Un mundo abierto interconectado que redefine Mario Kart
Desde el día de su anuncio, quedó claro que Mario Kart World llegaba con la intención de marcar un antes y un después en su formula con un mundo abierto en el que, a diferencia de entregas anteriores como el excelente Mario Kart 8 Deluxe, los circuitos están conectados por rutas temáticas en un gran mapa continuo. Esa novedad – junto a otras cuantas más – ha sido el motor del juego durante sus presentaciones y, ahora que ya llevamos varias semanas disfrutando de sus carreras, creemos saber si la formula ha cambiado tanto como parecía.
El mundo abierto de Mario Kart World
No vamos a dar rodeos con este texto y vamos a ir directamente a lo todos los que estéis leyendo el análisis queréis saber: ¿es realmente tan interesante el mundo abierto de Mario Kart World?
Lo primero que hay que tener en cuenta es que, tras cada carrera, en lugar de cortar a la típica pantalla de resultados, sigues conduciendo por un tramo abierto hasta el siguiente circuito. Por ejemplo, si una copa empieza en Pradera Mu-Mu y la siguiente pista es Fábrica Toad, el inicio del segundo circuito empieza en un camino intermedio donde los pastos van fundiéndose con el paisaje industrial antes de llegar a la fábrica. Esta continuidad ofrece una sensación alucinante de viaje: ya que nos permite ver en la lejanía otros circuitos (como el Castillo de Peach) y saber que en unos minutos estaremos compitiendo allí.
Como viene siendo muy habitual en los mundos abiertos de este estilo, el continente cuenta con todos los biomas típicos que hemos visto mil veces en juegos de Mario – praderas del Reino Champiñón, océanos y los volcanes del reino de Bowser, por ejemplo – y todo está interconectado. Las rutas entre circuitos esconden bastantes atajos y obstáculos que ahora podemos aprovechar para reducir bastante los tiempos de cada vuelta pero, por suerte, ir dominando los atajos requiere más habilidad y práctica que en otros juegos de la saga. De hecho, ahora no solo importa dominar las curvas de un circuito, sino también decidir qué atajos y caminos tomar en la transición hacia el siguiente.
Sin embargo, tenemos la sensación de que estas secciones abiertas entre circuitos no están a la altura de los circuitos tradicionales en diseño, lo que provoca que, sobre todo en el modo online, casi todos los jugadores intenten ignorarlos y escoger los circuitos tradicionales que sí cuentan con el altísimo nivel de diseño del resto de entregas de la franquicia. Además, el modo libre –que permite recorrer el mundo abierto sin competir– parece un poco desaprovechado en cuanto a contenido, ya que fuera de algunas pruebas sencillas que sirven como tutorial encubierto para dominar el nuevo sistema de salto, no hay mucho que hacer más que pasear y sacar fotos mientras conseguimos nuevos trajes para los distintos personajes.
Nintendo ha sentado una base interesante con el diseño del mundo abierto, pero da la impresión de ser un primer paso algo vacío que podría crecer en el futuro con desafíos nuevos u objetivos al estilo de un Forza Horizon.
Más corredores, más caos: carreras de 24 jugadores
El que es, sin duda, el cambio más grande e interesante del juego es la cantidad de corredores y es que ahora pasamos de 12 a 24 simultáneos en cada carrera, y el resultado es un caos tremendamente divertido.
Si ya en Mario Kart 8 notamos mucho el salto de 8 a 12 participantes, ahora cada carrera se convierte en una batalla campal donde en cualquier momento puedes pasar del primer puesto al vigésimo tras encadenar una concha azul, un par de rojas y algún plátano bien colocado –o viceversa si aprovechas bien los ítems y atajos–. Con tanta gente compitiendo, la sensación de estar en una carrera enorme es brutal: hay adelantamientos constantemente, rivales por todas partes y objetos volando en cada esquina. Esa naturaleza caótica e injusta de Mario Kart está más presente que nunca, pero curiosamente es parte de su magia y de lo que hace que sigamos jugando año tras año y entrega tras entrega (aunque te caigan cuatro conchas seguidas).
