Si hay algo que le gusta a Minami es una buena historia de terror.
De hecho, ha conseguido que contar historias de miedo sea su profesión. Aunque últimamente está en bloqueo y no consigue arrancar con su nuevo libro.
Un día una conocida con la que hace tiempo que no habla, le llama para pedirle ayuda.
Ella y unos compañeros de trabajo han visitado un santuario abandonado. Desde entonces les están sucediendo cosas extrañas.
Minami que siempre ha tenido una sensibilidad especial para lo sobrenatural, ve aquí una oportunidad de inspiración y no duda en involucrarse. Pero cuanto más sabe del tema, más desea distanciarse. No obstante, ya es demasiado tarde.
Es una premisa fantástica, no puedo negarlo. Cuando leí la sinopsis de El santuario de la montaña silenciosa de Nanami Kamon pensé:»este libro es totalmente mi estilo».
Al principio, cuando Minami empieza a conocer lo que les ha sucedido a estos cuatro amigos, de verdad que se me ponía el vello de punta. Hay una escena en la que están viendo unas fotos del bosque y el santuario y yo esperaba que apareciera entre los árboles la típica niña en camisón con el pelo delante de la cara.
Había tanta tensión en la narración… Solo podía pensar en películas japonesas de terror noventeras. El grito, Ringu o La maldición. Esa angustia que se te pone en el estómago esperando a que te den el susto del siglo.
Pero en El santuario de la montaña silenciosa ese susto no terminaba de llegar. Mucha sugestión pero cero resolución.
No pasa nada en todo el libro. Hacia la mitad de la novela me fui dando cuenta de que aquello no arrancaba. La autora se ha pasado las doscientas cincuenta páginas creando una tensión que no ha llegado a resolver. Para finalizar con un final abrupto y con poco desarrollo.
Creo, y esta es solo mi opinión, que la premisa tenía un potencial espectacular y se ha quedado desaprovechada.
Una historia de terror que se fundamenta mucho en el folklore japonés y juega mucho con lo que los personajes consideran como sagrado. Crea una duda entre lo espiritual y lo real. ¿Qué está pasando realmente y que es solo sugestión por lo que han vivido o creen haber visto?
Puede que lo que menos me ha gustado de la novela son los cinco protagonistas. Aunque el peso de la historia recae sobre todo en Minami, son los otros cuatro los que viven la experiencia. No tienen ninguna relación real entre ellos más allá de quedar de vez en cuando para visitar lugares de este tipo.
Cada uno va a su rollo, no se apoyan, se portan mal entre ellos. Esto ha hecho que no empatice con ninguno. Me ha ocurrido todo lo contrario. Estaba deseando que les pasara algo para dejar de sufrirles.
La ambientación de El santuario de la montaña silenciosa, eso sí, es maravillosa. La autora crea una atmósfera inquietante y opresiva.
Algunos de los momentos cumbre de la historia tienen como protagonista a la montaña del título. Oscura, neblinosa, con un velo gris plomizo que lo cubre todo. Una montaña que no me gustaría visitar desde luego.
El santuario de la montaña silenciosa está traducida por Silvia Saorín Miralles y editada por Newton Compton Editores. Una editorial que destaca por la accesibilidad de sus libros. Libros pequeños, casi tamaño bolsillo pero con tapa dura. Con un precio de menos de trece euros. Un precio súper competitivo y asequible.
Además el interior también está muy trabajado, encontrándonos una preciosas ilustraciones tanto en las tapas como en las guardas. El interior está diseñado por David Pablo.
La autora de El santuario de la montaña silenciosa Nanami Kamon, es una reconocida autora en su país. Entre sus numerosas novelas se haya Habitación 203, adaptada recientemente para el cine. Sus novelas están caracterizadas por la ambientación asfixiante, el folklore japonés y lo paranormal.
