

Con una portada preciosa en tonos lilas y morados, diseñada por Tom Roberts y adaptada por Nai Martínez, Umbriel nos acerca Una fábula para el fin del mundo. La nueva novela de Ava Reid, autora también de El arte de ahogarse y Lady Macbeth, ha sido traducida por Carla Bataller Estruch.
Un mundo devastado por la radiación donde los animales han mutado para sobrevivir. La vida de todos los habitantes de los suburbios está controlada por la empresa Caerus. Todos están sometidos mediante deudas y créditos masivos.
Inesa y su hermano Luka subsisten regentando una tienda de taxidermia mientras ignoran que su madre ha acumulado una deuda enorme.
Melinoë es un ángel de la empresa Caerus. Desde niña ha sido entrenada y modificada, tanto física como mentalmente, para ser un arma. Una asesina que debe dar caza a los corderos durante el desafío, un programa televisivo de supervivencia.
La deuda de su madre se convierte en una diana. Inesa es nominada como cordero. Con la ayuda de su hermano intentará sobrevivir a la despiadada Melinoë.
Una fábula para el fin del mundo está llena de los típicos clichés de la literatura distópica. Una sociedad controlada por un gobierno totalitario, grandes diferencias entre las clases sociales, personajes que desafían el status quo, problemas ambientales y un mundo postapocalíptico.
Es inevitable leer Una fábula para el fin del mundo y que nos venga a la mente la saga de Los juegos del hambre de Suzanne Collins. Hay múltiples razones. Que la protagonista sea sacrificada para salvar a otro miembro de su familia es una de ellas.
Aunque Inesa no es tan hábil como Katniss Everdeen, sí que es una muy buena heroína.
Una adolescente que hace lo necesario para subsistir en un mundo inhóspito e inclemente. Pero que tiene una ventaja sobre su perseguidora y es que conoce el terreno y a sus moradores. Los wendos, personas que al comer carne de animales mutantes, se han convertido en una especie de zombies.
No obstante al llegar a los agradecimientos encontramos que la autora agradece a Suzanne Collins y a Los juegos del hambre: «La historia de Mel e Inesa no existiría sin la ficción distópica juvenil de mi juventud. Hallé mi pasión gracias a las páginas web de fanfics y a los foros de rol de Los juegos del hambre, así que gracias a Suzanne Collins por escribir libros que me animaron a escribir mis propios libros.»
En Una fábula para el fin del mundo no solo nos vamos a encontrar una maravillosa historia de amor, aprendizaje y superación. También tenemos una brutal crítica al capitalismo y como éste ha destruido la idea de comunidad. Mejor no tener que dar las gracias para no endeudarte más.
Un valiente análisis sobre el entretenimiento. La deshumanización ante la violencia y el voyerismo frente a la brutalidad y lo sangriento. Cuanto más sanguinario y brutal, mucha más audiencia.
Las dos personajes principales de la novela están fabulosamente desarrolladas. La dinámica familiar de Inesa es terrible y desgarradora. Aunque tiene un maravilloso apoyo en su hermano, y es gracias a él y a sus habilidades de caza por las que tiene una oportunidad de superar el desafío.
Y que decir de la vida que ha llevado Melinoë. Modificada para ser un arma sintiente. Con borrados incesantes de sus recuerdos para volverla mucho más insensible. Alterada físicamente para conseguir que con su belleza angelical sus asesinatos sean mucho más impactantes.
Una fábula para el fin del mundo es una lectura interesante que me ha hecho pensar en la deriva que lleva nuestra sociedad. Como podría llegar a ser un mundo en el que las personas sucumben al consumismo irresponsable. Una humanidad hipnotizada por el streaming que se cree a salvo detrás de una pantalla.