Astérix

Están locos estos romanos.

Pocas obras han resistido tan bien el paso del tiempo como Astérix. Más de sesenta años después de su creación, el pequeño galo sigue siendo un símbolo del ingenio, la sátira y la amistad que definen al mejor cómic europeo. La genial creación de los franceses René Goscinny y Albert Uderzo. Muy posiblemente, junto con Tintín y las obras de Moebius, sea el cómic francés más famoso del mundo. Se ha traducido a multitud de lenguas y, en su país, ha contado con el apoyo y la simpatía de sus ciudadanos. En cada viñeta encontramos no solo un dibujo expresivo, sino también un auténtico estudio del paisaje. Además, descubrimos una enorme cantidad de detalles humorísticos, como comparaciones con el cine o exageraciones según la nacionalidad de sus personajes.

La clave del éxito de Astérix reside en dos elementos: los gags —peleas y situaciones divertidas que gustan tanto a niños como a adultos— y las alusiones humorísticas al mundo clásico, con chistes sobre la época romana que tanto atraen al público más mayor. Las influencias del galo han sido abrumadoras, y ya forma parte de la historia: el primer satélite lanzado por Francia en 1965 se llamó Astérix, y la mascota de la Copa del Mundo de fútbol de 1998 recibió el nombre de Footix en honor a los sufijos “-ix” de los galos. Se han rodado numerosas películas con actores reales y existe un parque temático en las afueras de París dedicado exclusivamente al universo de Astérix. Pero antes de hablar de la obra, conviene conocer mejor a sus autores.

astérix

René Goscinny

Guionista y dibujante (París, 1926 – París, 1977). Biografía extraída del Diccionario del Cómic, de Patrick Gaumer y Claude Moliterni.

Su padre había nacido en Varsovia y su madre era originaria de un pueblo de Ucrania donde vivía una comunidad judía que desapareció con el tiempo. Nacido en París, René Goscinny marchó con sus padres a Argentina en 1928 y pasó su infancia entre Buenos Aires y la Pampa.

En diciembre de 1942 aprobó el bachillerato. Su padre falleció una semana después y Goscinny no tuvo más remedio que buscar rápidamente un empleo. En 1945 recibió una carta de un tío suyo que vivía en Estados Unidos, y decidió marcharse a Nueva York. Poco después, el ejército norteamericano le ordenó incorporarse a filas, pero como había conservado su nacionalidad francesa, solicitó realizar el servicio militar en Francia. Tras un año de servicio, regresó a Nueva York. En 1949 conoció a jóvenes dibujantes norteamericanos como Harvey Kurtzman, Willy Elder y Jack Davis, quienes poco después fundarían la revista Mad.

En 1950 conoció a Joseph Gillain (alias Jijé) y a Maurice de Bévère (alias Morris), instalados en Estados Unidos desde hacía poco tiempo. Ellos le presentaron a George Troisfontaines, quien le sugirió que visitara Bruselas para mostrarle sus trabajos. Goscinny se lo tomó en serio y, tres semanas más tarde, desembarcó en Bélgica. Troisfontaines decidió emplearlo en su agencia y le asignó varios encargos, uno de ellos decisivo para el resto de su carrera: recuperar en París las páginas ilustradas por un tal Albert Uderzo.

Más tarde, Troisfontaines le confió la dirección de la sucursal parisina. Así fue como, en 1951, el joven emigrante comenzó a trabajar con Uderzo. Entre ambos surgió una complicidad inmediata. Goscinny abandonó el dibujo y se consagró por completo al guion. Junto al futuro dibujante de Astérix, animó una sección sobre buenos modales y, poco después, crearon las aventuras de Jehan Pistolet y Luc Junior.

También escribió intensamente para otras publicaciones. En 1952 apareció en el sumario del periódico Spirou con varias Belles Histoires de l’Oncle Paul ilustradas por Eddy Paape y Pierre Dupuis, y, a partir de 1955, con Lucky Luke, serie creada por Morris, además de otros trabajos como L’Or du vieux Lender, un episodio de Jerry Spring. Ese mismo año, Goscinny, Uderzo y Jean-Marie Charlier se reunieron para fundar una especie de “sindicato” destinado a defender los derechos de los autores.