El aumento de pilotos también ha traído pequeños ajustes en la jugabilidad. Ahora los ítems aparecen con mayor frecuencia para equilibrar la carrera y es más habitual conseguir champiñones (normales y dorados) cuando vamos en la parte baja de la tabla, y la estrella ya no da un turbo de velocidad sino que solo nos hace invulnerables durante unos segundos. El límite de monedas también ha cambiado y se ha doblado de 10 a 20 monedas para que remontar posiciones sea más factible.
Derrapes con truco: el salto y el grindeo
La jugabilidad de Mario Kart siempre ha girado en torno a los derrapes, pero ahora ha añadido una nueva mecánica: el salto cargado. Si pulsamos el gatillo derecho sin mover el stick, el kart acumula energía (las ruedas brillan) y al soltar, salta en vertical. ¿La gracia? Que puedes caer sobre distintas superficies del escenario: barandillas, cables o bordes, y deslizarte por ellos para ganar velocidad haciendo grind al más puro estilo Tony Hawk. Esta posibilidad de saltar y grindar por el circuito permite añadir muchísimos atajos y rutas alternas y, a diferencia de lo que ocurría en otros juegos de la saga, dominar el grind y el salto es bastante complicado.
De hecho, intentar saltar no siempre sale a cuenta ya que hacerlo el momento o lugar equivocado puede hacerte perder tiempo. Por eso, saber cuándo derrapar y cuándo saltar cambia el meta del juego para siempre. Pocos cambios jugables han refrescado tanto la fórmula desde la introducción del derrape con turbo hace décadas. Ahora, combinar un buen derrape en curva con un salto al terminar para caer en una plataforma elevada puede marcar la diferencia entre ganar o perder la carrera.
Modo Supervivencia y más formas de competir
Entre los nuevos modos de juego destaca especialmente el Modo Supervivencia (también llamado Knockout Tour) que, como ya se ha dicho cientos de veces estas últimas semanas, está claramente inspirado en uno de los modos más divertidos de Forza Horizon. Se trata de una especie de maratón de carreras encadenadas por todo el mundo abierto, sin pausas ni descansos en el que empiezan participando 24 corredores pero solo 4 llegarán al final: en cada punto de control intermedio se elimina a los últimos corredores de la clasificación. Por ejemplo, tras cierta distancia, los 4 peores quedarán fuera, luego más adelante se elimina a otros 4, y así sucesivamente hasta que solo queden los cuatro mejores compitiendo por la victoria.
La tensión que se vive en este modo es increíble: sabes que un mal tramo puede costarte la carrera entera, así que cada adelantamiento cuenta y cada concha que te golpea duele el doble. Constantemente sientes que vas “al filo de la navaja”, peleando por sobrevivir un punto de control más y, cuando disfrutas con la tensión cuando juegas con amigos o desconocidos en local u online, es cuando queda claro que es uno de los grandes puntos fuertes de esta entrega.
Por supuesto, no todo es Grand Prix tradicional y Supervivencia. En Mario Kart World también regresa el clásico Modo Batalla, con sus batallas de globos y de monedas (ahora con eliminación directa de jugadores cuando pierden todos sus globos), el Modo Contrarreloj, para batir tus propios tiempos o competir contra fantasmas de jugadores de todo el mundo, y el Modo Versus, donde puedes configurar carreras libres a tu gusto (por equipos, circuitos aleatorios o tradicionales de tres vueltas, etc.).
Dicho esto, tenemos la sensación de que Mario Kart World ha llegado a las tiendas escaso de contenido. Por ejemplo, Mario Kart 8 Deluxe contó con 48 circuitos (más otros 48 vía DLC), mientras que Mario Kart World ofrece 32 circuitos –eso sí, expandidos con las rutas intermedias–, pero en el momento en que decides comparar un juego con otro, la nueva entrega está claramente por debajo en este sentido.
