Bienvenidos de nuevo a nuestras recomendaciones por los reinos más independientes del cómic americano. De nuevo gracias a los chicos de Medusa Cómics, que en esta ocasión nos ofrecen el primer tomo de “Enormous”, la exitosa colección de Image que sirvió de buque insignia para su nuevo sello de publicaciones propias, “215 Ink”. Enormus es fruto del guionista Tim Daniel (“Muerdeuñas” “Morning Glories”), junto al espectacular dibujo y color de Mehdi Cheggour (“Heavy Metal”) de un nivel casi fotográfico.
Enormous es una historia para los amantes del cine de catástrofes y de los “Kaijus” como “Godizilla” o “Pacific Rim”, es una historia palomitera y rápida, llena de acción, explosiones, persecuciones, todo el cómic es una explosión de color y escombros protagonizada por unos increíbles y enormes monstruos que hacen que Cheggour sea un autor al que tener muy presente.
Este primer tomo que contiene los seis primeros números de la serie americana lleva también una estructura propia de una película. En el primer número vamos viajando por diferentes épocas y lugares para ver como se van extendiendo los misteriosos efectos de lo qué sea que esté ocurriendo. En esas pocas páginas lo único que tenemos claro es que se forma una colonia de hongos malváceos, con un electrificante coloreado de Cheggour, que si son tocadas poseen al humano que lo haga y lo muta en un extraño ser. No falta toda la escenificación típica con el despacho del presidente pidiendo una explicación que nadie tiene.
Pasamos a un año después y nos encontramos con la primera de las protagonistas de esta historia, Ellen, una guapísima joven (como casi todos los protagonistas de este cómic para no variar con los tópicos de Hollywood). Se encuentra visitando la tumba de su padre junto a su novia Megan, ambas parecen ser profesoras en un colegio, cuando de pronto un horrible temblor mueve todo su mundo y el deber de hija y de maestra las obligará a separarse. Al principio no sabemos qué está pasando, Ellen llega a la residencia y tiene un incómodo momento con su madre, Daniel logra crear en apenas unas páginas la complicidad de una enferma más lucida de lo normal y todo el contexto de la situación familiar de Ellen, además entrará en escena cierta bufanda roja que va a ser un símbolo icónico de Ellen a lo largo de todo este tomo.
Pero esta serie no se llama “Temblorus” si no “Enormous” y por ello al fin llegan los monstruos gigantes, unos enormes lagartos de seis ojos que van a comenzar una auténtica carnicería, mientras Ellen intenta escapar con su incapacitada madre. A lo largo de la historia vamos cambiando de plano entre cómo el ejercito americano intenta derribar las huestes de enormes bestias, mientras que en otro plano vemos el terror que forma una sola de ellas en la residencia. Cheggour sabe jugar con la composición y la espectacularidad, con splash y viñetas panorámicas, bien es cierto que su detallado estilo sirve para trasmitir gran cantidad de información en los rostros de sus personajes, pero dado lo idealizado de los mismos y lo estático de muchas viñetas casi parece que estemos viendo fotos más que un cómic narrado.
No esperéis finales felices para todo el mundo, siguiendo el ejemplo de las películas que la inspiran tendremos una buena dosis de muerte y casquería. En el número dos veremos que este suceso no ocurre sólo en Phoenix, Arizona si no que afecta a la practica totalidad de Estados Unidos y que no se trata de un ataque de “lagartos gigantes” si no que hay toda una variedad de monstruos genialmente diseñados por Cheggour. En una secuencia de cinco páginas vemos ataques en: Seattle , San Louis, Las Vegas, emplazamientos que parecen macabras postales gracias a la meticulosidad y rigor del artista y muchos nuevos diseños de estas extrañas enormidades, así veremos criaturas que recuerdan a buitres, calamares o mantis religiosas.