El “complot” llegó a oídos de la editorial Dupuis y de Troisfontaines, quien despidió a los implicados. El trío, junto a Jean Hébrand, fundó la sociedad Édipresse-Édifrance, que pronto daría lugar a revistas como Clairon y Pistolin. Con Uderzo también creó Bill Blanchart.

aldea gala astérix

Bajo el seudónimo de Agostini, escribió varias historias de Le Petit Nicolas. En 1956 entró en la revista Tintín, donde un año más tarde dio vida al Signor Spaghetti (dibujado por Dino Attanasio). Dos años después surgieron Strapontini, junto a Berck, y Oumpah-Pah, junto a Uderzo. Tras varios proyectos conjuntos, Édipresse-Édifrance y Radio Luxemburgo decidieron lanzar una nueva revista de cómic: Pilote, cuyo primer número, publicado el 29 de octubre de 1959, incluía la historia de un pequeño galo llamado Astérix. Sus creadores aún no sabían hasta qué punto ese personaje iba a revolucionar el mundo del cómic francés.

En 1961, Pilote atravesó dificultades económicas y fue comprada por Georges Dargaud. Las ventas cayeron, y finalmente recurrieron a Goscinny, que fue nombrado redactor jefe. No solo creó nuevas series, sino que descubrió y apoyó a una nueva generación de autores como Philippe Druillet, Claire Bretécher, Fred, Jean Solé, Pierre Christin o Jean-Claude Mézières. Además, siguió colaborando con otras revistas y participó en programas de radio como Le Feu de camp du dimanche matin.

Para resumir su papel: Goscinny no solo creó Astérix y escribió auténticas obras maestras, sino que ayudó a definir el nuevo cómic europeo. Con una visión intuitiva y un gran olfato para el talento, impulsó a toda una generación de dibujantes.

Albert Uderzo

Guionista y dibujante (Fismes, Francia, 1927). Biografía extraída del Diccionario del Cómic, de Patrick Gaumer y Claude Moliterni.

Hijo de inmigrantes italianos, su familia no obtuvo la nacionalidad francesa hasta 1934. Uderzo descubrió el cómic siendo muy joven. En 1940, con apenas catorce años, se presentó en la Société Parisienne d’Édition (S.P.E.), donde fue contratado. Allí aprendió las bases del oficio: rotulación, retoque fotográfico y composición, y publicó su primera ilustración. También conoció a Edmond-François Calvo, quien resultó ser una influencia decisiva.

Posteriormente trabajó para la editorial Du Chêne, donde dibujó un relato de dieciséis planchas protagonizado por el gruñón Ciopinard. En 1949 trabajó como reportero-dibujante para France-Dimanche y realizó cómics para France-Soir. Ese mismo año conoció al joven René Goscinny, recién llegado de Estados Unidos, con quien establecería una complicidad inmediata. Juntos redactaron e ilustraron una sección sobre urbanidad en la revista Bonnes Soirées y crearon personajes como Pistolet y Luc Junior. También idearon el personaje Oumpah-Pah para el mercado norteamericano.

A mediados de los años cincuenta, Uderzo trabajó en varias series y participó en la fundación de las sociedades Édipresse y Édifrance junto a Goscinny, Charlier y Hébrard. En 1959, el equipo se asoció con Radio Luxemburgo para crear Pilote, donde Uderzo debutó simultáneamente con Tanguy et Laverdure (junto a Charlier) y Astérix (junto a Goscinny). El pequeño galo se convertiría en un éxito inmediato y en el personaje más emblemático del cómic francés.

Con el paso del tiempo, Uderzo abandonó las demás series para dedicarse exclusivamente a Astérix. Junto a Goscinny fundó los estudios Idéfix y, tras la muerte de su amigo, creó la editorial Albert-René. Figura entre los artistas más influyentes del noveno arte. Su estilo gráfico combina la precisión de la escuela realista norteamericana con la expresividad humorística de la tradición franco-belga. Gracias a su talento, el cómic ganó el respeto de un público adulto que hasta entonces lo había considerado un entretenimiento menor.

