En Extinticion encarnaremos a Avil, el último cazador de los centinelas, un grupo de combatientes, cuya misión es enfrentarse a los colosales Ravenii, ogros gigantes cuyo objetivo es la extinción de la humanidad. Como combatiente de los centinelas nuestra misión será detenerlos.

En cuanto al apartado jugable el juego cuenta con cuatro modos de juego: un modo campaña, un desafío diario, el modo extinción y el modo refriega.

El modo campaña está dividido en siete capítulos; cada uno de los capítulos consta de varias misiones en las que deberemos proteger diferentes ciudades de los asedios de los Ravenii. La misión fracasará si la ciudad queda totalmente destruida.

Cada vez que salvemos a un civil o matemos a un enemigo, nuestra barra de golpe letal se llenara un poco. Será necesario llenarla para poder hacer frente a los ogros ya que, si esta barra no está llena, no podremos hacer daño a los ogros. Una vez matemos a un ogro la barra se vaciará y tendremos que volver a llenarla para derribar al siguiente. Mientras tanto los ogros se dedicarán a romper las estructuras de la ciudad reduciendo su salud y sus secuaces se dedicarán a matar civiles. Si la ciudad pierde toda la salud, tendremos que volver a empezar la misión desde el principio.

Además, cada una de las misiones tendrá una serie de objetivos secundarios. Estos objetivos se repetirán prácticamente en todas las misiones: acabar la misión en un tiempo determinado, salvar a un determinado número de personas y que la ciudad acabe por encima de un valor de vida.

En el modo desafío diario dispondremos de una misión que será la misma para todos los jugadores. El objetivo, aparte de completar la misión, será conseguir la máxima puntuación para superar la de otros jugadores de la comunidad.

En el modo extinción tendremos que acabar con todos los enemigos posibles sin morir, ya que en este modo si morimos acabará la partida. En este caso los objetivos secundarios serán derrotar una determinada cantidad de enemigos y no tendremos una ciudad que proteger. Es decir, en este caso la condición de derrota será que muramos.

Por último, en el modo refriega podremos generar un mapa con elementos y objetivos aleatorios. Podremos obtener la semilla de este mapa para compartirla con nuestros amigos y retarlos a superar nuestra puntuación.

En todos los modos de juego el objetivo será el mismo: acabar con los Ravenii antes de que destruyan la ciudad.

Al completar una partida en cualquiera de los modos, obtendremos puntos que podremos utilizar para desbloquear habilidades para Avil entre las que se encuentran nuevos combos, mejoras de la movilidad del personaje con mejoras en nuestra capacidad de salto, de nuestra esquiva o mejoras de salud y mejoras de combate que aumentarán nuestro daño si se dan unas determinadas condiciones o nos permitirán llenar el medidor del golpe letal más rápido.

En el apartado sonoro el juego es bastante mediocre, ya que apenas tiene más banda sonora que un tema para las misiones y otro para el menú. En el apartado de sonidos ambientales el juego cuenta con sonidos de muerte tanto de civiles como de enemigos, interacciones de Avil con el escenario y las estructuras y objetos al destruirse. En este apartado el juego no destaca y utiliza efectos bastante genéricos y simplones.

En cuanto al apartado visual, el juego utiliza un estilo dibujado que es agradable de ver, pero no es para nada llamativo, formas simples y colores planos que dan lugar a un juego visualmente simplón (en concordancia con su apartado sonoro).

En lo referente a los escenarios que se muestran en el juego son todos bastante similares, utilizan la misma ambientación desértica con los mismos tipos de edificios, cambiando un poco su disposición. Este hecho hace que cada misión se sienta igual que la anterior.

El control del juego es bastante impreciso con el mando. En numerosas ocasiones hemos tenido la sensación de que el personaje hacia lo que le daba la gana. Por ejemplo, a la hora de agarrarse a un saliente que Avil decidía que no era el momento o a la hora de atacar a las protecciones de un Ravenii en las que saltaba un poco más lejos de lo normal y ya no podía alcanzarlo o se interrumpía el ataque porque un enemigo nos golpeaba o chocaba con algo.

El juego es divertido durante las primeras horas, pero no tarda en hacerse repetitivo. Tiene cuatro modos de juego, pero al final todos se reducen a lo mismo. Matar a todos los ogros antes de que destruyan la ciudad. Otro problema que hemos encontrado a la hora de jugar es que hemos tenido que reiniciar numerosas veces una misión, porque no teníamos forma de volver a cargar la barra del golpe letal, ya que no quedaban ciudadanos que salvar y los enemigos escaseaban, imposibilitando así acabar con los ogros. Además, el tiempo que tenemos para cada misión lo define la salud de la ciudad, que cae demasiado rápido. Esto hace que no tengamos demasiado tiempo para disfrutar de la libertad de movimiento de Avil y dificulta el acostumbrarse al impreciso control de Avil.

Además, los escenarios de las misiones son recintos cerrados con una superficie bastante limitada llenos de estructuras, pero con las que no podemos interactuar de ninguna de las maneras. Hemos echado en falta secretos en los escenarios o elementos que pudieran utilizarse a modo de trampas contra los Ravenii o que nos dieran cierta ventaja en la batalla. Por último, la historia pasa totalmente desapercibida, no aporta ningún atractivo ni despierta nuestro interés en completarla. Y la guinda del pastel son unos personajes protagonistas totalmente planos que no despiertan el interés del jugador en su historia o en la historia de los centinelas.

En conclusión, un juego de mecánicas simples con personajes muy poco carismáticos, gráficos simples y apartado sonoro deficiente. Jugabilidad repetitiva y muy vista en el mundo de los videojuegos. No recomendaría su compra en ningún caso y apostaría por otras opciones del mercado que abordan este género y mecánicas de una forma más entretenida y variada.

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Carlos Rey
Informático amante de los videojuegos y la cultura japonesa desde lo mas hondo de mi corazón. Siempre estoy delante de una pantalla ya sea viendo series o jugando... Al menos cuando no estoy viajando o donde me lleve el viento... Aunque eso sea un antro de birras y rock.

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