ponemos en marcha historias, leyes, instituciones, símbolos… con el único fin de poner en marcha un relato que nos permita organizarnos mejor, alcanzar una vida menos dura y consistente, un orden que reglamente, al menos en parte, el caos de nuestra existencia. Una de esas invenciones útiles del ser humano es la escritura, que nos permitió trascender el dominio de lo sonoro, de la tradición oral, que tiene sus ventajas pero también terribles inconvenientes. Sin embargo, ¿cómo nació esta potente tecnología comunicativa? Silvia Ferrara es profesora de Filología Micénica de la Universidad de Bolonia y encabeza el proyecto INSCRIBE (Invention of Scripts and their Beginnings) del Consejo Europeo, y en este libro publicado por Anagrama en su colección Argumentos, “La gran invención”, trata de responder a esta cuestión, a través de nueve “escrituras misteriosas”.

En «La gran invención, asistimos a la progresiva invención de la escritura, que no se produjo en un instante determinado, de la nada, sino gracias a varios momentos acumulados, con numerosos reajustes y experimentos

Gracias a la escritura, el ser humano pasó de casi vivir en un continuo presente, a ser capaz de registrar el conocimiento y transmitirlo con mucha más veracidad a las generaciones venideras, e incluso a dar a luz a grandes civilizaciones organizadas, que fueron capaces de sortear muchas dificultades gracias a la acumulación de conocimiento sobre el pasado y de las innovaciones de las que disponían. Pero, ¿cómo se prendió esta mecha, qué chispa puso en marcha este mecanismo?

Ferrara comienza el viaje, cómo no, en la imaginación vertida por nuestros ancestros en las pinturas rupestres, en el nacimiento de los símbolos. De ahí pasa a las tablillas de barro mesopotámicas, en las que se dibujaban objetos y números, para registrar transacciones económicas, en una especie de “taquigrafía protohistórica”, con símbolos no fonéticos asociados a números. En ese punto, en el tercer milenio antes de nuestra era, ya se prepara el terreno para la posterior invención de la escritura, que se produjo en varios lugares de forma independiente (Mesopotamia, China, Egipto y Mesoamérica), y en distintos momentos temporales. Cuatro momentos mágicos e independientes entre sí (y algún otro dudoso, como el que podrían haber protagonizado los habitantes de la Isla de Pascua), en los que prendió la chispa de la historia humana.

Silvia Ferrara es didáctica, pero sobre todo es incisiva y amena

Portada de La gran invención, Se Silvia FerraraPese a su ambición, en el ensayo que nos ocupa, “La gran invención”, no encontraremos un relato lineal. Silvia Ferrara salta del cuneiforme a los emojis actuales, de los escribanos antiguos a la inteligencia artificial, de las lenguas antiguas a otras actuales e inventadas por individuos solitarios, para al final conformar, no un tratado sobre el nacimiento y desarrollo de la escritura, sino un relato coherente ─con ciertas inevitables lagunas─ que nos ayuda a comprender cómo y por qué escribimos, y por qué quizá no deberíamos dejar de hacerlo. Ferrara es didáctica, pero sobre todo es incisiva y amena, capaz de saltar fácilmente desde los aspectos más técnicos del descifrado de una lengua antigua a los paralelismos más pedestres, todo con tal de conseguir que el lector asimile verdaderamente lo que está leyendo.

Silvia Ferrara no se limita a ofrecernos el conocimiento “asentado” sobre este tema (si es que en realidad existe como tal), sino que también nos invita a sumergirnos en el terreno especulativo cada vez que tiene ocasión, guiándonos en cada recodo del camino, para que comprendamos las dudas que a menudo acosan a los investigadores. “La gran invención” nos forma y estimula, gracias a un contenido relativamente denso desarrollado de forma coloquial y a ratos divertida.

Escrituras sin descifrar

En este ensayo, asistimos a la progresiva invención de la escritura, que no se produjo en un instante determinado, de la nada, sino gracias a varios momentos acumulados, con numerosos reajustes y experimentos, que dieron lugar a multitud de escrituras en muchas partes del mundo. Silvia Ferrara nos introduce en esta historia, pero también en los intríngulis formales de la escritura, en cómo los símbolos que utilizamos ─y los que usaron nuestros ancestros─ imitan las formas de la naturaleza y sus contornos, siguen las directrices de nuestra percepción visual, y se adaptan a las cosas que nos rodean para captar nuestra atención. Es decir, la escritura es algo creado que sale directamente de nuestra capacidad imaginativa y visual, que nos lleva a ver el mundo con otros ojos.

La autora de “La gran invención”, también nos ofrece un viaje fascinante a través de las escrituras que conocemos, pero también a través de otras, las escrituras sin descifrar, y cómo los investigadores tratan de dilucidar su significado y reglas. El jeroglífico cretense, la lineal A, el disco de Festo y el Chipro-Minoico son, con mucho, los ejemplos que van a seducir nuestra imaginación en este libro, en el que se entremezclan los aspectos formales con lo que conocemos (o de lo que especulamos) sobre la historia de los pueblos que las utilizaron. Ferrara acude a los objetos ricos en cultura que han sobrevivido al declive de estos pueblos, pero también a la vida cotidiana de sus gentes, en un ejercicio de inmersión completo, que seducirá al lector promedio.

Una lectura MUY recomendable para comprendernos mejor

La autora de “La gran invención” también deja espacio para el futuro de la escritura, con la irrupción de Internet y de la inteligencia artificial en nuestras vidas, dejándonos claro, que por mucho que los formatos hayan cambiado, seguimos comunicándonos por escrito de forma muy similar a como hacían los antiguos, salvo el evidente salto que supuso la alfabetización generalizada.

En definitiva, estamos ante un ensayo ameno, divertido, y muy formativo, una auténtica joyita que desarrolla un tema que con frecuencia vemos como un apartado más de otros ensayos sobre Historia antigua, pero normalmente no de forma tan coherente, clara y objetiva.

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Alejandro Serrano
Cofundador de Fantasymundo, director de las secciones de Libros y Ciencia. Lector incansable de ficción y ensayo, escribo con afán divulgador sobre temáticas relacionadas con el entretenimiento y la cultura cercanas a mis intereses.

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