Portada de "Una jaula de hilos dorados" de Vanessa R. Migliore. | Fuente: Puck.
Portada de «Una jaula de hilos dorados» de Vanessa R. Migliore. | Fuente: Puck.

Una jaula de hilos dorados supone la conclusión meláncólica de la bilogía Hilos de magia. Una bienvenida a la madurez curtida a base de costras y cicatrices que aún duelen, la vuelta a los cuentos agridulces que esconden una moraleja. La novela de fantasía oscura y urbana escrita por Vanessa R. Migliore llega gracias al sello Puck, suponiendo el segundo y último volumen de la serie tras La ciudad de la muerte. El avance del libro está disponible online.

Tras los desafortunados y pesadillezcos incidentes de La ciudad de la muerte, Kaia se convierte en una invocadora maldita, escondida más allá de las sombras; Medea en una traidora por la que ni su propio padre pondría la mano en el fuego; y Ariadne en una mujer obligada a salir al mundo en pos de una familia que trató de esconderla en primer lugar.

La pesadilla iniciada por la Orden no parece tener fin y tratará de consumir el mundo entero si nadie la para. Con el peso de las consecuencias que trajeron consigo sus decisiones, no les quedará otra que enfrentarse a una realidad convulsa y envenenada. Todo sea por reparar sus errores y sobrevivir.

Atreyu y Artax en «Una historia interminable» (1984). | Fuente: IMDb

Una jaula de hilos dorados observa el panorama pantanoso que dejó tras de sí La ciudad de la muerte y se zambulle en ella con la misma desazón que Atreyu en el Pantano de la Tristeza. Siendo recordar el trauma de Artax, pero ese el destino que le depara al lector de esta novela. Si no vas con la guardia alta, Migliore no dudará en usar tu corazón como un saco de boxeo y hundirte en el pantano.

Los personajes iniciaron la aventura con una sarta bastante variada de miedos reprimidos, esperanzas ingenuas y un interés honesto por transformar el mundo. Ahora tienen que lidiar con las consecuencias de sus actos, con los sentimientos amargos expuestos y en carne viva, y el pesar de que hace falta algo más que la fuerza de voluntad de tres personas para cambiar las cosas.

Los diferencias más significativas los encontramos en Kaia, Medea y Ariadne. Al igual que la Trinidad religiosa de Ystaria se desmigajó al enfrentar a las diosas Aracne, Ciceles y Lilith; la hermandad de Kaia, Medea y Aridne ahora está fragmentada y enferma. Aunque aún las une la oscuridad que tienen grabada a sangre en el alma, cada una se ha visto corrompida mediante la experiencia de los últimos incidentes. Como si fueran modelos de Lee Krasner, irreconocibles a lo que eran antaño cual sombra carbonizada que deja el fuego tras de sí. Esto las lleva por caminos y sentimientos tan diferentes que acaban chocando.

Charred Landscape de Lee Krasner (1960) | Fuente: Pinterest.

Kaia, considerándose a sí misma monstruosa y temible, trata de esconderse del mundo para no hacer más daño. No obstante, obviamente, es demasiado poderosa para que la dejen desaparecer tranquilamente en una cueva alimentándose de rocío y encuentros con la Luna.

Medea, en un intento de no devorarse a sí misma por un odio y autodesprecio tóxicos, escupe todos esos sentimientos con miedo e ira hacia fuera. La mayoría de los disparos alcanzan a Kaia. Eso instaura una barrera muy sólida y urticante entre las dos.

Ariadne, que tenía una autoestima tirando a inexistente, se ve empujada a arrastrar con esa baja percepción de sí misma que le susurra que no sirve para nada mientras es incapaz de quedarse quieta. Pese a que la vemos caer y romperse muchas veces, se sigue levantando.

El personaje de Dorian sigue sin convencerme, quizás porque, a diferencia de Orelle y Julian, siempre hace lo correcto cuando todos los demás se empeñan en lo contrario. Es insólitamente bueno, hasta el punto de no parecer humano.

Mientras que el título anterior se centraba más en la aventura y en consolidar el worldbuilding, éste pone el foco en las disputas políticas y los conflictos a gran escala. Esta decisión obliga a los personajes a evaluar su vida y su forma de solucionar el problema en el que se encuentran.

Hay momentos en que la lectura se hace densa y pesada, algo que no tiene nada que ver con el número de páginas. Se debe a la mezcla entre la ingente cantidad de información, la pesada carga emocional y el menor número de diálogos en favor de más monólogos internos llenos de frustración, desprecio y miedo.

Una jaula de hilos dorados es una lectura idónea para darle la bienvenida al sabor agrio del café otoñal y la dulzura espontánea de las castañas, de descubrir las maravillas comunes de la vida en medio de un panorama que se prepara para darle la bienvenida a la muerte.

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Carolina de León
Periodista, camarógrafa y escritora. Con muchas historias que ver, relatos que escribir y memorias que vivir.

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