Cuatro años después de su lanzamiento en PC y dos años tras su llegada a Xbox Series, Age of Empires IV aterriza por fin en PlayStation 5. Para muchos jugadores de consola, este es un momento histórico: una de las sagas de estrategia en tiempo real más emblemáticas de todos los tiempos se estrena en la plataforma de Sony con una adaptación sorprendentemente sólida, diseñada para ser jugada con mando sin renunciar a la profundidad de su versión original.
La saga Age of Empires había pasado más de una década prácticamente congelada, limitada a remasterizaciones y relanzamientos del mítico Age of Empires II, hasta que Microsoft encargó el regreso oficial de la serie principal a Relic Entertainment y World’s Edge. El resultado fue un Age of Empires IV que recuperaba la esencia clásica de la saga, pero apostaba por una representación más rica, cinematográfica e inmersiva de la Edad Media.
Esta versión para PS5 mantiene todas las virtudes del juego base y suma un trabajo de adaptación ejemplar para que el mando no sea un impedimento. Veamos qué ofrece esta nueva edición.
El retorno de un gigante de la estrategia
Age of Empires IV presenta cuatro campañas totalmente narradas que recorren más de quinientos años de historia medieval con una fidelidad y una puesta en escena que sorprenden todavía hoy. Relic combina juego y pequeños documentales para contextualizar cada batalla, cada territorio y cada tecnología, convirtiendo la progresión en un viaje histórico con un enorme valor divulgativo.
Campañas centradas en grandes potencias medievales
La primera campaña, ambientada en la conquista normanda, funciona como un tutorial para aprender las mecánicas principales mientras acompañamos a Guillermo el Conquistador hacia Inglaterra. Su estructura recuerda inevitablemente al mítico tutorial de William Wallace en Age of Empires II, pero con una puesta en escena moderna y mucho más elaborada.
Las demás campañas —los mongoles, los rusos y la Guerra de los Cien Años— recuperan épocas ya abordadas en entregas previas, pero con una nueva narrativa, más recursos audiovisuales y misiones más variadas.

Un modo individual lleno de opciones
Más allá de las campañas, Age of Empires IV mantiene el clásico modo escaramuza, que sigue siendo uno de los mayores atractivos del juego. Podemos crear partidas personalizadas con ocho civilizaciones, cada una con su propio árbol tecnológico, unidades únicas y mecánicas particulares.
A diferencia de Age of Empires II, donde muchas civilizaciones compartían gran parte de su base jugable, aquí cada una tiene diferencias claras, lo que enriquece muchísimo el planteamiento estratégico. No es lo mismo jugar con el dinamismo de los mongoles —sin necesidad de construir edificios fijos— que con los franceses, centrados en caballería pesada, o los chinos, con su compleja gestión dinástica.
Un ritmo más rápido, con sus pros y sus contras
Esta entrega apuesta por un ritmo algo más veloz que el estándar de la saga. Los recursos son más accesibles, las tropas se entrenan antes y los mapas cuentan con rutas y puntos estratégicos pensados para favorecer la acción.
Para algunos jugadores veteranos esto puede ser un ligero incentivo al “rusheo”, pero también aporta dinamismo y partidas mucho más variadas. Los mapas, eso sí, a veces se quedan algo pequeños hacia mitad de la partida, especialmente con poblaciones elevadas.

Nuevas estrategias en combate
Una de las mejoras más interesantes que introduce Age of Empires IV respecto a sus predecesores tiene que ver con la forma en la que se desarrolla el combate en el propio mapa. El terreno ya no es un decorado: ahora es un elemento que condiciona por completo la estrategia. Las elevaciones ofrecen ventajas de visión y permiten planear emboscadas, mientras que los desniveles dificultan el avance de las tropas enemigas y obligan a replantear cada aproximación durante un asedio. Ese simple añadido hace que cada combate tenga más capas de las que estamos acostumbrados en la saga.
Los bosques también adquieren un papel mucho más interesante. Ahora funcionan como un escondite para preparar ataques sorpresa y, además, nos obliga a vigilar constantemente los flancos y a explorar con más mimo antes de mover el grueso del ejército. La IA, eso sí, tiende a detectar unidades ocultas con bastante facilidad, lo que a veces resta sorpresa a las emboscadas, pero aun así consigue que el jugador tenga la sensación de estar lidiando con un enemigo atento y difícil de engañar.
A todo ello se suma un sistema de contras entre unidades muy claro y, sobre todo, más intuitivo. La caballería, por ejemplo, puede desestabilizar rápidamente a un grupo de arqueros si consigue entrar por los flancos, mientras que los lanceros vuelven a ser una respuesta fiable contra los jinetes. Las posiciones elevadas ayudan a los arqueros a maximizar su daño y controlar mejor el campo de batalla, por ejemplo.
Todas estas novedades hacen que las batallas resulten más profundas y divertidas y que cada mapa proponga desafíos diferentes. Ahora, además de de producir unidades y lanzarlas a la guerra hay que analizar el relieve, estudiar atajos entre bosques y aprovechar cada accidente geográfico para ganar ventaja. Es un pequeño cambio respecto al pasado, pero lo suficiente como para que las partidas sean más tácticas.

Una interfaz adaptada al mando
Lo más sorprendente de esta versión de PlayStation 5 es lo bien que funciona el control con mando, aunque lo cierto es que la versión de Xbox ya funcionaba a la perfección. Relic ha rediseñado la interfaz para que sea accesible mediante rueda radial, accesos rápidos y submenús. Puede intimidar al principio, pero el tutorial hace un buen trabajo explicando cada concepto y después de un par de partidas lo tendremos bastante controlado.
Una vez interiorizados los controles, seleccionar tropas, construir edificios o gestionar el ejército resulta muy fluido y natural. De hecho, la interfaz permite asignar grupos de control fácilmente, mover la cámara, saltar entre edificios clave con los gatillos y gestionar mejoras sin perder tiempo navegando por menús. Es, en definitiva, una de las mejores adaptaciones de un RTS al mando que se han hecho hasta la fecha.
Conclusiones del análisis de Age of Empires IV para PlayStation 5
Age of Empires IV fue un regreso brillante de una de las sagas más importantes de la estrategia en tiempo real y tanto la versión de Xbox Series X|S como ahora la de PlayStation 5 respetan completamente la esencia clásica del juego, pero aportan una experiencia accesible a quienes nunca han jugado RTS con mando.
Las campañas ofrecen un valor inmenso, las civilizaciones son muy variadas entre sí y las mejoras en tácticas y el relieve del mapa añaden nuevas capas estratégicas que hacen que cada partida sea muy interesante.
No es perfecto —las partidas pueden volverse demasiado rápidas y algunos mapas son algo pequeños—, pero es un título imprescindible para cualquier amante de la estrategia. Una adaptación sobresaliente para una saga que, tras más de una década dormida, vuelve a brillar como uno de los grandes referentes del género.

✔️ PROS:
Las campañas son una maravilla
Nuevas formas de combate y formas estratégicas
Gráficos y texturas de calidad
Mapas con terreno favorable para emboscadas y ocultarnos
❌ CONTRAS:
El mapa puede ser chico al agrandar mucho el asentamiento
🎮 PLATAFORMAS: PlayStation 5, Xbox Series X|S y PC

























El retorno de un gigante de la estrategia