Son Goku 3El tercer tomo de Son Goku de ECC, el héroe de la ruta de la seda continúa en la misma situación en la que nos dejaron Kazuo Koike y Gôseki Kojima en el anterior volumen. La diosa Kannon, ha asumido el papel de peregrina en busca de los sutras perdidos sustituyendo al lascivo monje Sanzô, percatada ya de que el viaje junto a los demonios Son Goku, Hakkai, Gojô y Ryûhaku debe ser un camino de sufrimiento, deseos y maldades, despojándose del manto divino e inmortal que le permitiría cumplir con su deber de forma impoluta. Así, en La firme unión de Kannon, nuestros protagonistas se enfrentarán, cual Odiseo, a extrañas adversidades y enfrentamientos con monstruos y situaciones fantásticas que les irán haciendo el Viaje al Oeste (título del clásico chino atribuido a Wu Cheng’en en el cual se inspira este manga) cada vez más difícil.

Mujeres insecto o demonios caídos en desgracia atacarán a la extraña comitiva, pero estos se librarán de sus nefastas influencias gracias a lo que llaman la ley de Kannon: enamorados de la encarnación de la diosa, juran celibato mientras ella les baile. Solo tienen ojos para ella, pero reprimen sus deseos en beneficio de su misión.

Son Goku 3Sin embargo, es un extraño personaje hindú quien logra atravesar sus defensas fatalmente. Presentándose como un devoto que quiere acompañarles, aprovecha la noche para atacarles y engañarles con el truco de sus poderes. Así comienza Rokko, el espadachín asesino de sueños. En cuanto duermen, el desconocido convoca aun pérfido monstruo que devora a los protagonistas sin compasión alguna. Desorientados, se despiertan en un páramo, descubriendo que están en el infierno.  Pero no están muertos, porque Rokko: un baku, un demonio que devora sueños, y las almas que no sueñan van al infierno antes de tiempo.  La travesía que tendrán que soportar para volver al mundo de los vivos no envida en absoluto a las de Orfeo, Odiseo, Eneas, Dante, la diosa Astarté o el dios japonés Izanagi (el mito del descenso a los infiernos es un tema recurrente).

Enma, rey de los infiernos, está enterado de que la diosa Kannon se ha encarnado. Es él el que les ha tendido la trampa, pues piensa que, si devora a la diosa, se convertirá en humano e inmortal. Goku y los suyos deberán enfrentarse a él a la vez que tratan de escapar del infierno y sus desoladoras visiones. Sin embargo, huir será una tarea ardua y esquiva, ya que Rokko ha construido sueños sobre sueños (a lo Paprika o Inception). Sea como fuere, nuestros protagonistas vencen y se convierten en gobernadores del infierno. La piadosa Kannon decide que ya no será un lugar de tortura, pero eso sólo acarreará un grave problema (uno similar podemos ver en Sandman cuando Lucifer abandona el infierno y lo deja en manos de los ángeles Duma y Remiel): las almas pecaminosas e impuras desatan la anarquía en el infierno e incluso, poseyendo a los vivos, convierten la propia Tierra en un campo de batalla interminable. Y todas ellas quieren comerse a Kannon para ser humanos.

La solución es tan drástica como sorprendente: Kannon, usando sus casi ilimitados poderes divinos, decide resetear el espacio-tiempo. La historia empieza de nuevo.

Son Goku 3Es aquí, en el capítulo ya indexado como del volumen 2 (aunque sea el mismo tomo) cuando se pone más interesante, justo en el momento cuando el manga comenzaba a delatar síntomas de repetición e incisión en los demonios, los elementos lascivos y el lineal viaje de los cinco protagonistas. El guión da un giro de ciento ochenta grados en este capítulo llamado Mi nombre es Son Goku al deshacer todo lo acontecido y empezar desde un inicio que aún no nos habían contado: la creación de Son Goku, el mono de piedra, su conversión en rey de los monos, la búsqueda de su propio nombre y su aprendizaje del taoísmo. En la novela original, todos estos pasajes corresponden a los primeros capítulos, sin embargo, su inclusión a mitad del manga como un falso flashback (no estamos mirando atrás en el tiempo, es que el tiempo se ha reestablecido) se torna totalmente acertada. Si antes la historia abundaba de socarronería, lascivia, humor y peleas contra monstruos, son ahora la profunda filosofía taoísta, el deseo de tener un nombre y la transformación de Son Goku a través del camino iniciático del héroe los que gobiernen este nuevo rumbo, aunque se interrumpa rápidamente a la espera del próximo tomo.

Es ya habitual que Kazuo Koike juegue con la historia y le de toda la vuelta al menos una vez en cada tomo de manga que nos ofrece. Aun así, siempre nos pilla desprevenidos, ya sea porque el momento en el que se produce no es el esperado, ya sea porque la solución a un punto de clímax sea tan inesperada como un nudo gordiano. Aquí no es menos, y va más allá: normalmente suele cambiar el enfoque de la historia, pero en este caso ni siquiera cambia la historia en sí misma, sino que la borra, la resetea. Borrón y cuenta nueva. Llevamos dos tomos y medio, pero ahora es cuando os voy a contar desde el principio. Coitus imterruptus. Anticlimático. Maestría e ingenio. Se le perdona sin ambages cualquier situación repetitiva que pudiera haber antes. Las borramos de la memoria igual que él las borra de un plumazo la historia.

Son Goku 3Pero nada tendríamos sin Gôseki Kojima, que se recrea dibujando a esas mujeres insecto, a dragones y monstruos, un infierno nada occidental o geniales batallas por tierra y mar, mezclando el trazo certero y limpio del pincel con la mancha rápida y sucia, que casi parece hecha con rastrillo. Podemos alabarle aún más contemplando cómo cambia el aspecto (que no el estilo) de su dibujo cuando la historia cambia de tercio. Los paisajes de la segunda parte son evocadores, místicos, tal y como la narración pide. El joven Son Goku como mono de piedra nada tiene que ver con el anterior: este se acerca más a los diseños de Tezuka, achaparrado, cabezón y con una picaresca intrínseca. Son Goku no es aquí un gran guerrero, sino un monito de piedra (con mucha mala leche, todo hay que decirlo) que busca su destino.

El manga lleva ya un rumbo fijo y acertado. Un camino donde podremos ver cómo evoluciona el verdadero protagonista, Son Goku, y profundizar en su psique y motivaciones. Y, sobre todo, a buen seguro, veremos en el próximo tomo como el pequeño mono de piedra se convierte en el gran guerrero que debe recuperar los sutras del oeste.

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M. G. Villarrubia
Arquitecto enamorado del cómic, la literatura, la música rock y el arte en general. Además de ser organizador del Festival Manga de Cádiz, investiga y realiza conferencias sobre japonología.

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