Fragmento de portada de "Un delirio encantador" de Shea Ernshaw, ilustrada por Jim Tierney.
Fragmento de portada de de "Un delirio encantador" de Shea Ernshaw, ilustrada por Jim Tierney. | Fuente: Ediciones Urano.
Portada de "Un delirio encantador" de Shea Ernshaw, ilustrada por Jim Tierney.
Portada de «Un delirio encantador» de Shea Ernshaw, ilustrada por Jim Tierney. | Fuente: Ediciones Urano.

¿Cómo lidias con el amor cuando toda tu familia está maldita? ¿Cuando no sabes si existirá alguien que te pueda querer por quien eres en lugar de por el hechizo? A través de una maldición eterna, Shea Ernshaw se desenvuelve en los terrenos empantanados del amor con Un delirio encantador.

La novela editada por Puck cuenta con la traducción de Daniel Casado. La ilustración principal es de Jim Tierney, el diseño de cubierta y su adaptación son obra de Sarah Creech y Nai Martínez.

El amor, así como el deseo o la esperanza, puede estar cargado de epicidad. Especialmente en un entorno de cultivo tan plagado de letras e imaginación como lo es una novela. Pero también de amargura, desengaños y rabia.

Los hermanos Goode, huérfanos en la práctica, lidian con la maldición de maneras diametralmente diferentes: Archer ha optado por sacar el máximo partido posible a sus encuentros, relaciones y todo lo que haya entre medio, pero sin tomarse demasiado en serio nada ni mucho menos a nadie. Lark, por otro lado, ha preferido encerrarse en sí misma y soñar con cómo sería su vida si la maldición de su familia no existiera.

No obstante, hay algo que ambos tienen en común, mantienen su corazón escondido, protegido a buen recaudo de las pesadillas mágicas y el encanto de los demás. Al menos, hasta que un extraño chico aparentemente inmune a la magia aparece en sus vidas.

Ernshaw compone una fantasía romántica tan cautivadora como engañosa. El maleficio que aterroriza y aisla a los Goode es tan poderoso como simple. En cuanto las flores de su jardín florecen, se convierten en personas encantadoras y llamativas. Aún si es en contra de su voluntad.

En respuesta, el resto del pueblo ha dejado de tratarles como seres humanos, ya ni hablar de verles como menores de edad que no tienen de quién depender con una madre huida y un padre escondido en altamar. En su lugar, prefieren verles más como un ser mítico al que culpar de todos sus males. Pero, ¿es este comportamiento producto de la maldición o de la naturaleza egoísta y brutal de las personas?

La novela explora y cuestiona sobre el poder y el alcance del amor, los límites que establecemos por nuestra propia salud y los que infringimos a costa de los demás.

No encontraras ninguna respuesta de la mano de Lark, nuestra guía en esta historia. Es una narradora con nula fiabilidad que se miente constantemente a sí misma y cuya identidad está tan maltratada que excusa cada agresión cometida por los otros habitantes del pueblo.

Lark tiene un recorrido duro que completar si quiere aceptarse a sí misma y humanizar a los demás, sin que el maleficio sirva de excusa ni escudo para nadie.

Un delirio encantador es un relato retorcido y engañoso sobre el amor, la dignidad y las incertidumbres del corazón.

Carolina de León
Periodista, camarógrafa y escritora. Con muchas historias que ver, relatos que escribir y memorias que vivir.

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