Shinzero es un manga europeo. Escrito por Mathieu Bablet y dibujado por Guillaume Singelin (Frontier, PTSD), esta obra pretende ser un homenaje al género manga conocido como Super Sentai. Ejemplos de este tipo de historias son Ultramán o los conocidos Power Rangers.

Grafito Editorial es la encargada de publicar esta obra con una excelente calidad en su impresión. Un papel de buen gramaje, en un tomo rústica con 216 páginas y una portada maravillosa.

Al igual que ocurrió con Roncas, ya se puede hacer la precompra de Shinzero hasta noviembre, mes en el que aquellas personas que hayan querido reservar sus ejemplares podrán disfrutar de ellos. En función de la cantidad de precompras, se desbloquearán más o menos recompensas. Es como si fuera un crowdfunding, solo que sin serlo, ya que la obra ya está impresa y solo queda distribuirla. La verdad es que este sistema con las ventajas del crowdfunding pero sin el riesgo de que no se complete objetivo, o tener que esperar muchos meses para que llegue a los mecenas.

Sinopsis de Shinzero

Antiguamente, los sentais eran una fuerza de personas que se ofrecieron voluntarias para luchar contra los Kaijus que salían del mar y destruían ciudades enteras. Para poder hacer frente a semejante amenazas, los sentais se sometieron a diversos experimentos que les permitieran igualar sus fuerzas. Eran héroes. O mejor dicho, eran Superhéroes.

Pero hace décadas que ningún Kaiju amenaza las costas, y los sentais han dejado de ser los héroes que eran en su momento. Ahora los Sentais son jóvenes que necesitan algo de dinero para pagarse los estudios y dedican sus ratos libres a hacer servicios a la comunidad por algo de dinero. El fenómeno Sentai se ha empresalizado, y lo único que una persona tiene que hacer para poder ser sentai es apuntarse en una aplicación y comprar un traje.

Es a través de la aplicación como van surgiendo diferentes encargos bastante anodinos: hacer de portero en una fiesta, limpiar alguna calle, o detener a algún ladrón de poca monta. Se podría decir que son una especie de becarios mal remunerados de la policía.

En Shinzero conoceremos a 5 jóvenes que, por unos motivos u otros, trabajan como Sentais y han decidido unirse para formar una especie de escuadrón Sentai (demasiado similar a los Power Rangers como para que sea una coincidencia. Incluso cada uno de ellos lleva un color). De esta manera, el lector irá conociendo a cada uno de los protagonistas, lo que les ha empujado a dedicar su tiempo a ser Sentai, y cómo evoluciona la relación laboral y personal entre ellos.

Los héroes están de capa caída.

Una de las cosas que más llaman la atención en esta obra, es que los jóvenes no quieren ser héroes cuando sean mayores. En este mundo, ser un Sentai es algo que hacen para ganarse la vida mientras que luchan por sus sueños: ser abogada, tener un trabajo estable que les permita descansar y formar una familia… esas cosas que en nuestro mundo hacemos como algo rutinario pero que, de jóvenes, soñábamos con todo lo contrario: ser héroes. Esta giro de 180º al fenómeno superhéroes me ha parecido un punto de vista muy refrescante, especialmente en este momento en el que parece que el «fenómeno MARVEL» está pasando por un bajón que le acompaña ya varios años.

Los autores también han querido hacer una crítica velada a los cambios de paradigmas, como la uberización. Según el propio cómic, este término «procede del nombre de la empresa de servicios estadounidenses UBER. Hace referencia a la transformación del modelo económico de una empresa o sector tras la llegada de un nuevo competidor que proponer ofertar los mismos servicios, a través de la plataforma on-line, a precios más reducidos, siendo estos ejecutados por trabajadores autónomos en lugar del personal asalariado».

En este caso, la uberización ha llegado al mundo de los héroes y de la policía. A través de una app, tanto la policía como cualquier persona puede poner un anuncio donde se especifica la labor a realizar y la recompensa. De esta forma, los Sentais van buscando las ofertas más interesantes. Pero, contrario a lo que los héroes nos tienen acostumbrados, los Sentais suelen decantarse por los trabajos con menos riesgos o aquellos que tengan una retribución alta por poco esfuerzo y peligro.

