El fin de la humanidad: uno de los temas fetiche de la literatura de terror y apocalíptica. La pandemia en la que estamos sumergidos nos ha hecho ver de cerca algunas de las clásicas situaciones de ese tipo de ficción: el encierro, la indecisión, el miedo y el pánico, las injusticias, etc.
Chuck Wendig publicó «Los sonámbulos» («Wanderers») en 2019; lo que estaba por venir era una mera conjetura. Esa anticipación da como resultado una novela escalofriante y una de las candidatas a recomendación del año.
Coged una mochila y llenadla con lo imprescindible, el viaje va a ser largo.

El argumento

Shana se despierta una mañana y descubre que su hermana pequeña ha sido presa por las garras de una extraña enfermedad. Parece que se ha convertido en una sonámbula. Es incapaz de hablar y de despertarse, y se dirige con inexorable determinación a un destino que sólo ella conoce. Pero Shana y su hermana no están solas. Pronto se les unen una banda de sonámbulos procedente de todo Estados Unidos, para realizar el mismo viaje misterioso. Como Shana, hay otros pastores que siguen al rebaño de sonámbulos en un intento por proteger a sus amigos y familiares en el largo y oscuro camino que les espera.

En su recorrido, descubrirán una América convulsionada por el terror y la violencia, donde esta nueva epidemia apocalíptica resulta menos peligrosa que el miedo a ella. A medida que el resto de la sociedad va derrumbándose a su alrededor, y una milicia ultraviolenta amenaza con exterminarlos, el destino de los sonámbulos parece depender del hecho de desentrañar el misterio existente detrás de la epidemia. Este aterrador secreto tanto puede destrozar a toda la nación como bien unir a los supervivientes en su intento de rehacer un mundo devastado.

Bien, ya tenemos cubierta la presentación y el argumento así que ataquemos el núcleo central de inmediato.
«Apocalipsis» o «La danza de la muerte», Stephen King, «The Walking dead» y demás.
Si, hay un poco de todo eso, pero es un primer paso.
«Los sonámbulos» va más allá de esos referentes, tomando un nuevo rumbo, nuevos acercamientos narrativos al género, modernizándolo, mezclándolo con las realidades sociales, culturales y científicas del mundo actual. Claro que es una novela coral sobre uno de los posibles fines de la humanidad, que se mezclan temas como la violencia, el bien, el mal, la ciencia y la fe, en una Norteamérica confusa y perdida. Y, por supuesto que se arrima al estilo de Stephen King, como la gran mayoría de escritores y escritoras de las últimas décadas que tocan temas similares.
Y ahora, sigamos caminando.

«Los sonámbulos», como deja claro el argumento propuesto por la editorial, arranca en una pequeña población Norteamericana. Una serie de personas se levanta de sus camas, como sonámbulos, y comienza a caminar. A su lado, al igual que pastores, un grupo de amigos y familiares acompaña a estos sonámbulos en su viaje. La ciencia no encuentra explicación, la sociedad tampoco… y hasta aquí deberíais saber. Un pequeño incidente que irá aumentando de escala e intensidad, hasta alcanzar cotas inesperadas.

«Ve y salva el mundo, tío»

860 páginas de novela requieren un ritmo muy trabajado para no llegar a aburrir y Chuck Wendig lo ha conseguido. Capítulos (relativamente) cortos, una división en partes que da la sensación de estar viendo una serie de televisión (ya tiene los derechos adquiridos para una próxima adaptación…) y una sucesión incesante de ideas y giros.
La construcción de una novela así no ha tenido que ser nada fácil y eso consigue mantener el ritmo y el interés durante toda la lectura. Los giros argumentales (inesperados) se colocan de manera eficiente durante la extensión de la novela. Mención aparte para el giro central, hacia la mitad de la lectura, que cambia por completo a «Los sonámbulos» y la convierte en una novela que va mucho más allá de lo previsible.

Hay un punto, un interludio, que separa las partes 4 y 5, que casi marca el ecuador de la lectura. Un capítulo breve que, bajo la premisa de 10 instantáneas, retrata la deriva del mundo en apenas un mes… ¿Os suena? Ese punto también marca el cambio entre una narración apocalíptica, científica y social en una lectura con tintes de terror, de pesadilla sudorosa difícil de olvidar.