En este segundo número mientras Ellen va en busca de su querida Megan por las devastadas calles de Phoenix, se nos presentan a dos nuevos personajes, Joanne y su padre que viven en Tucson Arizona, ella una dulce e inocente adolescente y él un fanático religioso y de las armas. En esta historia se va a desarrollar uno de los puntos que más me gustan de este género que es el hecho de que da igual la amenaza que sea, el ser humano en su pánico es más letal y destructivo que la amenaza en sí. Nuestra joven además pronto tendrá un mortal secreto que esconder, como se nos insinúa que hace un alto cargo de la administración en el refugio principal de Virginia y es que hay lucecitas a las que es mejor no acercarse.
Para familiarizarnos un poco más con Ellen vamos a tener una serie de flashbacks sobre la tensa relación con su familia a causa de su orientación sexual, que sinceramente ralentizan de una forma innecesaria, por que con las escenas de la madre en la residencia habían quedado claras. Sirve también para que Cheggour pueda relajarse de dibujar tanto edificio, explosión, ataque aéreo o terrestre por parte del más que documentado arsenal americano y de dibujar a sus enormes monstruos, pues parece que en cada capítulo deba salir uno nuevo, pasando de lagartos, a insectos, pasando por felinos y unos aterradores murciélagos. Una de las principales pegas que le saco a la obra es con el personaje de Ellen, porque al final sólo es una cara bonita que corre con una bufanda roja a modo de fajín para encontrarse con los rudos hombres del ejercito americano y llevarlos al siguiente sitio donde disparar contra monstruos y que la tragedia vuelva a golpearla.
La trama mejora y mucho con la llegada de Selene Dobbs y sus muchachos, pues la asustada Ellen va a encontrarse con una dura y controladora mujer al frente de todo. El cómic va a pasar de ser una historia de catástrofe a una historia de supervivencia y asedio de un grupo de supervivientes atrapados en un rascacielos y asediado por las enormidades del exterior que logran superar al ejercito por número y por supuesto por tamaño. Nos encontraremos con los que parece será el grupo de supervivientes más o menos protagonista, asistiremos a conflictos entre supervivientes y Ellen tendrá que crecer y hacer frente a horribles situaciones enfrentando a sus miedos, a la gente y hasta a unos enormes murciélagos vampiros.
Por parte de Tucson, el padre de Joanne, saldrá al exterior y nos mostrará que también hay arañas gigantes, que en cuestión de disparar se le da igual de bien hacerlo, gracias a su fe, contra personas desarmadas que contra enormes arañas, pero quizás sus pecados vuelvan para hacerle pagar por sus atrocidades cometidas.
Se cierra este primer acto con la esperanza de un refugio, lo suficientemente fuerte y seguro como para resguardarse del ataque de los enormes monstruos y para postre Ellen en una ensoñación recordará que su padre ya le mostró el origen de este enorme mal, que partía de la mejor de las intenciones, erradicar el hambre. En el momento de mayor soledad, el zumbido de un walkie recordará a los supervivientes que no están solos y muchas son las voces por otras partes del país.
En general una obra entretenida con pocos giros o matices, donde la tensión de la historia y transformación de Joanne se lleva todo el merito al guión, que por lo demás peca de rápido y de dar todo mascado al lector para que sólo tenga que disfrutar de la orgía de monstruos y disparos, mientras que la historia de Ellen y del ataque a Phoenix se lo lleva el dibujo de Cheggour, que logra ser vistoso y espectacular, eso sí su uso excesivo de la onomatopeyas para los ensordecedores ruidos de roturas, explosiones o desgarros de las enormes bestias a sus víctimas llega a resultar cansino. Lo mejor es pillar los “cameos” entre personajes secundarios que el autor pone con rostros de famosos actores, su domino del color y de la creación desbordante de monstruos imposibles.
Toda una delicia visual, entretenida y con un ritmo trepidante que deja con ganas de más, una enorme diversión que nos deja unas enormes ganas del próximo número y de saber qué más hay ahí fuera.