En esta primera entrega (de 3 volúmenes) se siembran algunas tramas, tanto personales como generales, que dan pie a querer seguir conociendo la historia de estos jóvenes, así como del mundo que nos presenta Shinzero.

Los autores de Shinzero

El guión

Mathieu Bablet es el encargado de escribir esta curiosa serie manga de género Sentai. Es curioso ver una obra de este género de autores franceses. Pero han conseguido un trabajo excelente.

La historia funciona bien. En un primer tomo consiguen presentarte y profundizar en los personajes, en la trama, y en el contexto de la sociedad en la que viven. Todo esto permite explicar cómo la popularidad de los Sentais ha ido en detrimento, pasando de héroes a meros encargados de labores cotidianas a cambio de un sueldo que les permita seguir adelante.

Bablet ha conseguido establecer un equipo de héroes que trabajan juntos (al más puro estilo Power Ranger) cada uno con una personalidad y unas cargas muy distintas. Esto otorga una gran riqueza y variedad a la historia.

Dibujo y color

Guillaume Singelin es el encargado de ilustrar esta extraordinaria historia. Lo primero es mencionar el juego con el color que ha realizado en una historia en blanco y negro. Todas las viñetas están en blanco y negro salvo los trajes de los personajes. Cuando los protagonistas aparecen con el traje de Sentais, Singelin ha dotado de color a cada traje. Esto permite no solo reconocer a los protagonistas cuando llevan sus máscaras, sino homenajear aún más a los Power Ranger.

El dibujo es claro y elegante. Con personajes bien caracterizados y escenas de acción fácilmente entendibles. El estilo de Singelin se aleja bastante del que nos tenía acostumbrados en obras como Frontier o PTSD, donde su estilo era más similar. Sin duda el artista sabe manejar diversos estilos y adaptarse a las necesidades del guión. En este caso, se adecua perfectamente al género Super Sentai, dando sensación de ser un manga de origen japonés.

Conclusión

Creo que no es ninguna sorpresa si digo que Shinzero me ha parecido un cómic genial y que recomendaría a todo el mundo. Personalmente, no soy lector de este género, y el concepto kaiju es algo que me pilla bastante lejos. Pero estos autores han conseguido que nada de esto importe a la hora de poder disfrutar de esta obra.

El guión está bien escrito y estructurado. Desde un principio es posible seguir la historia. Te permite conocer a los personajes, pero dejando varios misterios sutiles por revelar. El contexto en el que suceden los acontecimientos es importante, y Bablet consigue ubicar al lector rápidamente en todos los acontecimientos que han llevado a los Sentais desde su fundación hasta su declive. Y aún así, el lector se queda con la sensación de que hay algo más que todavía no conoce.

Poco puedo decir de Singelin que no haya dicho en otros artículos. Este artista me era desconocido hasta que leí PTSD. Y después Frontier. En ambas obras Singelin hace de autor completo. Y la verdad es que ambas me gustaron mucho. Los temas que relucen tras la historia, la trama principal o los personajes son cosas que sabe presentar muy bien. Y aunque el dibujo de estas obras es diferente al de Shinzero, me gusta mucho su trabajo y adaptabilidad al género que enmarca cada historia.

Sin duda recomendaría Shinzero a todo tipo de lector. Es una obra que puedes disfrutar aunque no seas fan del género. Esta muy bien planteada y deja con ganas de más. Un gran acierto por parte de Grafito publicarla en España.

Recordad que durante el mes de octubre estará en preventa en la web de Grafito Editorial. Echarle un ojo porque merece mucho la pena. Y en la web podéis leer las primeras páginas.

Os dejo por aquí a Singelin para que termine de convenceros de lo genial que es Shinzero:

Miguel Ángel
Amante de todo tipo de historias en todo tipo de medios. Me decanto por las historias en formato cómic y libro. Los cómics tienen un yo que sé, que qué sé yo. Si tengo que relacionarme prefiero que sea alrededor de un juego de mesa. También chapurreo el teclado para Fantasymundo.

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