Cuando Movistar + está emitiendo su segunda temporada, hemos decidido lanzarnos a presentaros y a analizar una serie que, por su concepto, no podrá dejaros indiferentes. Se trata de la serie que de forma más directa y sin ambages ha tratado, hasta ahora, el tema de la eutanasia. Abriendo un debate y generando una polémica, allá por dónde ha pasado, que ha servido para plantear el tema y abrir al público sus distintos puntos de vista.

 

De qué va

De producción canadiense, se trata de una tragicomedia que mezcla con amargura unas pocas notas de humor con la historia de la doctora Mary Harrys y de su compañero, Des Bennet, exadicto a las drogas y proveedor de substancias. Ambos forman una extraña sociedad que les permite autodenominarse, eufemisticamante, como “asesores de decesos”. Pero, tras este rimbombante nombre, esconden una empresa encargada de facilitarle una muerte digna a toda aquella persona enferma que lo necesite (y tenga 10.000 dólares a mano). Un negocio con un referente claro ya desde la primera escena: el turismo de la muerte de Suiza, donde el suicidio asistido está regulado y es legal.

Esta actividad los lleva a presentarnos un caso por semana, en los seis capítulos de los que se compone cada una de las dos temporadas actualmente disponibles. Pero la serie no empieza de cero, sino in medias res: Mary y Des ya llevan un tiempo asistiendo a personas en su muerte. Uno de estos expacientes es el hijo de un importante juez que, profundamente dolido por cómo se ha ido su hijo, y sospechando que alguien lo ha ayudado a morir, decide poner en marcha una investigación policial para intentar coger a los responsables (la “asistencia en decesos” es ilegal en la práctica mayoría de países, también dónde trabaja Mary). Tras su pista ya están dos correosos policías que la pondrán constantemente en jaque.

Y, por si esto fuera poco, Mary debe afrontar los problemas cotidianos en el trabajo, en casa con su familia (divorciada y madre de dos hijas, una de ellas en plena etapa adolescente y enamorada de su mejor amiga), entre otros retos.

El conjunto de elementos hace que la serie pivote constantemente entre la serie policial, la hospitalaria y la familiar, cambiando sus registros y llevándonos como espectadores de un lugar a otro, casi sin tiempo de poder reaccionar. Juega con la fórmula procedimental desde una perspectiva multigénero. Lo que le aporta, además, un enorme interés a su historia.

 

Qué tal está

Dirigida por la directora Holly Dale (Dexter, The americans), cuenta como pieza principal de su reparto con la magnética expresividad de Caroline Dhavernas (Mary), acompañada en los flancos por Richard Short (Des Bennet) como su socio y por Jay Ryan (Joel) como su infatigable policía perseguidor. A su alrededor, a medida que van evolucionando las distintas tramas, iremos conociendo a otros actores con solvencia interpretativa como son Lyriq Bent (el detective Frank Gaines, compañero de fatigas de Joel), Greg Bryk (Grady, narcotraficante suministrador de Des Bennet), Charlotte Sullivan (Nicole, hermana de Mary) o Abigail Winter (Jess, la hija adolescente de Mary); entre otros.

Un elenco amplio con tiempos bien repartidos en pantalla. De forma que el espectador tiene tiempo suficiente para familiarizarse y definir con bastante amplitud a la mayor parte de los personajes principales y secundarios. Aspectos como su pasado, sus motivaciones y anhelos y deseos, o los aspectos más básicos de su personalidad, quedan claros a través de una nada desdeñable sucesión de giros dramáticos y cambios de guion.

No tendremos tiempo a aburrirnos, mientras conocemos un poco más de unos personajes que van ganando peso y relevancia, de forma equilibrada y bastante bien compensada, a medida que avanza la trama.

Todo esto nos muestra un buen manejo del ritmo narrativo. No es fácil en una serie como esta, donde las escenas dramáticas de muerte, en personajes con una historia dura de gran calado humano, exigen tanto un lugar central en el episodio como un ritmo acorde con lo denso de la situación. Y este respeto se consigue, al tiempo que a veces se rompe con otras escenas adyacentes o bien cargadas de humor (como al comienzo del primer episodio) o bien introduciendo nuevos elementos dramáticos que obligan a romper el ritmo con coherencia y sentido en el conjunto de la trama.

Estamos ante una serie, en definitiva, bien dirigida y bien rodada, con un elenco de personajes sólidamente tratado tanto a nivel de guion como interpretativo. Que se toma su tiempo para definir las bases, y que después sabe desarrollarlas con precisión en las escenas clave que comienzan a ocurrir a partir del tercer episodio.

El debate

La eutanasia no es un tema sencillo. Sobre todo, cuando se quiere tratar desde tantos puntos de vista como los que quiere desarrollar aquí Mary me mata. No es solo el punto de vista del paciente que pide ayuda, es también la carga emocional de quién decide prestársela; o la ambivalencia emocional de aquellos que, comprendiendo el deseo de morir de quién lo solicita, se ven obligados a perseguir a quiénes le ayudan a cumplir este deseo, como parte de su trabajo. También se conecta, pertinentemente y de forma descarnada, el debate de la eutanasia con el de las drogas, introduciendo esta función de los estupefacientes como algo útil o algo que, en cierto sentido, relativiza su prohibición. Por supuesto, se toca también la relación comercial con la muerte, la circunstancia de que tras algo tan grave pueda existir un aprovechamiento económico que pueda llegar a minusvalorar o a quitar trascendencia al dolor moral del paciente y de quienes lo rodean. Y, no podía faltar, el dolor de la familia, los amigos y todo el dolor que puede haber tras una decisión así.

La serie es dura, directa, clara y transparente. Pero también es verdad que, gracias al protagonismo de Mary y a sus otros problemas, podemos llegar a aligerar la carga emocional, a racionalizar y a meditar sobre la importancia de un tema tan trascendente y difícil de tratar.

Mary me mata (Mary kills people) es una de las series que más merece la pena este verano. Y si tienes Movistar +, y puedes disfrutar además de la segunda temporada, no tienes escusa para ver una de las mejores novedades de la parrilla en estos días de calor.

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Fco. Martínez Hidalgo
Filólogo, politólogo y proyecto de psicólogo. Crítico literario. Lector empedernido. Mourinhista de la vida.

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