Quien se adentra en el mundo del coleccionismo de objetos relacionados con videojuegos y cómics descubre muy pronto que no todo gira en torno a figuras o ediciones especiales. Muchos fans ahora van tras las piezas que replican el material que llevan los personajes: cascos, protectores, mochilas, fundas, guantes o artículos con uso práctico. Coleccionar equipamiento táctico inspirado en personajes de ficción tiene una particularidad: algunos componentes sí existen en el mundo real y otros son reinterpretaciones estilizadas. Ahora bien, no todo vale.
Toda colección arranca con una pregunta sencilla: ¿qué tipo de piezas se quieren reunir? ¿Réplicas exactas, equipamiento funcional o una mezcla de ambas? Este es el punto de partida para iniciar nuestra colección.
Documentación: dónde empiezan los buenos coleccionistas
La estética de un personaje raramente surge de la nada. Los diseñadores suelen basarse en equipamiento militar, policial o de montaña, aunque lo adapten a la narrativa del juego o la serie. Revisar bocetos, artes conceptuales, entrevistas a los creadores y foros especializados permite entender por qué un casco tiene determinada forma o de qué modelo real parte una mochila modular. ¿El objetivo? Priorizar compras y evitar piezas que no encajan con la línea de la colección.
Otro de los errores habituales es dar prioridad únicamente al parecido visual. En coleccionismo táctico, el material pesa más que la estética. Un chaleco confeccionado con polímeros de baja calidad puede parecer idéntico al de un personaje, pero no tendrá valor para un coleccionista experimentado. Lo recomendable es buscar piezas que utilicen cordura, nailon reforzado o polímeros de uso profesional, ya que soportan mejor el paso del tiempo, además de ser prácticos para la vida real.
Réplicas, piezas reales y adaptaciones
No todo el equipamiento que aparece en un videojuego existe fuera de la pantalla. Muchas franquicias se inspiran en cascos tácticos, paneles MOLLE, mochilas modulares o guantes con diseños concretos. Hasta en material militar como el de este vídeo de Tik Tok. Cuando se sabe qué equipo real dio origen al que aparece en pantalla, la réplica gana peso y sentido. Funciona como puente entre la ficción y el material en el que se apoyaron sus creadores. Lo contrario —acumular piezas sin hilo conductor— acaba diluyendo la colección.
A la hora de organizar las piezas, la distribución de la colección cobra sentido cuando se clasifica por personajes, universos editoriales o categorías de uso: movilidad, protección, carga o accesorios. Una vez decidida, conviene preservar las piezas de la humedad y de la luz directa y utilizar soportes estables para cascos, mochilas rígidas o fundas.
Investigar el canon táctico de cada franquicia
De un tiempo a esta parte, los estudios de videojuegos han elevado la precisión técnica del material que aparece en pantalla. Títulos como The Division, Call of Duty, Rainbow Six o“Cyberpunk 2077 cuentan con asesores militares y diseñadores industriales. Esto ha generado una especie de canon táctico dentro de cada franquicia: líneas de chalecos propios, cascos con variantes exclusivas o mochilas con configuraciones imposibles, pero coherentes con su universo.
Para el coleccionista, identificar estos patrones es una forma de profundizar en la colección. Ayuda a entender por qué determinados personajes utilizan armazones modulares o por qué algunas piezas se repiten en distintas entregas de una saga. De esa investigación surgen prioridades y, sobre todo, decisiones más fundamentadas a la hora de adquirir material, además de poder diferenciar entre productos originales y réplicas cuando se decide recurrir al mercado de segunda mano.
El papel (y los peligros) del mercado de segunda mano
Cuando las opciones se agotan, es hora de recurrir al mercado secundario. La oferta en este tipo de plataformas es descomunal: equipamiento en desuso, excedentes militares y versiones antiguas de modelos que inspiraron a los diseñadores, entre otros artículos de coleccionismo. Estas piezas suelen tener cierto desgaste y no siempre casan con la estética que se busca.
Ahora bien, conviene saber qué se compra. Algunos cascos o chalecos de segunda mano se han desmantelado para retirar placas o protecciones, mientras que otros han perdido homogeneización o certificaciones. Sin contar las réplicas o artículos cuyo precio se dispara simplemente por su parecido con los que aparecen en determinados juegos o cómics.
Personalización y recreación, una fase natural del coleccionismo
Hay coleccionistas que, después de reunir modelos base, pasan a la personalización: pintura, paneles patch, envejecidos o pequeñas modificaciones para aproximar una pieza real al diseño exacto del personaje. Es, de hecho, una de las corrientes del coleccionismo que más interés está despertando por el componente creativo que adquiere.
La personalización también obliga a investigar materiales, técnicas de pintura o métodos de restauración. Y, de nuevo, sirve para separar una colección cuidada de un conjunto de objetos acumulados sin orden.
Definir límites para disfrutar del proceso
El equipamiento táctico tiene un problema: puede ser inagotable. Acotar el terreno —una franquicia, un universo de juego, un momento histórico o un tipo de dispositivo— permite poner orden y seleccionar con más criterio, evitando adquisiciones impulsivas. Con criterio, paciencia y buena documentación, la colección se convierte en un archivo personal que vincula ficción, diseño y cultura técnica, pero sin dejarse la cartera en el proceso.

