La plantilla de personajes sí se ha ampliado mucho más de lo que podíamos esperar, y ahora podemos correr controlando a un Goomba o una vaca, por ejemplo. La personalización de vehículos también es diferente: ahora eliges entre karts predefinidos por conjuntos (chasis, ruedas, etc. con rasgos fijos), en lugar de combinar piezas individuales como en MK8. Y un detalle que algunos echarán de menos: de lanzamiento no está el modo 200cc (la cilindrada ultrarrápida introducida en MK8), aunque Nintendo ha insinuado que podría llegar mediante actualización en el futuro.
Son detalles que hacen que parezca un juego más limitado en contenido que Mario Kart 8 Deluxe, pero esperamos que Nintendo amplíe el juego con actualizaciones periódicas –nuevos circuitos, personajes, atuendos o modos– a lo largo de la generación y que, al menos parte de ese contenido, llegue de manera gratuita.
Un espectáculo técnico para estrenar Switch 2
En el apartado técnico y visual, Mario Kart World es impecable. Nintendo ha aprovechado la potencia de Switch 2 para dar un salto gráfico importante respecto a MK8 Deluxe. A primera vista mantiene la estética colorida de siempre, pero los detalles y la escala impresionan: los circuitos ahora son colosales, con múltiples rutas y varios niveles de altura.
El juego corre a 60 fps sólidos en todo momento, incluso en modo portátil, lo que hace que las carreras se muestren siempre suaves. La imagen luce muy nítida y clara, y, aunque en partidas multijugador local de 4 jugadores el framerate baja a 30 fps, sigue siendo estable). Hay infinidad de detalles técnicos llamativos: por ejemplo, las olas del mar reaccionan en tiempo real al paso de los karts, generando un oleaje que incluso afecta a la conducción –por momentos parece que estemos jugando a Wave Race dentro de Mario Kart, gracias a cómo debemos sortear el oleaje con miniturbo tras miniturbo–. Cuando cargamos un salto, se aprecia cómo los neumáticos se aplastan ligeramente por la presión antes de despegar y las animaciones de los personajes y los efectos de los power-ups son más expresivos que nunca.
A pesar de la locura en pantalla, el juego se mantiene fluido y estable. De hecho, el modo online funciona perfecto incluso con 24 jugadores, gestionando los power-ups con precisión y sin lag. La infraestructura en línea de Nintendo por fin funciona de verdad: las partidas van finas y resulta muy adictivo “echar otra más” una y otra vez. Eso sí, en este aspecto multijugador aún hay margen de mejora: por ejemplo, para jugar con amigos en partidas igualadas hay que recurrir a métodos que están totalmente superados en pleno 2025 (unirse manualmente a partidas en vez de crear salas mixtas con desconocidos). Son detalles de calidad de vida que esperábamos ver en Switch 2, pero no empañan lo bien que va el online en general.
Mención especial merece la nueva Senda Arcoíris: tal vez en lo jugable no sea la pista más difícil de la saga, pero visual y musicalmente es de las mejores reinterpretaciones que ha tenido, situándose fácilmente en el top 3 histórico de este circuito. Y es que el juego en general es un deleite audiovisual. La banda sonora, por ejemplo, reúne remezclas de temas clásicos de Mario Kart y de todo el universo Mario, integrándolos de forma dinámica según la zona del mundo por la que estés corriendo. Un momento estás oyendo un remix de un tema de Super Mario Galaxy al pasar por una zona espacial, y más adelante una fanfarria retro te sorprende al encontrar un guiño a Donkey Kong clásico en el circuito.
Conclusiones del análisis de Mario Kart World
Con el lanzamiento de Mario Kart World queda claro que Nintendo Switch 2 realmente supone un gran salto respecto a la consola anterior. El juego funciona a la perfección en escenarios gigantescos en los que corren 24 participantes y en los que la locura de objetos y saltos es más grande que nunca. Es cierto que comete errores, como abusar de un mundo abierto que realmente no tiene mucho que aportar y que la falta de más circuitos le saca los colores si se compara con Mario Kart 8 Deluxe pero, aun así, las nuevas mecánicas son tremendamente divertidas y nos permitirán pasar horas y horas corriendo junto a varios amigos delante de la pantalla.
