Nuevas tecnologías

No se puede negar como la progresiva evolución de la tecnología ha generado múltiples cambios en nuestras vidas.

En su mayoría los cambios han sido positivos, pues nos permiten mejorar nuestra calidad de vida y aumentar el confort. Sin embargo, avances como el invento de la rueda o la industrialización, nunca fueron vistos como una amenaza para la humanidad.

Este temor recién surge con los avances de la tecnología informática. Pues muchos consideran que hoy en día los algoritmos a los que estamos expuestos controlan nuestras vidas y hasta las decisiones que tomamos.

Además, la invasión a nuestra privacidad y divulgación de datos en internet es constante. Así como también la desinformación y manipulación de la que cientos de personas son víctimas en redes sociales.

Entonces, aquí nos preguntamos ¿dónde queda la ética en las nuevas tecnologías? ¿Hasta dónde se puede llegar sin violar la privacidad de los usuarios? Veamos.

El factor humano en las nuevas tecnologías

Los mismos humanos somos responsables de automatizar y programar los algoritmos. Esto significa que, de cierta forma, se proyecta un valor humano a las máquinas mayor del que tienen.

Algunos pensadores tenían la idea de que se le podría delegar lógica a las máquinas, es decir, perfeccionar la inteligencia humana (IA). Y, esta podría tener un gran impacto en el campo de la neurociencia.

Asimismo, Rafael Yuste neurobiólogo en la Universidad de Columbia (EE.UU.), regulariza experimentos referentes al cerebro humano y estudio de la mente. Su finalidad: desarrollar nuevos métodos para leer la actividad cerebral y, además, alterarla.

Pero, al día de hoy existen enfermedades incurables del cerebro por algo esencial: no comprender como trabaja la mente. Lo que ha impedido crear suficientes máquinas para explorar la actividad de dichos cerebros.

Sin embargo, si esta tecnología se llegara a dar, podría traer riesgos y cambiar a la humanidad por completo.

¿Y los derechos humanos?

Estudiar las actividades del cerebro trae repercusión tanto en temas éticos como sociales. Esto se debe a que puede perjudicar lo que sería la esencia de una persona, provocando un problema de derechos humanos.

Por ello, Yuste sugiere implementar una ley mundial que resguarde los “neuroderechos” de los hombres y mujeres. De lo contrario, dicha tecnología se puede prestar para actos indebidos. Además, en un futuro podría controlar nuestros pensamientos.

Por otro lado, la neuro-tecnología del mañana sería de gran utilidad, siempre y cuando se protejan los derechos de las personas.

Tecnologías como biotecnología, nanotecnología, genómica y robótica, son posibles gracias a los avances informáticos. Y, Schwartz apunta que ellas son quienes fomentan las promesas y los peligros que nos desafían al dilema ético:

En primer lugar, se complementan y consolidan unas con otras. Y lo segundo es que son autocatalíticas, es decir, se activan por sí mismas.

Dichas características son usadas por los futurólogos con el fin de crear futuros escenarios posibles.

Las amenazas a la privacidad

Mientras incrementen las técnicas de búsqueda en la red, puede que nuestra privacidad se encuentre en un peligro mayor. Esto ha sido un tema de discusión popular en cuanto a la ética de las nuevas tecnologías.

Por ejemplo, una de las acusaciones que recibió la Microsoft, fue integrar en sus programas elementos que le permitan a la empresa espiar a los usuarios que usen sus softwares.

Otro de los casos muy conocidos es el uso de datos que hacen redes sociales como Facebook. Empresa que ha sido relacionada con escándalos de filtración de datos de sus usuarios para propósitos políticos.

Todo esto, nos hace estar más atentos a cada nuevo avance tecnológico que es anunciado, y por ello, muchos los ven con recelo. Por eso, la ética siempre debe estar presente en cada nueva herramienta tecnológica, ¿será posible?

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