Un juego de palabras digno de una obra maestra

astérix

Los álbumes de Astérix están repletos de guiños al lector francófono. Los nombres de los personajes juegan con la fonética francesa y, en muchos casos, pierden su gracia al ser traducidos. La terminación “-ix” de los galos da mucho juego en francés, ya que coincide fonéticamente con sufijos como “-ixe” o “-isque”, lo que no ocurre en español.

Por ejemplo, Idéfix (o Ideáfix) suena igual que idée fixe (“idea fija”), o Assurancetourix (assurance tous risques, “seguro a todo riesgo”), cuyo humor se pierde al traducirse como Seguroatodoriésguix. También ocurre con los nombres no galos:

  • Romanos: Babaorum (Baba au rhum, «pastel borracho al ron»), en castellano Pastelalrum; Petibonum (petit bonhomme, «hombrecito» o «persona de a pie»), sin adaptar en castellano; Joligibus (joli gibus, «bonita chepa»), en castellano Caius Magníficus.
  • Normandos: Grossebaf (grosse baffe, «gran bofetón»).
  • Vikingos: Zoodvinsen (Zoo de Vincennes, nombre del parque zoológico de París); Neuillisursen (Neuilly-Sur-Seine, Neuilly del Sena, una población francesa).
  • Íbero/Hispanos: Soupalognon y Crouton (soupe à l’oignon y crouton: «sopa de cebolla» y «tropezón»), en castellano Sopalajo y Cebolla; Dansonsurlepon y Davignon (dansons sur le pont y d’Avignon, «bailemos sobre el puente» y «de Aviñón»), hace referencia a la letra de una canción tradicional francesa.
  • Egipcios: Courdeténis, cuya traducción al Español permitía mantener la misma sonoridad en «Campodeténis».
  • Godos: están basados en los nombres germánicos, que en francés acaban en -ic (como en Téodoric), lo que permite jugar con la terminación -ique (como en alégorique). Las equivalencias en castellano serían -ico con i tónica en el primer caso (Teodorico) y átona en el segundo (alegórico/a). El juego fonético es difícil en castellano y no se mantiene la equivalencia: Figuralegoric (figure alégorique, «figura alegórica») suena en francés a nombre germano pero no en español.

Astérix, del cómic al cine y del cine al cómic

A Goscinny y Uderzo siempre les fascinó el cine. Desde el inicio, las páginas de Astérix han estado pobladas de caricaturas de actores y referencias cinematográficas. Aquí tenéis algunos de los ejemplos más curiosos:

  • Charles Laughton, actor británico de gran prestigio, aparece caricaturizado como Gracus Astutus en La Hoz de Oro.

  • Kirk Douglas inspira a Espartakis en El Mal Trago de Obélix, un claro homenaje a su papel en Espartaco.

  • Laurel y Hardy, el célebre dúo cómico, aparecen como legionarios romanos en Obélix y Compañía.

  • Sean Connery se convierte en Ceroceroseix, el druida espía del César en La Odisea de Astérix, en un guiño a su famoso papel como James Bond.

También hay homenajes a Cleopatra (con rasgos de Elizabeth Taylor), a Ben-Hur o incluso a Satyricon de Fellini.

Los propios autores se autorretrataron discretamente en algunos tomos, al estilo de Alfred Hitchcock. En Astérix en los Juegos Olímpicos aparecen como esculturas en un friso, y en Astérix y el Caldero como dos romanos más en una lujosa escena.

Desde hace décadas, Astérix ha sido adaptado al cine en múltiples ocasiones. Las primeras películas fueron de animación y siguieron fielmente los álbumes originales: Astérix el Galo (1967), Astérix y Cleopatra (1968), Las Doce Pruebas (1976), La Sorpresa del César (1985), Astérix en Bretaña (1986), El Golpe de Menhir (1989) o Astérix en América (1994).

