En vísperas del FANT 2018 y en medio de unas nubes que ocultaban al gigante de titanio, el pasado 25 de abril Ángel Sala, crítico, productor, guionista, actor y desde 2001 Director del Festival de Cine Fantástico de Sitges, conversó con Juan Zapater, crítico de arte y cine así como director de BilbaoArte, a propósito del libro publicado en 2017 por el primero.

El tiempo disponible era muy ajustado, por lo que hechas las presentaciones y comentadas las anécdotas de ambos durante todos estos años por Festivales de cine y demás derroteros, la audiencia visionamos una proyección con breves escenas de las 50 películas elegidas por Ángel. Tras estos imborrables fotogramas para los que somos aficionados, Ángel se aprestó a indicar que cuando le encargaron este libro le rogaron que rebajara su erudición y allanara la lectura al lector de a pie que busca una lectura y relectura del repaso cronológico de los últimos 115 años de cine de CF, género favorito del autor dentro del Fantástico. Es decir, encontraremos muchos tópicos, pero… ¿no es eso lo que nos gusta?

Ángel empieza su obra con “El doctor Mabuse” (1922), de Fritz Lang; su película favorita, perteneciente al cine alemán de entreguerras, muestra la indeterminación genérica que tienen este tipo de películas en la época. Es imposible no hablar también de “Metrópolis” (1927), pero lo cierto es que se produce un vacío hasta principios de los cincuenta, ocupada desgraciadamente por la Segunda Guerra Mundial. La Ciencia Ficción es populista, no tiene el prestigio que sí se le da al Terror, concretamente a la novela gótica. Serán Julio Verne y H. G.Wells los que sirvan de inspiración para la poca CF que vea la luz, de ahí que títulos como “Frankenstein” (1931) tiene más de terror a pesar de ser clasificada como CF. Lo mismo ocurre con “El hombre invisible” (1933).

El caso es que la postguerra en los cincuenta abandona el terror y se centra más en la paranoia de las armas y los avances nucleares, cuyos estragos se habían ocultado a la población y esta pronto echa a volar la imaginación. Desgraciadamente, esto y sus posibles consecuencias resultaban fascinantes (un ejemplo son todas las películas de temática sobre gigantismo, bien humano, vegetal o animal). La influencia pulp quedó patente en los programas dobles que exigían mucha producción de filmes. Paradójicamente, quedan para el recuerdo especialmente dos títulos atípicos. El primero, “Ultimátum a la Tierra” (1951), dirigida por Robert Wise, que procedía del cine negro y eso se nota. El final ya lo conocéis: si nos portamos bien, no nos destruirán. Muy imperialista, ¿verdad? La federación que se menciona servirá de inspiración para la futura «Star Trek». El segundo título es “Planeta prohibido” (1956), un derroche de technicolor y mate paitings donde la acción transcurre fuera de la Tierra y el robot es muy distinto del estilizado del otro título. La película que sí resultó más llamativa fue “La Tierra contra los platillos voladores” (1956). Este título, con efectos de Ray Harryhausen, es el recuerdo más claro de esta época con sus ovnis sobrevolando nuestras ciudades. Ángel Sala se detuvo para mencionar “La humanidad en peligro” (1954) influencia clara para la futura “Aliens. El regreso” (1986) con unas hormigas mutadas que se esconden en el subsuelo. Y… ¿quiénes devoraron todas estas películas en los 50s? Pues los encargados de crear todos los éxitos de los 80s, de ahí tanto remake de “La cosa” (1951 y 1982), “La mosca” (1958 y 1986),…

La charla derivó hacia el tema de los monstruos, auténtica fijación de Ángel Sala, destacando sobremanera “Godzilla” (1954) producida por los estudios Toho y “King Kong” (1933). De hecho, fue el éxito del gorila gigante en Japón el que inspiró el monstruo japonés y que incluía de lleno al país del sol naciente en la producción de cine de CF. Ángel nos contó que Toho tenía una delegación en España y en nuestro país se estrenó la única copia original, ya que en el resto de países se mostró la versión edulcorada de Hollywood. Efectivamente, “King Kong” es el paradigma que define perfectamente a una película de género fantástico, agrupando los tres pilares en una sola cinta. De hecho, Kong sale en el logo del Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya. Ahora ya no nos extraña, ¿verdad? Pero, si hablamos de monstruos, no puede faltar en este imaginario “Tiburón” (1975) que, aunque no lo creáis, nos tuvo aterrados durante días.

