Detalle de un gusano de arena

¿Qué decir a estas alturas sobre el universo literario que se originó con “Dune” (1965)? Lo cierto es que en Fantasymundo ya hemos hablado en otros artículos de la serie de novelas del estadounidense Frank Herbert (1920-1986); periodista, fotógrafo, crítico literario, consultor ecológico y conferencista, su genio es hoy ampliamente reconocido, y resulta ser un ejemplo de que, antes de convertirse en escritor, es necesario ser un lector apasionado no sólo de obras de ficción, sino que también es imprescindible formarse en multitud de disciplinas, a fin de disponer de bagaje suficiente como para lograr seducir al lector e imprimir un sello único en aquello que se pretende publicar.

Somos millones en el mundo los lectores que no tuvimos más remedio que dejarnos seducir por los mundos creados por Herbert en una serie de obras repletas de referencias antropológicas de muy diverso cariz, envueltas en una trama absorbente con ecos de sus anteriores obras, pero con una entidad propia y reconocible. Y por qué no decirlo, estirada e imitada hasta la saciedad. Leer “Dune” es para los amantes de la ciencia ficción casi una obligación, al tratarse de una de las obras cumbre del género, que no sólo espolea la imaginación, sino que nos hace crecer a nivel personal, sobre todo si nos llega en edades en las que estamos hambrientos de conocimientos nuevos y resplandecientes y el sentido de la maravilla aún es fuerte en nosotros.

Como decía, he hablado ya en profundidad sobre este universo en los artículos “Dune”, “Mesías de Dune” (1969), “Hijos de Dune” (1976), “Dios Emperador de Dune” (1981) y “Herejes de Dune” (1984), que podéis leer pulsando sobre cada título, y espero no tardar demasiado en ofreceros otro sobre “Casa Capitular: Dune” (1985), la última novela publicada por Frank Herbert que cierra la serie de seis libros original. No es necesario que me repita en este sentido, y si habéis llegado aquí libres de la influencia del genio de Tacoma tampoco os recomiendo que os leáis estos artículos, ya que su intención era diseccionar las mismísimas tripas de cada novela, y amigos y amigas, espero que disfrutéis de ellas por primera vez sin más referencia que su importancia dentro del género de la ciencia ficción.

Barón Harkonnen
Barón Harkonnen, por Sam Weber.

Este artículo trata únicamente sobre la edición coleccionista publicada por Nova CiFi en noviembre pasado, un grueso volumen que si bien no nos aporta demasiadas novedades a nivel de contenido, SÍ merece la pena tener en nuestras estanterías, independientemente de si somos fans de Herbert o esperamos darnos algún día el gusto de iniciarnos en su universo. Este es de esos libros que merece la pena tener en varias ediciones y formatos –como es mi caso-, especialmente si es nuestra costumbre iniciar relecturas cada cierto tiempo.

Esta edición en robusta tapa dura con sobrecubierta incluye las doce ilustraciones interiores firmadas por el ilustrador Sam Weber, que ya aparecieron en la edición estadounidense conmemorativa del cincuenta aniversario de “Dune”, de The Folio Society. La traducción original del texto corre a cargo del ínclito Domingo Santos (1941-2018) –a quien tanto debemos los amantes de la CiFi-, revisada para la ocasión por David Tejera Expósito, toda una referencia en su profesión (a quien Shai-Hulud guarde muchos años). Se añade un mapa del planeta Dune y los apéndices de la novela.

Esta edición trata de ofrecer algo nuevo, sin llegar a los contenidos y formato de lujo de la edición de The Folio Society, y por supuesto, tampoco a su elevado precio de casi 80 libras esterlinas, por los casi 30 euros de la edición de Nova CiFi. Aparte de lo mencionado, cada capítulo contiene pequeñas imágenes con objetos emblemáticos de la trama que todo fan de «Dune» conoce.

