Joyce Carol Oates

Un hilo invisible une a estas dos novelettes que, aunque apodadas por su editorial española (Siruela) como “de misterio”, en verdad, poco o nada de misterio tienen. Más bien se trata de un único ejercicio de estilo cuyo fantástico resultado es un par de historias de alto valor añadido con muchos elementos en común entre sí. El más importante de ellos, el puente que las conecta, es el motor común de sus tramas: la salud mental de un/a padre/madre lo/la ha llevado hasta el punto de asesinar a su prole. Sin embargo, a este acto deleznable, por circunstancias desconocidas, un/a hijo/a consigue sobrevivir. Cada historia sitúa a este/a “superviviente” en el centro de todo.

A partir de esta premisa, el descubrimiento de las circunstancias por las cuáles cada protagonista consiguió sobrevivir a cada una de sus historias es, al fin y al cabo, una mera excusa. Lo importante es hablar del sentido de la vida, de cómo un hecho traumático así afecta a la persona en su definir y decidir “quién es” y “qué lugar” ocupa en el mundo. A tomar esta decisión no solo afecta “el trauma” de los hechos conocidos, sino también el conjunto de los demás seres vivos que comparten contigo el tiempo y el espacio.

Evidentemente, la familia es un actor imprescindible en estas historias.

Aunque se percibe clara la conexión entre ambas historias y ese ejercicio de estilo a partir de un tronco común, también hace acto de presencia el soberbio talento de Joyce Carol Oates

Portada de El legado de Maude Donegal / El hijo supervivienteEn “El legado de Maude Donegal” tenemos, además, dos familias, puesto que Clare, la hija superviviente protagonista de esta novelette, es una niña adoptada a la que durante más de dos décadas se le han ocultado sus orígenes, así como las circunstancias que rodearon su adopción. Tales circunstancias nunca le habían importado demasiado. Hasta que la llamada de un abogado y la posibilidad para ella de recibir una inesperada herencia, cambian repentinamente su vida… poniendo en crisis su identidad y su sentido de pertenencia.

En “El hijo superviviente” conocemos a Elisabeth, la segunda esposa del millonario Alexander Hendrick -viudo de la gran poeta Nicola Kavanaugh– y madrastra del pequeño Stefan. Este chaval es el único superviviente del suicidio de su madre quién, en su acto de depresión, se llevó con ella también a su hermana. Los tres (Elisabeth, Stefan y Alexander) conviven, junto con Ana la ama de llaves, en una antigua casa de Cape Cod dónde, cuándo Alexander no está, a veces pasan cosas algo extrañas.

Excelso ejercicio narrativo de ritmo y tono

La mano de Joyce Carol Oates para cebar estas dos historias a partir de una tensión in crescendo es soberbia. Más allá de los detalles psicológicos de los personajes, y de la construcción de los espacios cerrados (especialmente las casas), otros dos espacios sobresalientes. La capacidad de la voz narradora para ir definiendo sucesivos hechos y que estos contribuyan siempre a una personalidad en creciente desequilibrio, necesita destacarse como lo mejor de ambas historias. Este proceso de degradación psicológica es coherente no con hechos estrambóticos o irracionales, sino con un hecho traumático que cuánto más se asume en sus consecuencias, más debe poner en crisis a la personalidad anterior y, por tanto, más desequilibrio debe causar tanto en Clare como en Elisabeth -nuestras dos mujeres protagonistas-.

Es difícil ver un ejercicio narrativo de ritmo y de tono tan excelso como el que se lleva a cabo en estas dos historias. En pocas páginas uno puede percibir, apenas con unas pinceladas, ese proceso de degradación interior y esa tensión exterior, esas circunstancias en progresivo empeoramiento, esa tensión e imprecisión que crece poco a poco como un tsunami que se atisba en el horizonte… hasta que en el clímax se alcanza una nueva homeostasis. Manteniendo siempre la atracción lectora, el interés y, por supuesto, la curiosidad.

Un libro que se lee del tirón y te atrapa

Porque casi desde el principio de ambas historias se nos insinúa, pues se trata de crisis de identidad, de que para completar el puzle de quiénes son nuestras protagonistas faltan aún piezas por descubrir. Este “misterio” no obstante no es tanto criminal u ominoso como meramente metafísico, son las claves que necesitan descubrir para, con ellas, aclararse también sobre quiénes son y, sobre todo, quiénes quieren ser a partir de ahora. Es una falla en el “quién soy” y que cerraremos, juntos, en estas dos maravillosas historias.

‘El legado de Maud Donegal / El hijo superviviente’ (Siruela, 2022) es un libro que se lee del tirón, manteniéndote atrapado de principio a fin. Esto pasa porque, aunque se percibe clara esa conexión entre ambas historias y ese ejercicio de estilo a partir de un tronco común, también hace acto de presencia el soberbio talento de Joyce Carol Oates.

¿El año de Joyce Carol Oates en los Premios Nobel?

La construcción de personajes y de ambientes, el manejo del ritmo narrativo, la definición de un tono de tensión creciente que nunca te abandona y te atrapa además irremisiblemente, son varios de los talentos que están aquí presentes. Todos ellos son imprescindibles para comprender por qué recomendamos este libro como uno los mejores en este primer trimestre de 2022.

Joyce Carol Oates expone otra vez sus razones y buenos argumentos para estar siempre, muy merecidamente, en la lista de los Premios Nobel de Literatura. Ojalá este sea su año. Lo tiene más que merecido.

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Fco. Martínez Hidalgo
Filólogo, politólogo y proyecto de psicólogo. Crítico literario. Lector empedernido. Mourinhista de la vida.

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