1968 significó un punto de inflexión. Esta década no sólo significó que el cine francés, más intelectual y maduro, abría sus puertas de lleno a títulos de CF, sino que el mundo estaba a punto de cambiar. Los libros de Asimov y Arthur C. Clarke decían adiós a los platillos y las preocupaciones eran otras. El cine se plagaba de la paranoia de la conspiración y del contacto con vida inteligente extraterreste. Al cine francés se unió una ingente y desconocida producción de cine de Europa del Este. Todavía ahora muchos descubren títulos como “Aelita” (1924), y esto no es más que la punta del iceberg de títulos como el “Solaris” (1972) de Andrei Tarkovski. Fue aquí cuando Ángel Sala no dudó en confersar que la más fiel al libro de Stanislaw Lem le parece que es el “Solaris” (2002) de Steven Soderbergh. En medio de todo esto, ¿queda sitio para el cine español? La mención se la llevó “Fata Morgana” (1965), de Vicente Aranda con un trasfondo distópico.

Pero si este 68 será recordado la culpa achacádsela a “El planeta de los simios” (1968), basada en el libro de Pierre Boulle y a “2001: una odisea del espacio” (1968), basada en el relato “El centinela” de Arthur C. Clarke y que posteriormente sería novelado. Cambiaba la estética, la narración. La primera película será recordada no sólo por cómo fue tratado el que los simios hablaran, sino por su escena final que mostraba los efectos de la destrucción total. Con esta película, que contaba con una estrella como Heston, los guionistas de TV se implicaban por primera vez en los guiones de los filmes. Es curioso que en el caso de “2001…” este giro no fuera replicado hasta bien entrada la década de los setenta. Sin duda, el salto definitivo viene con el estreno de “La guerra de las galaxias” (1977). Con esta película se iniciaba el fenómeno fan y desde entonces llevamos más de 30 años con las películas de CF como las más taquilleras. ¿Significativo, no?

El tiempo de la charla se agota, pasa volando, y no quedan minutos más que para algún chascarrillo como el de que “La cosa” (1982) se pasa toda la película defendiéndose (anda, es verdad) y concluir que “Blade Runner” (1982) pasó desapercibida por intentar reflejar una sombría distopía (es una redundancia, lo sé) en medio de la bonanza de la era Reagan. Uf, mala idea.

Sería la revolución de los reproductores de vídeo lo que permitiría que todos pudiéramos ver en casa una y otra vez películas de otras épocas y así fue como muchas se convirtieron en títulos de culto. Ya lo dice Tarantino, “una película de culto no nace, se hace según cómo sea vista”. Y qué decir del cómic, clara influencia en el cine. Lo cierto es que Cameron consiguió hacer una segunda entrega con su «Aliens. El regreso» (1986) que tuvo personalidad propia y que de verdad nos recuerda a la antes citada “La humanidad en peligro” (1954). Lo sé, también habría que mencionar a «Avatar» (2009), pero es que también es un refrito de conceptos del siglo XX.

La charla en sí termina con la conclusión del buen momento que vice ahora la CF con títulos que no sólo se apoyan en los efectos digitales, sino en la fusión con lo emotivo, los sentimientos. Sirvan como ejemplo “Interstellar” (2014), “La llegada” (2016) o la poco conocida “Under the Skin” (2013).

Llegó el turno de preguntas. Y a fe mía que las hubo. Os resumo que uno de los asistentes renegó de “Blade Runner 2049” (2017), lo cual Ángel Sala (y este que os escribe) no comparte. Cada una en su momento es una excelente obra. Un asistente reflexionó a propósito del exceso de efectos digitales. Efectivamente, la magia desaparece; todo es demasiado explicito, de ahí que ahora triunfan paradójicamente las buenas historias. Una chica bromeó a propósito del cambio de hábitos. El Horror ya no atemoriza tanto (un ejemplo es el “It” de 2017) y ahora cenamos tranquilamente viendo “The Walking Dead”. Hollywood dulcifica los títulos en las grandes salas mientras en la TV vemos “Juego de Tronos” plagado de fornicios, muertes, incesto u homosexualidad como si nada.

El caso es que la Ciencia Ficción ha salido del armario. Las redes Sociales son el nuevo foro de encuentro. A veces demasiado, como cuando sale un fotograma de una futura película y se empieza a debatir si será un éxito o un fracaso (risas). Y el futuro no está en las distopías juveniles tipo “Los juegos del hambre” (2012) o “El corredor del laberinto” (2014), sin poso y que persiguen una caja rápida. La CF le debe mucho a la literatura y a la ilustración y eso sí nos hace ver el futuro con esperanza. ¿Serán realidad «La Fundación», «Cita con Rama», «Dune»,…?

¿Os habéis quedado con ganas de saber más? ¿Echáis de menos algún título? No lo dudéis, haceos con el libro de Ángel Sala y disfrutad tanto como lo hicimos los asistentes a esta charla preFANT donde disfrutamos aprendiendo, recordando y compartiendo. Eskerrik asko, Ángel!

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Jaime Santamaría
Economista con alma de escritor. Amante de los viajes, tanto de los que requieren maletas como imaginación. Siempre con ganas de aprender.

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