Podría comenzar la reseña haciendo la gracia de que Marc Pastor (Barcelona, 1977) da un paseo por la parte oscura y salvaje de la vida, a lo Lou Reed, pero ese mismo comentario ya lo hace el propio autor. Y ese gesto, aunque pequeño y anecdótico, es uno de los mejores ejemplos de lo completa y consciente de sus virtudes que es «Los ángeles me miran», recién publicada en castellano después de su salida en catalán, por el sello Runas de Alianza.
Un híbrido entre el policiaco y la fantasía urbana, oscuro y vibrante, en una Barcelona algo especial, que se convierte en la piedra angular del particular Corvoverso de Marc Pastor.

El argumento

Los ángeles te miran, Abraham Corvo, y el diablo te habla.
Un asesino anda suelto por Barcelona.
Y solo tú puedes detenerle.

Dos jóvenes sin relación aparente son descubiertas muertas en lo que parece un asesinato ritual: en posición invertida, con la lengua arrancada y un tatuaje idéntico: unas pequeñas alas en la nuca.

Marc Pastor vuelve a la novela negra con una obra urbana, electrizante y adictiva que rompe los cánones y nos presenta a un protagonista de lo que no se olvidan: el cabo Abraham Corvo. Mulato de ascendencia guineana, es perspicaz e intuitivo y reúne todas las cualidades que se atribuyen a un buen detective… y otra arma secreta: una pulsión oscura, una conciencia antigua capaz de mirar directamente a los ojos del mal.

Dos chicas.
Jóvenes, muy jóvenes.
Y asesinadas, muy asesinadas.
Una escena horrible con un punto en común: ambas presentan un tatuaje en la parte alta de la espalda.
Unas alas angelicales.
Y hay otro elemento, retorcido y ritual en su forma de morir.
Entre las personas a cargo de la investigación está Abraham Corvo, cabo de los mossos, mulato y con una fama peculiar entre sus colegas… Hellboy es uno de sus apodos, no es precisamente exacto, pero da una idea.
Así arranca «Los ángeles me miran»: unos extraños asesinatos, una carrera contrarreloj y un protagonista intrigante.

Un híbrido de varios mundos

Marc Pastor construye la novela con una mezcla de novela policiaca y unos toques de fantasía urbana oscura, oscurísima.
La novela se abre con una guía de personajes y departamentos relacionados con los Mossos d’Esquadra.
Una lista amplia, rica en personajes y detalles, que muestra del cariño, tiempo y esfuerzo con que el autor trata de dar forma al mundo de Abraham Corvo y que se va a ver plasmado en el discurrir de la novela.

En poco más de 400 páginas, «Los ángeles me miran» mezcla ritmos y estilos con muchísimo acierto, consiguiendo que la lectura no decaiga en ningún momento. Marc Pastor construye un policiaco sin nada que envidiar a los mejores títulos modernos, los best sellers o los más recomendados del género. Investigación policial, con conocimiento de causa, análisis forense y pistas que se complican en interesantes tramas secundarias.
Puede pecar, en algunos tramos, de introducir demasiados organismos oficiales, muchos personajes secundarios…, no afecta al discurrir de la novela, e incluso fortalece su parte de novela negra, pero puede hacerse cuesta arriba en algún momento puntual.

Una buena novela negra o policiaca no estaría completa sin una ambientación afín y «Los ángeles me miran» hace uso de una Barcelona espectacular. Una ciudad oscura y viva, convulsa, llena de localizaciones reales plagadas de detalles.
Pero esos no son los únicos aspectos en los que brilla la ambientación: la novela es una ucronía. Marc Pastor construye un marco muy singular para esa Barcelona, una realidad pegada a la nuestra pero con importantes diferencias. La situación actual en Catalunya forma parte del ámbito social de la novela, aportando un contexto muy particular, con hechos que no han sucedido exactamente igual que en nuestra realidad pero que podrían no diferir demasiado. No es un entorno fantástico, es una variación del discurrir de la historia que entra dentro de las (terribles) posibilidades reales.

«Los ángeles me miran» es un policiaco duro, una ficción con toques fantásticos oscuros, en una Barcelona viva, dentro de una ucronía con un momento social inestable y una narración de altísimo nivel, sin renunciar a ninguno de sus puntos fuertes.
Marc Pastor cierra su investigación con nota y abre un mundo lleno de posibilidades en el Corvoverso.

