Woolfe: The Red Hood Diaries | Fantasymundo

Un par de meses después de haber probado la versión Early Access de Woolfe nos llega la versión final de este híbrido de plataformas y acción donde lo más importante es la visión oscura que se nos cuenta sobre la historia de Caperucita Roja. Pero empecemos por el principio.

GRIN es un estudio con cierta trayectoria en productos y servicios relacionados con la programación y el 3D, pero este es su primer acercamiento al mundo de los videojuegos a este nivel. Para su estreno, han decidido seguir la estela de títulos como Alice: Madness Returns, pero a menor escala. La protagonista seleccionada en esta ocasión es una Caperucita Roja adolescente, con el pelo blanco y mucha ira acumulada, que dista bastante de todas las versiones conocidas, tanto las violentas antiguas versiones como las historias más populares de Perrault y los hermanos Grimm, para acercarse más a un estilo steampunk victoriano.

La historia nos sitúa en la decadente ciudad de Ulrica, donde la mayor parte de la gente o ha desparecido misteriosamente o deben estar encerrados en sus casas, ya que los únicos que pasean por las calles son unos soldaditos de plomo sobredimensionados que hacen las veces de policía, a órdenes del que es de facto el mandamás de la ciudad, el malvado de la historia, B. B. Woolfe.

Nuestra protagonista, después de perder a su madre cuando era niña y a su padre recientemente, se decide, guiada por su ansia de venganza y habiendo aprendido a pelear gracias a su abuelita, a descubrir qué ocurrió y atrapar a Woolfe, del que realmente sabemos poco. Digamos que en realidad lo que es malvada es la corporación y su codicia, más que el personaje en sí mismo.

Durante el juego todos estos datos y obviamente el desarrollo de la historia lo iremos conociendo principalmente por los monólogos de Caperucita, constantes a lo largo de todo el juego, siendo a veces oportunos y a veces no. De hecho, pueden llegar a desesperar un poco para los que no gusten de las frases que, cada minuto y ocasionalmente en rima, nos ofrece, muchas de ellas para dejar claro que Ulrica es decadente y que antes era una ciudad llena de vida. Cosas que realmente ya sabemos solo viendo los escenarios.

Hablando de ello, la parte gráfica es lo que más destaca en Woolfe. Trabajado y realizado con calidad, la ambientación tanto en los escenarios de ciudad como más adelante en el bosque, es lo mejor del juego, sin duda. La unión, como ya hemos visto otras veces, de elementos de una ciudad antaño esplendorosa y ahora en ruinas, con los toques tecnológicos característicos del steampunk, que sin embargo no son tan numerosos como cabría esperar, consiguen el efecto dramático esperado. En los exteriores, el cambio de esa «ruina causada por la tecnología» por «la ruina causada por la magia» funciona mejor de lo que debería, ya que estaremos demasiado ocupados mirando lo bonito de los escenarios para plantearnos el por qué de ese cambio en la fuente de la destrucción.

Habiendo dejado suficientemente claro ya que la escenografía es lo mejor del juego, debo decir que los pocos personajes que veremos aparecer no llegan al mismo nivel, no tanto por el aspecto gráfico, sino por su falta de personalidad. Dejando a un lado a la protagonista, el resto del pequeño plantel es relativamente anodino, incluso teniendo en cuenta que aparecen algunos personajes de otros cuentos populares. Pero es que la mayoría de ellos no habla, lo que intensifica la sensación de que Caperucita se pasa el juego contándonos cosas hasta la saciedad. De acuerdo que el conjunto de enemigos se reduzca a ratas, soldados de plomo y hadas del bosque que parecen libélulas sobrealimentadas, pero cuando aparece algún humano en escena, podría abrir la boca para compensar la omnipresente voz de la adolescente.

