Star Overdrive – Análisis

Una aventura espacial con monopatines voladores que lamentablemente se queda en el intento. 

Hoy venimos a hablar de Star Overdive, un juego indie de la compañía de videojuegos Caracal Games. Esta compañía lleva menos de diez años en desarrollo y ya cuenta con cuatro lanzamientos de juegos indies a sus espaldas, por lo que, antes de hablar de este último, es importante resaltar el enorme esfuerzo e interés que dicha empresa está poniendo en posicionarse como una compañía importante y a tener en cuenta en el mundo de los videojuegos. 

Una narrativa que resulta de lo más interesante

Este juego apuesta por una exploración a alta velocidad con un monopatín volador envuelto en un estilo retro futurista. Es una combinación entre Tony Hawks y Zelda: Breath of the Wild. 

La historia nos presenta a Bios, un joven explorador espacial que vaga por la galaxia con su nave llevando una vida sin preocupaciones. Todo bien hasta que un día recibimos una llamada de auxilio de Nousse, nuestro amigo. Una investigadora desaparecida en el planeta Cebete. Tras un aterrizaje forzoso que dejará la nave inservible, Bios se encuentra en este mundo desértico donde una investigación minera parece haber colapsado dejando tras de sí un planeta destruido, contaminado y muy solitario.

Con su Grav-Board (un monopatín futurista) y una guitarra futurista que servirá como arma personalizable, tendremos que ir explorando y abriéndonos camino por los diferentes peligros del planeta hasta conseguir descubrir el misterio que los antiguos colonos han dejado en este planeta desolado. 

Jugabilidad justita

En el combate es donde Star Overdrive tropieza más. Aunque las habilidades desbloqueables y la posibilidad de atacar desde el Grav-Board ofrecen cierto dinamismo, el combate en tierra es impreciso y muy poco satisfactorio. Los enemigos carecen de variedad y sus patrones pueden resultar molestos más que desafiantes. Además, la falta de un sistema de fijación adecuado hace que los golpes muchas veces no impacten como deberían.

Más allá de los sosos y repetitivos enemigos del montón, los jefes ofrecen algunos momentos más memorables: grandes criaturas, enfrentamientos cinematográficos y mecánicas más trabajadas. El primer gusano gigante es un ejemplo brillante del potencial que tiene el sistema cuando todas las ideas de sus creadores funcionan bien y a la vez. Pero eso sí, en la mayoría de las ocasiones en las que haya combates que no sean jefes, dará igual todo lo que tengas equipado o mejorado en cuanto a tácticas y habilidades: pulsando el mismo botón repetidas veces acabaremos con cualquier enemigo sin necesidad de estrategia alguna. 

Su exploración y puzles me suenan demasiado 

Cebete es un planeta vasto, con colinas, desfiladeros, lagos enormes, puentes naturales y zonas ocultas. Es un entorno construido con el propósito claro de fomentar el desplazamiento, la exploración y el dominio del Grav-Board. Sin embargo, más allá de su diseño, se percibe enseguida una profunda falta de contenido interactivo. 

Los puzles, por su parte, recuerdan a los santuarios de Zelda: sencillos, bien distribuidos, pero sin demasiada complejidad. Nos invitan a experimentar con habilidades como plataformas reboteadoras, rayos energéticos o manipulación de objetos. Estas herramientas aportan variedad, aunque el consumo de energía las limita y, en momentos tensos, puede resultar frustrante no poder usarlas con libertad. 

Visual y musicalmente si es perfecto para su estilo

Visualmente, Star Overdrive y Cebete es una delicia: colores pastel, biomas variados, fauna alienígena bien diseñada y un diseño artístico coherente con su propuesta. Se nota amor por el detalle, aunque como hemos dicho, a veces se percibe desaprovechado por lo vacío de algunas zonas. Aun con este gran defecto, el planeta de Cebete está diseñado para que siempre quieras ir un poco más haya en el mapa, que siempre quieras ver desde otra perspectiva las inmensas ruinas de ciudades, monumentos y naves espaciales enormes destrozadas en el desierto a cuenta de una guerra de la cual tendremos que ir descubriendo sus motivos y resultado. Y, en cuanto a su música… es perfecta. Star Overdrive sorprende con una ambientación sonora que apuesta más por la atmósfera que por la épica constante. La banda sonora, cargada de sintetizadores y toques punk espaciales, se intensifica en momentos claves, logrando un equilibrio casi cinematográfico. Además, podemos recolectar cintas de casete con códigos QR para desbloquear temas originales. Todo esto le da al juego una identidad auditiva única y que se nota realmente cuidada. 

Conclusión

Star Overdrive es una experiencia desigual pero bastante original. Brilla con fuerza en esos momentos en los que volamos sobre las dunas o las colinas a ritmo de música y cuando exploramos algunos de sus escenarios y resolvemos sus puzles. Pero también decepciona por su evidente falta de contenido, algunos fallos técnicos y combates poco satisfactorios. Sin hablar del poco interés que tendrás en su historia, pues todo está contadp muy por encima y para un público de no más de 16 años. En cualquier caso, es una propuesta que merece ser experimentada, aunque solo sea por esos momentos de velocidad extrema en un planeta desconocido. Pero, si buscas un juego que te interese de principio a fin, creo que este no es el título adecuado.