Indika — Análisis

Indika es un juego en tercera persona basado en una Rusia alternativa del siglo XIX con tintes religiosos, ya que manejaremos a una monja. Esta aventura nos llevará a través de diferentes situaciones, guiados por la más inusual de las compañías: nada más y nada menos que el mismísimo Diablo, quien nos tentará a lo largo de nuestro recorrido.

Los extremos a veces se tocan

Como hemos mencionado en el párrafo de la introducción, el personaje que manejaremos es una monja. Nuestra misión es la de entregar una carta, llevándola hasta otra ciudad, dejando atrás la «supuesta tranquilidad» de nuestro claustro, donde parece que no encajamos del todo. A través de paisajes nevados típicos de la estepa rusa, nos iremos topando con un buen número de personajes masculinos durante nuestro viaje.

Este es un viaje que no haremos sola, ya que en todo momento nos acompaña un amigo bastante conocido. Realizaremos el viaje con el Diablo de nuestro lado, con una carga narrativa importante según avancemos en la historia. A pesar de lo corto que se hace, Indika tiene puzles interesantes, y su ambientación es magnífica en muchos aspectos. Este viaje con cámara en tercera persona seguro que te embrujará, al menos durante su escasa duración, y a pesar de que no posee una rejugabilidad real, probablemente recordarás tu recorrido.

Unos gráficos detallados, y de repente…

El motor gráfico que utiliza Indika es bastante interesante, detallado y realista. Tanto los escenarios como el clima, la ambientación y los pequeños detalles están bastante bien cuidados, así como los modelos de los personajes. Sin embargo, en el momento en el que estamos aclimatados a este apartado gráfico, nos llegan secciones sorprendentemente diferentes. Las zonas de recuerdos se narran diametralmente opuestas, consiguiendo llamar nuestra atención casi de inmediato.

Las zonas pixel-art están detalladas con mucho esmero, y encajan totalmente a la perfección durante el viaje de nuestra protagonista. Es cierto que son pocas, pero le otorga un enfoque diferente que casa muy bien con el declive de nuestra protagonista a lo largo de su viaje. Podría parecer una inclusión forzada debido al resurgimiento de esta técnica, pero cuando jugamos estas zonas podemos comprobar que no quieren aprovechar el tirón de esta vertiente.

Mejorar nuestra puntuación para subir de nivel

En Indika tendremos a nuestra disposición un marcador en la esquina superior izquierda. Este marcador puede aumentar conforme avancemos en la historia, sobre todo interactuando con ciertos objetos. Estos objetos están relacionados con la religión, y sumar puntos nos hará aumentar nuestro nivel. Con el aumento de nivel podemos elegir entre ciertas habilidades que nos permitirán subir de nivel de una manera más eficiente.

Una lástima que, al final, este apartado no sirva para absolutamente nada. No cambiará el transcurso de la historia, no conseguiremos ninguna mejora real, y salvo ver aumentar la cifra, no desbloquearemos ventaja alguna. Sí que es cierto que para los completistas será interesante interactuar y conseguir el montante total disponible, pero poco más.

Un juego narrativamente excelente

Uno de los puntos fuertes de Indika es sin duda su apartado narrativo, que nos acompaña a lo largo de nuestro viaje. La dualidad y las cuestiones morales a las que debemos hacer frente nos pondrán a pensar, en más de una ocasión, de una manera excesiva. Sin duda alguna, un oscuro sentido del humor muy bien medido tiene la mayor parte de culpa. Ciertas situaciones y encuentros que nos topamos a lo largo de nuestro camino nos harán esbozar una sonrisa, además de plantearnos ciertas convicciones moralmente cuestionables.

Su excelencia no radica únicamente en lo narrativo, y es que Indika tiene una ambientación digna de admirar. Es cierto que la carga narrativa es un hecho importante, pero la sensación de pesimismo, soledad y una sociedad gélida nos meten de lleno en lo que el juego quiere transmitirnos, y lo hace apenas casi sin esfuerzo. Tanto el entorno como los propios personajes, sus costumbres o sus convicciones están medidos de una manera muy interesante, y se nos presenta de una manera sencilla y directa.

Algo desagradable que debemos digerir

Durante nuestro viaje, Indika nos muestra varias situaciones que pueden ser más o menos audaces, sarcásticas o crueles. Sin embargo, existen varios momentos crudos y violentos que pueden ser complejos para más de un jugador, aunque bajo mi punto de vista necesarios durante nuestro viaje. No se tratan de situaciones gratuitas, y aunque obviamente no sean del agrado de más de uno, son justo lo que la historia debe ofrecernos.

Continuando con su apartado artístico, nuestro viaje está plagado de entornos sombríos, oscuros y apagados. Por lo general esto echaría hacia atrás a un gran número de jugadores, pero posee ese encanto atrayente que debemos abrazar durante nuestra sesión de juego. Las voces que podemos escuchar durante el juego están tanto en inglés como en ruso, y si queremos una inmersión mayor en el mundo que nos plantea Indika debemos jugarlo en este último. No perderemos un ápice de información durante nuestro viaje, ya que posee subtítulos en castellano, por lo que no nos faltará detalle si elegimos escuchar un idioma al que no estamos habituados.

Conclusión

Indika es un juego difícil de explicar, de analizar y de comentar sin entrar en destripes y arruinar la experiencia jugable. A grandes rasgos, estamos más ante un walking simulator que bebe de la experiencia narrativa. Tanto los puzles como los «supuestos coleccionables» pasan a un segundo plano, y una vez más, lo que nos atañe es más el propio viaje que la conclusión. Con una buena carga de dualidad moral, el viaje de Indika no dejará indiferente a nadie. Si queremos repetir alguna sección en concreto, tenemos disponible la selección de capítulos, ya sea por gusto o por terminar de completar ciertos logros.