El tema de sonido tiene claroscuros, como podéis imaginar. El tema voces, si bien está bien conseguido, no es suficientemente bueno para justificar tanto monólogo. Me explico. El personaje de Caperucita es interesante, y las cosas que va contando suelen serlo también, pero para justificar que esté continuamente hablando, la calidad de las frases debería ser mayor. Como ejemplo, podemos ver el caso de Wheatley en Portal 2, o la misma GlaDOS en el primer juego. Omnipresencia y protagonismo total en los diálogos, sí, pero con la intención de ir desvelando poco a poco diferentes aspectos de la personalidad. En este caso, la evolución es poca: Caperucita tiene sed de venganza y ahí que va con su hacha a intentar liquidar a Woolfe.

Antes de aprovechar el tema del hacha para empezar a contaros temas jugables, comentaros la otra cara de la moneda en el tema sonoro: las piezas musicales son de gran calidad. Los efectos de sonido no tanto, son bastante genéricos, pero las melodías casan perfectamente con las diferentes situaciones del juego y contribuyen a crear el ambiente. De hecho, hay bastante más cantidad que en la versión previa que pudimos jugar hace meses.

Ahora sí, pasamos a temas jugables. Por si no leísteis el avance que publicamos, nos quedó claro después de jugarlo que su principal problema era la enorme sucesión de problemas y bugs en los combates, unido a un sistema que no ofrecía ningún aliciente. Teníamos esperanzas, eso sí, de que en la versión final estuvieran arreglados. Lo están, pero solo en parte.

Si bien el juego es eminentemente un plataformas, género en el que hace un buen trabajo sin destacar, incluye también algunos puzles generalmente muy sencillos y sobre todo una buena dosis de acción. Esta acción se traduce en combates hacha en mano contra los diferentes enemigos que se nos cruzan. Hasta ahí bien. Sin embargo, la cantidad de golpes disponibles, si bien ha aumentado respecto a la versión previa, sigue siendo insuficiente. Tenemos los golpes estándar, vertical y horizontal, y dar una voltereta para huir de los enemigos. Después, tenemos golpes especiales, realizados en «bullet time» y que dependen de que tengamos rellena la barra de energía, cosa que resulta fácil. Estos golpes especiales son bastante potentes y efectivos, siempre que podamos apuntar lo suficientemente bien como para alcanzar nuestro objetivo.

He aquí, pues, el principal problema de Woolfe. Los combates son repetitivos, sosos y depende demasiado del azar de que el golpe vaya bien dirigido. No tienen tantos problemas como en las versiones previas, pero les sigue faltando un sistema de detección de colisiones mejor y en general más gancho; los enemigos solo tienen uno o dos ataques diferentes máximo.

Además de este problema, tenemos dos más. El primero es que en algunos saltos nuestro control sobre la protagonista no tiene la precisión suficiente, lo que nos lleva a fracasar una y otra vez en lugares donde no tendríamos que tener problemas, sobre todo en las secciones de bosque. El segundo es la duración del juego.

Realmente Woolfe: The Red Hood Diaries es un título dividido en dos partes, siendo el que tenemos entre manos la primera. No os asustéis, cuenta con un final concreto, si bien dejan bastante claro cuál va a ser el argumento de la segunda parte. Aún así, es totalmente excesivo haber dividido el juego en dos, dejando esta parte en algo que se puede terminar en unas tres o cuatro horas y con la sensación de haber pasado demasiado rápido por todo.

Aún así, y con todos estos problemas, no es un mal juego. Es bastante entretenido mientras dura y su atractivo a nivel gráfico combinado con una variedad aceptable en escenarios y situaciones de juego hace que te importen relativamente poco sus problemas y quieras seguir adelante aunque hayas muerto 10 veces en el mismo salto. Pero luego acaba demasiado pronto y con la historia bastante desinflada. Esperemos que en la segunda parte solucionen estos problemas para que podamos estar hablando de un juego totalmente recomendable por el precio que supone.

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Luis Collado
Director de la sección de videojuegos. Economista especializado en marketing. Hablo de videojuegos, cine y libros siempre que puedo.

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