Un diccionario etimológico ilustrado que rastrea los orígenes de más de mil doscientas cincuenta palabras de la lengua española. Una obra para conocer mejor y valorar más la riqueza cultural que supone el acervo léxico que compartimos cientos de millones de hispanohablantes.

 

Me ha asaltado con frecuencia estos días, mientras sostenía este libro en mis manos, la sensación de —parafraseando a Fernando Savater— infancia recuperada.
Vinieron a mi memoria aquellos diccionarios ilustrados y pequeñas enciclopedias que tanto consulté de niño. Con sus grabados y fotografías me abrieron, poco después de aprender a leer, un horizonte casi infinito de palabras y, a través de ellas, de conceptos y conocimientos.

El periodista uruguayo Ricardo Soca lleva décadas empeñado en descubrir el origen de las palabras de la lengua española y divulgar entre sus hablantes su significado preciso, su historia y la importancia de emplearlas bien.
Ahora, tras su publicación original en Colombia, la editorial independiente Rey Naranjo trae a los lectores españoles la edición española de «El origen de las palabras», un compendio integral y actualizado de ese reconocido trabajo etimológico, en una cuidada y bella edición ilustrada.

Aunque las palabras están ordenadas alfabéticamente, no estamos ante un diccionario al uso.
Se trata de una selección personal del autor —necesariamente limitada, dada la miríada de vocablos con que cuenta la lengua española— que elige solo palabras que tengan una historia interesante que contar acerca de su origen y de los avatares que su forma o su empleo experimentaron en el transcurso de los siglos.

Una obra que mira al pasado, pero desde el presente. Sabedor de que la ley del cambio ha regido a todas las lenguas en todos los tiempos, Sota no duda en incorporar términos modernos o prestados de otras lenguas en sus páginas, como ejemplifica bien la presencia de Google en ellas.

Tiene mucho este libro de álbum de coleccionista, en el que son las palabras el ameno y enriquecedor objeto de estudio y colección.

 

Aunque la extensión de las entradas varía de unas palabras a otras, puede establecerse una pauta que describe los contenidos que —con mayor o menor detalle— suelen aparecer en cada una de ellas:

Primero, una escueta explicación del significado de la palabra (que, en ocasiones, se omite, dándola por consabida).
Luego, la búsqueda de su origen (que se remonta a lenguas como el griego, el latín, el sánscrito… y hasta el indoeuropeo, hablado por pueblos prehistóricos y más allá del cual no es posible remontarse).
A continuación, los avatares sufridos en su uso y morfología a través de los siglos (con anécdotas de su recorrido por distintas sociedades y lugares).
Después, su parentesco con palabras equivalentes en otros idiomas  actuales (inglés, francés, italiano, alemán…).
Finalmente, si procede, mención a registros que documentan su uso (en textos de todo tipo: históricos, de ficción, gramáticas y diccionarios…)

Este es —y así se pregona orgullosamente en el subtítulo del libro— un diccionario etimológico ilustrado, por lo que el apartado gráfico de la obra merece un comentario.
Cada una de las páginas incluye una ilustración en blanco y negro alusiva a alguna de las palabras cuya etimología es tratada en ella. Unas ilustraciones que adquieren bastante protagonismo, dada la maquetación de esas páginas, con márgenes muy generosos.

Las ilustraciones han sido elaboradas a partir de grabados antiguos procedentes del conocido —yo mismo tengo alguno de los espartanos volúmenes de su vieja edición impresa— fondo editorial de Dover Pictorical Archives.

La originalidad reside en cómo han empleado esos antiguos grabados,  combinándolos creativamente entre sí para obtener imágenes cargadas de surrealismo. Por oníricas que parezcan, mantienen siempre un vínculo visual con las entradas del diccionario a las que aluden.
La dirección de arte ha corrido a cargo de Raúl Zea.

Respecto a cómo abordar la lectura de este libro, pienso que serán minoría los lectores que opten por leerlo de principio a fin, siguiendo el orden alfabético que lo estructura.

La mayoría optará seguramente —como yo mismo— por el procedimiento más anárquico de hojear sus páginas en busca de palabras que llamen su atencion, o de aquellos vocablos que guarden para ellos un especial interés.

Buena opción de lectura, pues, para ocupar ratos perdidos. Conviene por ello colocar este libro en un estante bien accesible, junto a un sofá de lectura o sobre nuestra mesita de noche.
Eso sí, una advertencia: abrir este libro es como abrir una bolsa de patatas fritas: no importa que solo se haga con la intención de picar una o dos. Una vez abierto, lo más probable es que ya no lo soltemos hasta que hayamos devorado la etimología de un buen montón de palabras.

Abrir este libro es como abrir una bolsa de patatas fritas: no importa que solo se haga con la intención de picar una o dos. Una vez abierto, lo más probable es que ya no lo soltemos hasta que hayamos devorado la etimología de un montón de palabras.

 

Físicamente, se trata de un gueso volumen de más de quinientas páginas que, sin embargo, se maneja con sorprendente facilidad.

Buena parte del mérito de que esto sea así se debe al empleo en su encuadernación de un tipo de tapa blanda de alta calidad, que aúna la flexibilidad de la encuadernación en rústica con la prestancia del cartoné.

Personalmente, encuentro muy bella la cubierta, tanto por la naturalista ilustración elegida como por el clasicismo de las fuentes empleadas en título y subtítulo.

 

 Ricardo Soca es un periodista uruguayo afincado en Montevideo.

Durante un cuarto de siglo fue corresponsal extranjero en Rio de Janeiro, donde trabajó para las agencias United Press International (UPI), EFE y Deutsche Presse Agentur (DPA), para los diarios El País (España) y Reforma (México), así como para la BBC y las radios montevideanas El Espectador, Nuevo Tiempo, Sarandí y Panamericana.
En Montevideo trabajó para la Agencia France Presse (AFP), hasta su retiro en 2009.

En 1996, con la llegada de Internet a Brasil, creó elcastellano.org. La página del idioma español, un sitio web dedicado a nuestra lengua que cuenta con más de 14.000 visitantes diarios.
En 2002 inauguró el boletín La palabra del día, que es enviado por correo electrónico a más de 210.000 suscriptores.

La trilogía formada por La fascinante historia de las palabras, Palabras Fabulosas y Palabras Milenarias es un gran aporte a la divulgación de la etimología del castellano, ahora reunida en este único volumen, El origen de las palabras.

 

Puedes encontrar «El origen de las palabras» aquí:
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Fran Sánchez
Lector, conversador, escribidor.«Reading maketh a full man; conference a ready man; and writing an exact man.» (Francis Bacon)

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