Pequeños dibujos de la edición especial de Dune, de Frank HerbertLas ilustraciones son fotorrealistas y muy expresivas, pintadas originalmente con óleo sobre papel ilustrativo. Weber nos muestra su propia visión de la escena del Gom Jabbar, con Paul Atreides y la Reverenda Madre Gaius Helen Mohiam; al Barón Vladimir Harkonnen; al mentat y Maestro de Asesinos Thufir Hawat; una conocida escena con el doctor Yueh y el duque Leto Atreides; a un ornitróptero que cabalga una tormenta de arena en Dune; una concubina esclava ante un Emperador Padishah que supongo podemos identificar con el Corrino Shaddam IV; al tortuoso Feyd-Rautha Harkonnen en pleno combate; al trance de la especia de Jessica Atreides tras beber el Agua de la Vida; al sabio e implacable Stilgar, Naib del Sietch Tabr; la llegada de las naves de la Cofradía Espacial a Dune; a Alia Atreides; y finalmente, a Muad’Dib frente a un majestuoso ejemplar de Shai-Hulud, escena que se repite también en la sobrecubierta.

Sam Weber confesó a The Folio Society que “Dune” es su novela favorita, y la verdad es que se nota el cuidado que pone a sus ilustraciones, y lo alejado que se encuentra a cualquier frivolidad o impostura, algo a lo que a veces se sienten inclinados algunos artistas visuales a la hora de representar en el lienzo obras icónicas. Weber parece guiarse al milímetro por las descripciones de Herbert, algo que se agradece. Según él, le pareció un encargo “bastante intimidante, especialmente al principio.Dune«] se ha imaginado tan bien en el pasado, y ha ocupado un lugar tan destacado en mi psique, que creo que una vez que pasó la emoción inicial, me puse realmente nervioso por hacer justicia al proyecto. En algún momento tuve que reconciliarme conmigo mismo con que estaría aportando mi propia opinión al texto y que las deficiencias de un artista son parte de lo que hace que el trabajo sea interesante y único”.

Una de las cosas divertidas de ilustrar una historia que amas es que, inevitablemente, algunas de las imágenes no tienen que ver con cómo imaginaste realmente la escena o los personajes”, insiste Weber en esta entrevista para Tor. “Existe una extraña discrepancia entre cómo recuerdo el libro y lo que realmente he creado para acompañarlo. Sin embargo, lo contrario también es cierto, lo cual es realmente emocionante: cuando una imagen que creas termina sintiéndose más auténtica o real de lo que inicialmente imaginaste. Este es el proyecto más largo en el que he trabajado, así que ya sólo eso tiene sentido para mí. Probablemente nunca podré separar realmente el texto de Herbert de mis propias experiencias ahora; en muchos sentidos, el libro se ha vuelto más especial. Realmente espero que la gente disfrute un poco de lo que hice; esa sería realmente la mejor recompensa para todo este esfuerzo”.

Prueba del Gom Jabbar
La Reverenda Madre Gaius Helen Mohiam somete a Paul Atreides a la prueba del Gom Jabbar. Arte: Sam Weber.

Y a fe mía que lo ha conseguido, aunque personalmente esperaba más contenido único por parte de Nova. Pero supongo que el fan siempre es insaciable, y una editorial ha de ponderar muy bien el precio de una edición coleccionista. De poco sirve que sea magnífica si al final no se vende como debería porque pocos bolsillos llegarían a permitírselo. Pero aún asi…

En fin, esta edición de lujo de Dune es muy recomendable, que nos permite poner de actualidad una obra icónica, mística e imprescindible que recomiendo a todo lector que ame la aventura, los personajes complejos y tortuosos y la complejidad argumental. Una novela que hace crecer al lector y a cualquier escritor que busque su propia voz.

«No conoceréis el miedo. El miedo mata a la mente. El miedo es la pequeña muerte que conduce a la destrucción total. Afrontaré mi miedo. Permitiré que pase sobre mí y a través de mí. Y cuando haya pasado, giraré mi ojo interior para escrutar su camino…»

Dune, de Frank Herbert (Edición coleccionista)

FantasyTienda: Figuras, merchandising, juegos
Alejandro Serrano
Cofundador de Fantasymundo, director de las secciones de Libros y Ciencia. Lector incansable de ficción y ensayo, escribo con afán divulgador sobre temáticas relacionadas con el entretenimiento y la cultura cercanas a mis intereses.

1 COMENTARIO

  1. A Don David Tejera Expósito Shai-Hulud lo debería guardar muchos años, sí, pero en su vientre, porque la «revisión» que ha hecho de la traducción es en realidad una bazofia despreciable e infecta con pasajes censurados en aras de la actual corrección sociopolítica. Si hay que darle una paguita, pues se le da aunque no haga nada, pero que no se dedique a destrozar obras maestras, por favor.

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