Reseñar «Asuntos de muertos» no es tarea sencilla.
Por lo menos, para mi.
La novela de Nieves Mories, reeditada por El Transbordador, es un descenso a un particular infierno. Una novela que siempre te pilla con la guardia baja, en un limbo entre la realidad, lo onírico, el mundo de lo oculto, las enfermedades mentales y las relaciones de familia.
Afilad las tijeras, no va a ser un paseo tranquilo.

El argumento.

Dicen de esa casa, esa que ves ahí con un seis pintado de verde en la fachada, que ahí se habla con los muertos. Que si pagas una módica cantidad te pondrán en contacto con el más allá. ¿Qué puedo decirte? He visto salir de ella a hombres descompuestos, lívidos. A mujeres llorando que no volvieron jamás.
También vi, hace años, cómo se llevaban a la madre en una bolsa para cadáveres. Las ambulancias paran mucho por aquí, sí.

Yo sólo sé que nunca han descorrido las cortinas. Que apenas van a hacer la compra ni se relacionan con el vecindario. Él antes salía a trabajar, pero ya ni siquiera eso. Tiene su negocio en casa, dicen que lo ayudan las niñas. Esas niñas tan extrañas que nunca se acercan a nadie.

La menor, esa es la que… Qué se yo lo que hacen ahí. Pero no me acercaría mucho. Por si acaso.

¿Eso que llevas es una tarjeta de visita? ¿La suya? Lo que me faltaba por ver…

ASUNTOS DE MUERTOS
Reconciliaciones – Exorcismos
Le ayudamos a quedar en paz con sus seres queridos en el más allá
Fiabilidad y discreción aseguradas
Tarifas flexibles

Así que Asuntos de muertos. ¿Así lo llaman? De verdad que ya no hay respeto por nada…

¿Qué tendrá la hija
del sepulturero
que con asco la miran los mozos,
que las mozas la miran con miedo?

Una sinopsis que es un relato corto en sí misma, así de extraño es todo lo que rodea a «Asuntos de muertos». No voy a ahondar mucho en el argumento: «Asuntos de muertos» es un trozo de pesadilla que cada lector debe ir masticando e interiorizando. La estructura y desarrollo de la novela invitan a ello.
Dividida en cuatro partes, cada una con diferentes capítulos (todos ellos bajo la voz de Sinatra) y una protagonista principal: Victoria Ava.
Vic es la voz de la novela, el personaje que va hilando la historia, poco a poco, de lo mundano a lo salvaje, a lo extraño. Ella nos lleva de la mano, desde desayunos de fin de semana con churros, a velatorios, de la soledad de un centro psiquiátrico a pequeños momentos de estabilidad y felicidad, de su relación con la familia al profundo horror.
Pero eso no quiere decir que sea una narración lineal. Vic deambula por diferentes partes de su vida, soltando pequeños hilos conductores que parecen quedar sin rematar hasta que, al final, el ovillo (a pesar de las tijeras) queda completo. Es una lectura que te va a exigir como lector, no un esfuerzo tremendo, pero si pausa, atención y confianza, sobre todo, confianza en las dotes de Nieves Mories como escritora.

La galería de personajes se completa con Mara, la hermana/mitad de Vic, Andre, padre de ambas, Sabina, la madre y Arti, amigo eterno de Vic. Quedan algunos personajes más pero el núcleo de la novela son este extraño grupo familiar. La relación de Mara y Vic, la de sus padres con ambas, la sombra de Sabina sobre sus hijas, herencias genéticas, trastornos psicológicos… una maraña de sentimientos punzantes. Relaciones que dan forma a uno de los niveles más interesantes de la novela, ese terror cotidiano, casi insalvable, que es la familia.

«Asuntos de muertos» de Nieves Mories te muerde y se queda una buena temporada anclada a tu yugular. Como una garrapata. Una novela que drena tu energía, oscurece tus pensamientos y te apalea.

Victoria es una guía oscura por un mundo tenebroso pero hay algo de luz en ella. La parte de la novela centrada en las enfermedades mentales, en los infiernos propios de cada persona, se focalizan en ella. La hija del sepulturero es creativa, atormentada, con una relación particular con su hermana y sus padres. Pese a lo que pueda parecer, Vic arroja una luz sombría, una contradicción que no se aleja mucho de la realidad. La conexión con ella es inmediata. La pequeña salvaje, la mujer nitroglicerina, tiene luz y oscuridad, reflexión y actividad, independencia y necesidad. Una mujer condicionada por su infancia, sus relaciones y las enfermedades mentales, expuestas en «Asuntos de muertos» de una manera cercana y dolorosamente real.

Decía que «Asuntos de muertos» es una lectura que requiere un esfuerzo de parte del lector. Eso no debería ser ningún problema. Lo que nadie avisa es que la novela se queda a vivir contigo. Una extraña sensación, quizás provocada por los oscuros rincones por los que transcurre o por la potente narrativa de Mories, pero «Asuntos de muertos» te muerde y se queda una buena temporada anclada a tu yugular. Como una garrapata. Una novela que drena tu energía, oscurece tus pensamientos y te apalea.
Página tras página.
Ponzoñosa, maligna y oscura, términos utilizados siempre como un halago. No podría explicar muy bien las causas. Quizás una mezcla de lo que cuenta y cómo lo cuenta o, a lo mejor, algo se ha quedado impregnado en cada palabra, en cada frase, y se termina alojando en lugares remotos de tu cerebro. A semejanza de cierta frecuencia de muerte que se cita en el libro, capaz de crear sensaciones extrañas en tu cerebro. Un libro que resuena en esa frecuencia: en la del horror, creando daños a su paso.
Enigmas aparte, resulta fundamental la elección de Victoria como voz principal. Un personaje que te agarra del brazo, te lleva por las diferentes habitaciones de su particular y, a ratos, distorsionado mundo y te obliga a mirar en su descenso a los infiernos. Te fías de ella, aunque sabes que no siempre circula por el camino de la realidad.

En definitiva:

Comencé diciendo que no me resultaba sencillo reseñar «Asuntos de muertos» y a la vista está. La novela de Nieves Mories es puro terror, desconcertante, que soportaría una relectura inmediata para encontrar nuevos rincones en la lectura (grises, llenos de telarañas). Un deambular por infiernos personales que exige al lector de la misma forma que le recompensa. Construida sobre la narrativa de Nieves Mories, afilada como unas buenas tijeras (chaschaschas), precisa y envenenada (desde el cariño). Los ecos a Shirley Jackson son imposibles de obviar: la importancia de la familia y los horrores que derivan de ella, la dificultad de diferenciar las capas de realidad… todo ello nos lleva a Jackson pero se lee nuevo y terroríficamente fresco.
Lo mejor de «Asuntos de muertos» es lanzarse a su lectura sin conocer argumento ni fiarse de torpes reseñas (como la presente). Lo peor de «Asuntos de muertos» es que está viva y crece en tu mente durante una buena temporada.
Tened cuidado, la novela corta y desgarra.
Luego no os quejéis.

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LJ Zapico
Criatura de la noche. Redactor en Fantasymundo.com

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