Como siempre digo cada vez que uno de estos tomos en mis manos para reseñarlo, lo más jugoso del volumen es la enorme cantidad de extras que ofrecen, extras que nos sumerjen en los tejemanejes editoriales de aquellos tiempos.
Y en eso estamos: PhilippeVandooren, el redactor jefe, ha implantado una nueva orientación que apostaba por las series de humor y está a punto de fructificar. ¿Cómo? Con la aparición de un nuevo personaje como acción de apoyo promocional del lanzamiento de “Spirou en Nueva York”, ya mencionado en la reseña del tomo anterior. Este nuevo personaje reflejaba la infancia del famoso botones se supone que contada por su tío Paul. ¡Y tuvo su bautismo de fuego un año más tarde, en 1988, coincidiendo con la conmemoración del medio siglo del Journal de Spirou. Sin embargo, pese a la simpatía de Vandooren por el nuevo chaval, decidió seguir primando la serie regular.
Mientras, el organigrama directivo cambió sustancialmente. Y Vandooren fue sustituido por Patrick Pinchart.
Dentro de los fastos del año 1988, se lanza la nueva aventura de Spirou y Fantasio con grandes regalos y diversas iniciativas, como el juego de mesa “Spirou Pursuit” o la “crónica de Spirou”, que suponía un recorrido por la Historia del personaje, así como nace un nuevo concepto que servirá de hilo conductor de las nuevas historias: la pareja protagonista vive ahora de las charlas que dan contando sus aventuras y viajes, así como mantienen el formato de historias autoconclusivas pese a que algunas pueden concatenarse con cierta continuidad, así como el enviar a los protagonistas a zonas de cierta actualidad a las que no hubiesen ido todavía.
En todo caso, el simultanear las dos series (Spirou y Fantasio y El pequeño Spirou) supuso una tremenda carga de trabajo para Tomé y Janry, y pidieron ayuda al editor jefe (Patrick Pinchart ya por entonces) para poder sacar las páginas adelante. Y la ayuda llegó en forma de un joven dibujante llamado Bruno Gazzotti (¿Os suena? ¡Sí! ¡El dibujante de “Solos”!) y un colorista llamado Stuf. Juntos trabajaron durante años en el sótano de la casa de Janry.
Y ya, a partir de aquí, se van desgranando las curiosidades desglosadas por álbum dentro de los cuatro que incluye este volumen: “Con el agua al cuello”, “El valle de los proscritos”, “Spirou y Fantasio en Moscú” y “Vito el cenizo”. Encontraremos estudios de escenarios, personajes, páginas publicitarias e iniciativas de mercadotecnia, las portadas de las correspondientes revistas Spirou… Todo lo que puedas imaginar. Un perfecto prólogo para situarte en los pormenores del mundo editorial de finales de los 80 en “Chez Dupuis”. ¡Os animo a descubrirlo! Es pura Historia del mundo del cómic.
Es en este punto en el que comenzamos a desgranar, aunque sea brevemente –el volumen es largo-, las historietas incluidas en este estupendo tomo de 256 páginas a todo color en cartoné:
En “Con el agua al cuello” todo comienza con Spirou acudiendo a dar una conferencia sobre uno de sus viajes. Pero parece que sus aventuras en la selva hace que los asistentes se asusten y se marchen, salvo uno de ellos, que pierde el conocimiento. Así que el pobre Spirou se da cuenta del pánico que sus aventuras pueden provocar en el respetable. Por otra parte, nuestros protagonistas reciben una carta en la que les solicitan ayuda, puesto que dos aventureros han desaparecido en un país lejano, y la única pista de la que disponen es que buscaban un valle que quedaba lejos de su ruta prevista inicial.
Pero no son los únicos a los que deben ayudar, sino que el asistente que perdió el conocimiento en la conferencia también se la solicita, puesto que, dado que el hipo se cura con una impresión fuerte y teniendo en cuenta el pánico que producen las aventuras de estos dos amigos, les financia la expedición con el objetivo de que, con esos sustos, curen el hipo crónico de un grupo de pacientes.
