

Cuando os reseñamos la primera entrega de La Saga de los Longevos anticipamos que la saga nos daría muchas horas de entretenimiento. Esta segunda parte así lo confirma y es una satisfacción para los aficionados que la galardonada Eva García Sáenz de Urturi se estrenara con una temática de fantasía y ciencia ficción. Cuando os reseñemos la tercera entrega, El camino del padre, encontraréis un completo vídeo de la trilogía en La Nave de Lanark McKlaor.
En Los hijos de Adán. La Saga de los Longevos 2 realmente la experiencia lectora trasciende géneros. Publicada en febrero de 2025 por Planeta en tapa dura y abarcando 336 páginas, la novela retoma la vida de Iago del Castillo, un hombre que, bajo el aspecto de un treintañero, acumula más de diez mil años de historia. Sin necesidad de esquemas rígidos, esta obra combina con maestría la intriga del thriller, la pasión de la novela histórica y el misterio de una premisa de ciencia ficción, consiguiendo que cada vuelta de página despierte la curiosidad y el asombro.
Desde el arranque, la reaparición de Gunnarr —el hijo que Iago creía muerto en la batalla de Kinsale en 1602— desestabiliza la serenidad que él y la arqueóloga Adriana Alameda han forjado en Santander. Esa fractura personal se convierte en el motor de una narración que salta sin esfuerzo entre la costa cántabra actual, la travesía del Mayflower rumbo a la fundación de Plymouth en 1620 y las prístinas cuevas del Paleolítico europeo. Cada escenario no solo revela una capa más en la mitología longeva, sino que también refleja el talento de la autora para transportar al lector con descripciones sensoriales y un pulso narrativo implacable.
EVA GARCÍA SÁENZ DE URTURI

La historia de Eva García Sáenz de Urturi es tan fascinante como su prosa. Nacida en Vitoria en 1972 y formada como óptico-optometrista, compaginó su labor profesional con la escritura hasta que el éxito autopublicado de La vieja familia le abrió las puertas de Planeta. Con más de cuatro millones de lectores en cuarenta países y galardones como el Premio Planeta 2020 por Aquitania, la autora ha demostrado que sabe moverse con soltura entre la intriga contemporánea y la reconstrucción histórica.
En Los hijos de Adán, esa dualidad creativa alcanza un nuevo nivel. La estructura alterna capítulos muy cortos en primera persona —Iago, Gunnarr y Adriana— para profundizar en motivaciones, contradicciones y sentimientos. La piedad de un padre obligado a enfrentar a su propio hijo, la determinación de una mujer que arriesga todo para desentrañar secretos familiares y el rencor de un guerrero criado en la brutalidad vikinga se combinan en una sinfonía de tensión dramática.
Los personajes emergen de la página con una tridimensionalidad sorprendente. Iago del Castillo encarna el peso de los siglos y la culpa de su estirpe. Adriana Alameda aporta el contraste humano y emocional, trazando un arco de autodescubrimiento ligado a la muerte de su madre. Gunnarr —apodado “el Embaucador”— trae a escena la urgencia de la venganza y el choque entre dos mundos: el de la tradición berserker y el de la ciencia que pretende descifrar los secretos de la longevidad.

Pero más allá de la acción y el suspense, la novela indaga en preguntas fundamentales: ¿qué precio pagaría la humanidad por romper las leyes naturales? ¿Cómo se preserva la propia identidad cuando los horizontes de vida se extienden más allá de milenios? Estas reflexiones, tejidas con rigor histórico y guiños arqueológicos, convierten la lectura en un viaje intelectual y emotivo.
Quien se adentre en Los hijos de Adán no solo disfrutará de duelos a muerte y conspiraciones centenarias, sino que quedará intrigado por los misterios que aún acechan a los longevos y la telomerasa. La búsqueda de redención, la sombra de un pasado olvidado y la urgencia de crear un legado son hilos conductores que mantienen el pulso imparable hasta el último capítulo.
UN SECUESTRO. UN RESCATE. REAPARICIONES. SECRETOS. ENEMIGOS INMORTALES.
Esta entrega supera el reto de su predecesora. Eva García Sáenz de Urturi se consolida como una narradora capaz de equilibrar la amplitud histórica con la tensión de un buen thriller. La prosa, a la vez precisa y evocadora, convierte cada escenario en un personaje más, muchos reconocibles para todos. Los giros argumentales están diseñados para dejar al lector con la respiración contenida.
Al cerrar el libro, uno no solo anhela saber cómo continuará la saga en El camino del padre, sino que siente la certeza de haber recorrido siglos en cuestión de horas. Los hijos de Adán es, sin duda, una cita imprescindible para quienes buscan en la novela un pasaporte hacia el pasado y una reflexión sobre la esencia de la vida.