Más adelante, llegarían las versiones con actores reales, con títulos tan conocidos como Astérix y Obélix contra César o Misión: Cleopatra, con un reparto encabezado por Gérard Depardieu, Christian Clavier y Monica Bellucci. Ambas fueron éxitos de taquilla y consolidaron el salto del cómic a la gran pantalla.

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La influencia de Astérix

Cómic más famosos

  • Astérix el galo (1961)
  • La hoz de oro (1961)
  • Astérix y los godos (1963)
  • Astérix gladiador (1964)
  • La vuelta a la Galia (1965)
  • Astérix y Cleopatra (1965)
  • El combate de los jefes (1966)
  • Astérix en Bretaña (1966)
  • Astérix y los normandos (1967)
  • Astérix legionario (1967)
  • El escudo arverno (1968)
  • Astérix en los Juegos Olímpicos (1968)
  • Astérix y el caldero (1969)
  • Astérix en Hispania (1969)
  • La cizaña (1970)
  • Astérix en Helvecia (1970)
  • La residencia de los dioses (1971)
  • Los laureles del César (1972)
  • El adivino (1972)
  • Astérix en Córcega (1973)
  • El regalo del César (1974)
  • La gran travesía (1975)
  • Obélix y compañía (1976)
  • Astérix en Bélgica (1979)
  • La gran zanja (1979)
  • La odisea de Astérix (1981)
  • El hijo de Astérix (1983)
  • Astérix en la India (1987)
  • Astérix, la rosa y la espada (1991)
  • El mal trago de Obélix (1996)
  • Uderzo visto por sus amigos (1997)
  • Astérix y la Traviata (2001)
  • Astérix y lo nunca visto (2003)
  • ¡El cielo se nos cae encima! (2005)

Libros de texto sobre el mundo de Astérix

«Astérix y la historia real«. René Van Royen y Sunnya van der Vegt, (1999). Este último es un interesante estudio que muestra el mundo de la antigüedad grecorromana, a través del mundo de Astérix. Los autores se especializan en Historia y Filología respectivamente.

«Quiquiriquix» (1986).

Cómo Obélix se cayó en la marmita del druida cuando era pequeño (1996).

comics de asterix y obelix

El parque temático de Astérix

En 1981 Albert Uderzo tuvo una idea descabellada: unas instalaciones de recreo inmensas con los colores galos. Fascinado con Disneylandia, se propone hacer algo parecido pero más modestamente, basado sobre todo en la naturaleza y en el humor.

La coyuntura económica al día siguiente de la elección de Francois Miterrand, obliga a archivar momentáneamente el proyecto del parque. Más adelante Editions-Albert René recupera el proyecto, para tener una mejor visión encargan el estudio a una empresa americana dedicada a los parques. Después de un meticuloso estudio de los gags, atracciones e instalaciones, se empieza a trabajar en 1987. En 1989 se termina la construcción y se abren las puertas. El parque se haya a 30 km al norte de París, situado en un bosque de 155 hectáreas, cuenta con 95.000 árboles y 4 hectáreas de lagos y ríos; todo un universo donde recrear las aventuras galas.

¿Tienes ganas de volver a leer a Astérix y Obelix?

Releer Astérix hoy no es solo regresar a las aventuras de una aldea irreductible; es reencontrarse con una obra que ha sabido mantenerse viva gracias a su humor inteligente, su espíritu crítico y su humanidad.

Más allá de sus gags o de las caricaturas históricas, Astérix es una oda a la libertad, a la amistad y a la imaginación como fuerza capaz de resistir cualquier imperio. Tal vez por eso sigue conquistando lectores de todas las edades y rincones del mundo.

Así que, si hace tiempo que no abrís uno de sus álbumes, este es un buen momento para volver a hacerlo. Porque entre pócimas mágicas, druidas despistados y romanos voladores, Astérix nos recuerda que el humor también puede ser una forma de sabiduría.

¡Por Tutatis!

Originally posted 2022-10-23 07:00:52.

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