Surrealista situación. ¿Verdad? Pues no les queda más remedio que aceptar, así que viajan a Khadad-Osp-Ortres dirigiendo una panda de lo más ecléctico, que nos ofrecerán un montón de situaciones cómicas y sorpresivas. Pero, precisamente, esos elementos, que podrían suponer una especie de contrapunto cómico, son lo que hacen que la historia sea enrevesada y nos mantenga en continua tensión, y eso aparte de sus relaciones e interacciones con la guerrilla Khadadesa, de la que deberán huir.
Parece que ha llegado la hora de nuestros protagonistas, pero… ¿Será así? ¿Cómo saldrán de la situación final en la que se encuentran? ¡Es vuestro turno para averiguarlo, queridos lectores!
El final de esta aventura da lugar al inicio de la siguiente: “El valle de los proscritos”: parece que Spirou y Fantasio están perdidos en algún lugar del que parece que no se sale, habitado por criaturas raras. ¡Parece que es el valle que los dos aventureros perdidos buscaban!
Pero todo se complica cuando Fantasio es picado por un raro insecto que le provoca manías homicidas. ¡Y la víctima más próxima es Spirou! Menudo panorama…
En todo caso, Spirou consigue localizar los restos de uno de los desaparecidos y acceder a su diario, que le da algunas pistas.
Pero resulta que Fantasio consigue someter a Spirou para matarlo y, entonces… ¡Os toca leer ahora a vosotros, que no os lo voy a contar todo! El caso es que la historia está contada con tano detalle que parece perfectamente creíble… ¿Os atrevéis a descubrirlo?
La siguiente es mi preferida: “Spirou y Fantasio en Moscú”. Con un trasfondo muy realista que, personalmente, me encanta: localizaciones, frases en ruso, uniformidad…
Pero vamos al argumento: nuestros protagonistas son, literalmente, secuestrados por la inteligencia francesa y enviados a Moscú con una misión muy concreta: los rusos los necesitan para acabar con la ya poderosa mafia de allí, que se han infiltrado en todos los estamentos del gobierno y los órganos de seguridad.
Tras sufrir un atentado, descubren que tienen que detener a un tal “Tanaziof”, el cabecilla d ela mafia rusa. Obviamente, como no son tontos, descubren que es otra de las identidades de su archienemigo Zantafio, el primo de Fantasio. Su objetivo es robar la momia de Lenin de la mismísima Plaza Roja.
Cuentan a su favor con que Zantafio piensa que nuestros protagonistas han muerto en el atentado, así que no dudan en usarlo a su favor para llegar hasta él. Pero… ¡Ojo! Uno de los sicarios sabe que están vivos y hará todo lo posible por acabar con ellos para evitarse la bronca.
Y… ¡Hasta aquí puedo leer! Un cómic la mar de entretenido, con momentos memorables, como cierta persecución a partir de una obra de teatro que os invito a descubrir. Una historia rápida, divertida, con suspense, realista… ¡Lo tiene todo! Ahora sólo te queda saber si consiguen evitar el objetivo de “Tanaziof” o no y cómo en caso afirmativo. ¡Vamos!
Cerramos con “Vito el cenizo”. ¡Desde sus aventuras en Nueva York le habíamos perdido la pista a Vito Cortizone! Bueno… Ahora le llaman “Vito el cenizo” dado a que tiene un punto gafe que lo define muy bien. Y ese gafe que lleva consigo es el que hace que sufra un accidente de avioneta tras discutir con el piloto. Así que ahí lo tenemos, con el cadáver de su compañero ejerciendo de náufrago en una isla desierta.
¡Quiere la casualidad que pasen por allí nuestros protagonistas que, dado su desmejorado aspecto, no reconocen al mafioso y lo recogen! Pero Vito sí reconoce a Spirou y Fantasio los artífices de la caída de su imperio neoyorquino. Así que procede a engañarlos para recuperar la mercancía que perdió en el fondo del mar y que le permitirá reconstruir su red criminal. Así que se genera una tensión continua que involucrará a varios conocidos personajes e, incluso, a la mafia china… ¿Quiénes? ¿Cómo? ¡No te lo voy a contar! ¡Te toca leerlo!
Así que ya sabéis: aventuras detalladas, tensas, bien contadas y una muestra patente de la etapa de la plenitud del estos personajes. ¡No os lo podéis perder! De todos los cuatro volúmenes sacados hasta ahora, el mejor de lejos.
¡A por él!
