Montar un PC gaming puede parecer extremadamente caro, sobre todo si lo comparamos con la comodidad de una consola. Pero lo cierto es que el ordenador ofrece una ventaja difícil de igualar: la libertad total para elegir cada componente en función del presupuesto y las necesidades reales del usuario.
¿Y lo mejor? Que gastar menos no significa necesariamente renunciar al buen rendimiento. Con una selección inteligente de piezas —y evitando caer en ciertas tentaciones estéticas— es posible montar un equipo capaz de mover títulos actuales sin que tu cuenta bancaria se quede a cero. La clave está en saber en qué merece la pena invertir y dónde se puede ahorrar.
¿NVMe o SATA? Así es como afecta al rendimiento
Uno de los dilemas más comunes al montar un PC es elegir entre un SSD SATA y un SSD NVMe. La diferencia está, sobre todo, en la velocidad y la tecnología de conexión.
Mientras que los SSD SATA se apoyan en una interfaz más antigua (y más lenta), los NVMe utilizan PCIe, lo que se traduce en velocidades que pueden superar los 7.000 MB/s en modelos como el Kingston KC3000 o el XS2000 Portable. ¿Qué implica esto en la práctica? Juegos que cargan más rápido, arranques casi instantáneos y un mejor rendimiento general en tareas como la edición de vídeo.
Eso sí, los NVMe son algo más caros, por lo que si el presupuesto es ajustado, un buen SSD SATA sigue siendo una opción válida y muy por encima de cualquier disco duro tradicional.
Consejos para montar un PC gaming potente sin gastar de más
Sabemos que hay mucho que tener en cuenta a la hora de montar un PC gaming, pero hemos decidido hacer un resumen con algunos de los consejos básicos que merece la pena tener en cuenta:
Define bien el presupuesto y tus prioridades. Antes de lanzarte a comprar componentes, es fundamental saber cuánto puedes gastar y qué piezas tienen mayor impacto en el rendimiento. La memoria RAM y el almacenamiento son buenas candidatas para invertir un poco más. En cambio, en procesadores o placas base se pueden buscar modelos de generaciones anteriores sin perder demasiado en potencia.
La placa base no tiene que ser de lujo. A menos que vayas a hacer overclocking o necesites múltiples ranuras para SSD, una placa base básica cubrirá de sobra tus necesidades. Lo importante es que sea compatible con el resto de componentes. El dinero que te ahorres aquí puedes usarlo para reforzar otras partes del equipo.
SSD sí o sí. En pleno 2025, un disco duro ya no tiene sentido en un equipo para jugar. Un SSD mejora los tiempos de carga, la fluidez del sistema y la experiencia general.
Menos luces, más FPS. Todos disfrutamos de un buen setup con RGB, pero si el objetivo es optimizar el presupuesto, lo estético debe pasar a segundo plano. La RAM sin iluminación rinde igual y cuesta menos. Lo mismo con la caja del PC o los ventiladores: si no afecta al rendimiento, es un buen sitio donde ahorrar.
Elige la GPU según tus necesidades reales. La tarjeta gráfica es, probablemente, el componente más caro. Pero no todos necesitan jugar en 4K con ray tracing activado. Si 1080p te parece suficiente, hay modelos de generaciones anteriores que ofrecen un rendimiento excelente por mucho menos dinero.
No subestimes el monitor. Si has decidido no jugar en 4K, tampoco necesitas una pantalla de esa resolución. Un buen monitor Full HD puede ser más que suficiente, y en el mercado de segunda mano hay auténticas joyas a precios muy atractivos.
Caja funcional, no espectacular. Es fácil dejarse llevar por diseños llamativos y laterales de cristal, pero lo más importante es que la caja tenga un buen flujo de aire. Una refrigeración eficiente ayuda a prolongar la vida útil de los componentes y evita gastar de más en ventiladores o soluciones térmicas adicionales.
Sabemos que nos hemos dejado fuera muchos puntos, pero siguiendo todos estos consejos podrás montar un buen ordenador a un precio asequible. ¿Añadirías algo más a la lista?