Portada de "Un alma de ceniza y sangre" de Jennifer L. Armentrout, publicada por Puck. | Fuente: Puck.
Portada de «Un alma de ceniza y sangre» de Jennifer L. Armentrout, publicada por Puck. | Fuente: Puck.

Por extraño que parezca, bien podría empezar esta reseña con un «érase una vez» ya que todo sucede como un cuento de buenas noches. O de esperado despertar, visto de otra forma. Un alma de ceniza y sangre supone el quinto título de la saga De sangre y cenizas de Jennifer L. Armentrout bajo la publicación del sello Puck.

Tras la sangrienta batalla entre las dos reinas, un poder primigenio ha surgido para sacudir el mundo. Poppy, la Reina de Carne y Fuego, se ha convertido en la Primigenia de Sangre y Hueso: la primera y auténtica Primigenia de la Vida y la Muerte.

Con todos los dioses despertando al sentir el poder de Poppy en sus entrañas y raíces, parece que el mundo está a punto de cambiar. Pero Cas no puede prestarle atención a la guerra inminente que se avecina no solo en el mundo mortal, también en el Iliseeum. Porque cuando Poppy entra en un profundo sueño, lo único que puede hacer es aferrarse a ella a la espera de que vuelva con él. Con ellos.

Aunque con la sinopsis una podía intuir que la novela iba a tener cierto componente de memorias, más siendo Cas el narrador, no esperaba que tuviera un alcance tan amplio. En resumen, es un retelling del primer libro desde la perspectiva de Casteel y, aunque entiendo qué llevó a Armentrout a tomar esa decisión, una parte de mí se siente decepcionada.

Quizás porque, ingenua de mí, estaba esperando descubrir qué tanto secreto había ahora que Isbeth no era más que un mal recuerdo, cuando era evidente que Kolis no va a aparecer por estos lares hasta que los sucesos de la saga Una sombra en las brasas estén más avanzados. Yo lo acepté cuando iba por, aproximadamente, un cuarto del libro y capté el ritmo de la narración según absorbía lo que Armentrout pretendía contar. Sí, lo sé. Mis esperanzas son tercas.

La mayor virtud del libro se encuentra en conocer la profunda depresión y autodesprecio que Casteel sentía. Algo que de lo que se podía tener una idea bastante acertada durante la lectura de los títulos anteriores de la saga, pero que aquí da de lleno. Aunque ya conocíamos que Cas estaba tocado debido a todas sus experiencias previas, no era visible hasta qué punto había estado en lo más hondo del pozo bajo la máscara de «El Señor Oscuro» y «El Príncipe Casteel» que mantuvo al principio.

Pese a las intrigas, las penas, los remordimientos y las obligaciones, Un alma de ceniza y sangre trata sobre la capacidad de sanar. No sobre ser fuerte ni valiente, sino sanar. Porque todo el mundo tiene derecho a conseguirlo y a contar con apoyo y ayuda para conseguirlo.

Es por ello que hay un contraste tan evidente entre el Cas del pasado, el del «cuento», y el Cas del presente, el narrador. Es lo que permite ver de forma evidente su transformación, qué le llevó a cambiar, cómo ha cambiado su forma de pensar gracias al paso de las experiencias que ha vivido desde que conoció a Poppy y cómo eso se ha relacionado con su red de apoyo. Especialmente Kieran.

Lo peor es probablemente la sensación de repetición. Porque, evidentemente, hay cambios en la percepción de los eventos al estar ahora en la cabeza de Cas, por no hablar de eventos que desconocíamos hasta el momento. Sin embargo, muchos diálogos suceden tal cual, sin intervención interna de los pensamientos de Cas en respuesta, lo que da la impresión de estar releyendo en lugar de conociendo otra faceta de la historia.

Hay un matiz extra, pero a su vez es de mis favoritos. En mi reseña de La guerra de las dos reinas mencioné que había sucesos que se veían venir desde los primero libros, por lo que la polémica por la decisión «inesperada» de Armentrout respecto a Kieran no tenía mucho sentido. Aquí la autora coge todas aquellas acciones de Kieran que aparecían en el primer libro para dejarlo aún más claro.  Presenta el papel de Kieran en la vida de Cas, cómo es su relación y la forma en que Kieran asumió lo que significaba Poppy en su vida (sus vidas) desde el principio.

Un alma de ceniza y sangre puede ser una lectura dura para aquellas personas que pasen por una etapa o estado depresivo, pero a su vez puede ser tremendamente esclarecedora y reconfortante. Es encontrarte con otra persona que ha estado en lo más profundo del pozo durante mucho tiempo y, aún así, con ayuda y tiempo ha logrado salir. Un relato sobre la esperanza como llama para salir de la propia oscuridad.

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Carolina de León
Periodista, camarógrafa y escritora. Con muchas historias que ver, relatos que escribir y memorias que vivir.

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