Chuck Wendig merece, por tanto, un aparte. Además de construir una novela de más de ochocientas páginas que se lee como si tuviese la mitad de extensión y el doble de contenido, consigue aportar nuevos detalles a un estilo de novela bastante explotado.
Cimentado en su estilo (moderno, directo, no demasiado recargado), Wendig va añadiendo capas a la novela; ya sea a través de las pequeñas entradillas a cada capítulo que recogen citas de redes sociales, podcast o blogs o de elementos integrados en el desarrollo del libro.

«Los sonámbulos» tenía una difícil misión y la novela de Chuck Wendig ha superado el reto. Una de mis mejores lecturas del año, con un ritmo magnífico, un sorprendente giro a mitad de la lectura y terror, acompañado por una serie de ideas potentes, actuales y muy necesarias.

Una novela a recomendar, casi como un regalo.

Como buena novela apocalíptica, «Los sonámbulos» es una novela coral. Hay un grupo duro de protagonistas: Shana, la joven que decide acompañar a su hermana sonámbula; Benji, el científico que ha sido apartado del CDC o Matthew, el pastor cuya fe se tambalea. Frente a ellos, que reflejan parte de los intereses de la sociedad actual (ciencia, futuro, fe) se presentan una buena cantidad de secundarios que terminan por configurar el retrato general de la novela (Mia, Ozark, Pete, Marcy…). Personajes creíbles, sin caer en el cliché (más allá del necesario para que el conjunto funcione), con diálogos muy naturales.

Wendig lo tiene claro: la humanidad se encuentra en una encrucijada. Desinformación, pérdida de valores, globalización, emergencia climática, polarización… todos los elementos que nos atormentan actualmente están presentes en «Los sonámbulos».
La misteriosa problemática de las personas que vagan por Norteamérica es la pequeña chispa que prende la mecha del resto de conflictos. Y es ahí, justo en la oscuridad, donde «Los sonámbulos» brilla. Se convierte en una lectura esencial para los tiempos actuales y construye un mensaje, cimentado en la actualidad, pero con la intención de reflejar este momento para el futuro.
Esa misma intención es, quizás, la que tenía la reciente «Fuego» de Joe Hill pero, en el punto en el que la historia de Hill se lanza a terrenos más conocidos, «Los sonámbulos» gira el volante y toma otra ruta.

En definitiva

«Los sonámbulos» tenía una difícil misión: las comparaciones con la obra de King, un exceso de mundos apocalípticos, premios y recomendaciones, su larga extensión y los términos pandémicos que se han visto superados por la realidad (repito: la novela se publicó originalmente en 2019).
Y la novela de Chuck Wendig ha superado el reto.
«Los sonámbulos» ha sido una de mis mejores lecturas del año y un libro a recomendar, como un regalo, a aquellas personas que aprecias.

La novela tiene un ritmo magnífico, un sorprendente giro a mitad de la lectura y terror. Un terror que, quizás, estemos tocando con la punta de los dedos en la realidad con la que convivimos y que no se puede hacer nada más que afianzar las ideas positivas y rechazar de pleno cualquier intento de represión, discriminación o extremismo (alt-right, fascismo, supremacía o cualquier tipo de nombre tras el que esconderse).

Chuck Wendig

Un libro actual, lleno de ideas narrativas y elementos con los que lidiamos en el día a día (ecologismo, sostenibilidad, sociología, tecnología), además de establecer un diálogo entre bien y mal, fe y ciencia, acción y (sobre todo) reacción, pasando por todos los puntos intermedios. Todo ello sin perder de vista el entretenimiento, la épica y una vocación de sorprender.
Mención aparte para la excelente traducción de David Tejera Expósito para la edición en castellano de Roca (tapa blanda muy flexible; muy buena elección): 860 páginas sin fallo, dejando unas diálogos muy particulares y algunas traducciones brillantes (ojito con los títulos de algunos capítulos…).
Ojalá «Los sonámbulos», además de otros títulos escritos para la franquicia de Star Wars, sea una buena puerta de entrada de Wendig al mercado español. Acaba de salir una nueva novela de terror, «The book of accidents», que espero no tardar en encontrar por aquí…

Puedo ser débil y haber caído rendido ante «Los Sonámbulos» casi desde su primera página. También creo que he salido del polvoriento viaje por una Norteamérica que se derrumba con algunas ideas reforzadas. Un apocalipsis (que quizás nos merezcamos) con mucha luz dentro de un mundo que se queda a oscuras. Esa luz marca el punto diferencial.
Ojalá haga mella en muchas mentes lectoras.
Necesitamos esa luz.

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LJ Zapico
Criatura de la noche. Redactor en Fantasymundo.com

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