Novela ganadora del premio Akutagawa, Joroba es la reciente novela de Saou Ichikawa publicada por Ediciones Urano. Ha sido traducida por Andrés Barba.
La narradora y protagonista es Shaka, una mujer con miopatía congénita —un trastorno muscular severo—.
Ella vive en una residencia llamada Ingleside a las afueras de Tokio. Depende de una silla de ruedas eléctrica para moverse y de un ventilador para respirar. Con una mente libre, vive más allá de sus limitaciones.
Tiene la columna muy curvada y una traqueostomía realizada que a veces cubre para poder hablar.
Escribe novela erótica para algunas páginas web, mientras en redes sociales se dedica a escribir pensamientos provocadores y bastante crudos. Algunos post son muy fuertes y muestran su deseo de rebelarse ante la visión que tiene la sociedad de un cuerpo discapacitado.
Con humor, deseo y una sinceridad brutal, ella reivindica su independencia y su libertad para decidir sobre su cuerpo y su vida.
Joroba es una historia muy corta e intensa. Con tan solo 128 páginas, Ichikawa consigue crear un mundo emocional un tanto complicado. Donde la intimidad y el deseo dialogan a un ritmo pausado, pero muy profundo.
Una novela atrevida, cruda y emocionalmente real. Es una obra que te hace replantearte algunas preguntas: ¿qué nos atrae realmente de otros?
Profundamente humana, no es nada delicada. A la autora no le tiembla el pulso a la hora de plasmar en las páginas algunas escenas. Sin duda, un relato que deja huella.
Es una lectura que invita a detenerse, a escuchar profundamente las dudas de su protagonista y a reflexionar sobre las propias.
Joroba nos recuerda que los cuerpos y las vidas fuera de lo esperado pueden enseñar más sobre autonomía y autenticidad que cualquier norma
Joroba no es un libro que se lea, es un libro que te atrapa. Un libro valiente, incómodo y hermoso, que te deja pensando mucho después de terminarlo.
A través de la protagonista, Ichikawa nos impone mirar lo que la sociedad quiere mantener al margen… Cuerpos que no encajan, deseos incómodos… Joroba te hará meditar sobre la inseguridad, pero también de la fuerza que puede nacer de ella.
Shaka quiere decidir sobre su cuerpo. Quiere experimentar deseo sin filtros. Quiere vivir una vida que siempre le han dicho que no es para ella.
La «joroba» se plantea en este libro como recordatorio de que todos llevamos nuestras propias deformidades. Algunas visibles y otras ocultas bajo la piel. Es una historia que, al cerrar el libro, queda dentro de ti algo que duele.
En conclusión, el mensaje de Joroba es bastante claro. Incluso cuando el cuerpo está limitado, el espíritu, el deseo y la mente pueden abrir caminos de autonomía y dignidad. Nos invita a mirar mas allá de lo visible, a reconocer la fuerza y la humanidad en quienes son diferentes.
Una reseña que sin duda invita a leerte el libro, o como pone la autora de la reseña, te invita a dejarte atrapar por la historia.
Aún con toques de humor como indica, parece una historia dura, y con mucho mensaje. Va a mi lista de libros pendientes de leer.