Y el elemento que le hacía falta a la mezcla para ser irresistible está presente desde el inicio de la lectura: la oscuridad, los ángeles que observan a Corvo y sus peculiaridades.
En uno de los brillantes diálogos que llenan las páginas de «Los ángeles me miran», Abraham Corvo y su interlocutor (al que mantengo en el anonimato por eso de los spoilers del Corvoverso) discuten si el apodo de Hellboy es acertado o si debería estar relacionado con John Constantine y su Hellblazer.
Y ahí, además de muchas connotaciones sobre cultura popular, se establece la base del aspecto fantástico de la novela.
«Los ángeles me miran» es Hellblazer, en una de esas etapas buenas y memorables del querido John Constantine.
Y ese matiz, entre asesinatos extraños, sombras, un extraño pasajero y elementos de magia negra, es un buen secreto que mantener para que se vaya descubriendo con la lectura.

Referencias y sabiduría pop

Las páginas de «Los ángeles me miran» están plagadas de referencias a la cultura popular e incluso contiene cameos de autores, libreros y amistades del autor.
Salvando el terreno anecdótico, las referencias culturales forman parte de la narración, sin resultar un estorbo o un «mira todo lo que se» por parte del autor.
Tuve la misma impresión cuando leí «El año de la plaga», novela de Marc Pastor que también estaba llena de referencias similares, directas e indirectas.

La edición de Runas se completa con la traducción de Marta Alcaraz y una impactante portada de Octavi Segarra. La imagen de la cubierta, ese cuerpo que se funde con un skyline de Barcelona, quizás arroje una idea muy similar a la de, por ejemplo, «True Detective», la serie de HBO.
Y no sería una mala aproximación.
El desarrollo, ambiente y ambición de la novela, sin dejar nada de lado, puede considerarse cercana a una serie de investigación, un «True Detective» o un buen ejemplo del estilo nórdico.
Quizás (ojalá) no tardemos en ver una adaptación en alguna plataforma, quién sabe.

En definitiva

«Los ángeles me miran» cierra su investigación con nota, por si alguna lectora o lector duda si acercarse a él con el miedo de que quede alguna línea abierta. El libro es autoconclusivo pero eso no quiere decir que no volvamos a saber nada de Abraham Corvo y sus peculiaridades.
En la solapa, Antonio Torrubia, librero del mal de Gigamesh y que incluso se llega a dar una vuelta por la Barcelona de Marc Pastor, pone la novela en la línea de la serie del detective Charlie Parker de John Connolly. Y no puedo estar más de acuerdo.
Quizás la novela de Marc Pastor tenga una influencia mayor del policiaco nórdico o de esa estructura más televisiva (en el buen sentido) pero comparten un ideario común. Si os gusta el mundo de Charlie Parker, Abraham Corvo es vuestro hombre.

«Los ángeles me miran» me ha sorprendido mucho.
Quizás demasiado.
Ya me había enfrentado a «El año de la plaga» y «Bioko», anteriores giros del Corvoverso (tengo pendiente «Farishta» y «La mala mujer»), pero en esta novela encuentro a un Marc Pastor muy cómodo, en completa sintonía con la narración y su híbrido de géneros.

La mezcla funciona a la perfección, equilibrada en todos sus elementos y sin perder un ápice de ambición o interés durante toda la lectura. Hay una sólida investigación policial, ambientación excelente en una Barcelona ucrónica y el toque oscuro del fantástico, con un protagonista y galería de personajes a los que merece la pena seguir de cerca.

«Los ángeles me miran» enfrenta la maldad de los asesinatos humanos con la oscuridad alojada en los límites de nuestra realidad, con un personaje principal, Abraham Corvo, situado en medio de muchos mundos y realidades.
Esa oscuridad va haciéndose fuerte en la narración, ya sea a través de la voz interior de Corvo o en pasajes descriptivos llenos de detalles como las escenas de los crímenes o las autopsias.

Un policiaco duro, una ficción con toques fantásticos oscuros, una ucronía de un momento social inestable y una narración de altísimo nivel, sin renunciar a ninguno de sus puntos fuertes.
No la dejéis escapar.

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LJ Zapico
Criatura de la noche. Redactor en Fantasymundo.com

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