Todo esto te daré, de Dolores Redondo: aburrimiento y despropósitoVaya por delante en esta reseña que amo a Dolores Redondo por encima de todas las cosas. Conocí la trilogía del Baztán y me enamoré, sobre todo con “El guardián invisible”, siendo ya más flojas las dos siguientes, pero presentando una nueva forma de hacer novela negra muy fresca, actual y con mucho carisma. Por ello no podía dejar pasar la oportunidad de reseñar “Todo esto te daré”, obra con la que la autora ganó el Premio Planeta en 2016 y que prometía, a todos visos, ser una maravilla. Primer error.

Dolores Redondo es una autora donostiarra de novela negra nacida en 1969. Aunque ya llevaba un tiempo escribiendo, saltó a la fama con “El guardián invisible”, primera parte de una trilogía de género negro con reminiscencias fantásticas que se desarrollaba en el valle del Baztán, Navarra. Le siguió “Legado en los huesos” y “Ofrenda a la tormenta” donde Amaia Salazar tenía que lidiar tanto con la mitología local como con los asesinos de carne y hueso y una familia de lo más opresiva. Se convirtió en un éxito absoluto por su originalidad y la forma de contar la historia, aunque el tercer tomo, “Ofrenda a la tormenta” fuera infinitamente peor que el primero, como ya os contamos en Fantasymundo. En 2016 fue galardonada con el Premio Planeta por “Todo esto te daré”.

Empezamos la novela con 8 golpes en la puerta de Manuel, un escritor con una crisis creativa a quien le dan la noticia de que su marido, Álvaro, acaba de fallecer en un accidente de tráfico en Lugo. Sin embargo, Álvaro no debería estar allí y Manuel se pone en camino al lugar para descubrir qué ha pasado y por qué Álvaro le ha mentido. Cuando llega a Lugo descubre que Álvaro era miembro de los Muñiz de Dávila, marqueses de la zona, y que le había ocultado su condición de noble y su riqueza para después legársela en testamento a través de su notario Griñán.

Cuando Manuel llega al pazo As Grileiras encuentra una hostilidad creciente entre los familiares de su esposo, quienes no quieren tenerlo ni un minuto más de lo necesario allí, tanto por su condición de clase como por la orientación sexual de ambos. Pero el recientemente retirado teniente Nogueira no está contento con la versión del accidente de tráfico y empieza a especular con que Álvaro Muñiz de Dávila pudo haber sido asesinado. Para ello y con la ayuda de Lucas, un cura amigo de la infancia, recluta a Manuel, a quien convence para quedarse en el pazo más tiempo y llevar a cabo una investigación extraoficial.

¿Por qué, Redondo, por qué? Pedí encarecidamente este libro a los Reyes Magos, teniendo que discriminar a Cixin Liu y su “El problema de los tres cuerpos”, pensando que cualquier cosa que Dolores Redondo escribiera iba a gustarme, es más, a fascinarme, por el simple hecho (relevante, por otro lado) de ser fan de la trilogía del Baztán. Segundo error.

Las primeras 450 páginas de este libro son un bodrio. ¿Cómo? ¿Las 450 primeras? ¿Pero cuántas tiene? Sí, sí, más de seiscientas. Me he cansado de leer descripciones de paisajes gallegos, paisajes de carretera, puticlubs, hoteles de mala muerte, jardines y flores de un pazo sin que nada ni nadie hiciera nada por avanzar la trama. Qué bonitas son las gardenias, sí, señores, preciosas, con una fragancia varonil y espectacular, pero combinada su descripción con párrafos enormes y más párrafos aún más grandes sobre un jardín, un río, un perro, un caballo… Terrorífico. Dudé varias veces si abandonar mi propósito de acabar el libro y escribir una reseña, aunque al fin decidí terminarlo por amor propio.

Mientras que en la trilogía del Baztán se nota que Redondo conoce la zona por donde se mueve y le da personalidad, carisma, aquí es como si describiesen en un telediario el suceso del día, más o menos serio. Redondo no está impregnada de la esencia gallega, no conoce tanto como el Baztán y dedicar páginas y páginas a describir intentando estrepitosamente mal poner algo de alma a esas palabras que no le salen, eso es un error tremendo.

Manuel es un personaje aburridísimo, plano, totalmente inane. La muerte de su marido le pilla casi como el que oye llover, la herencia más de lo mismo y sólo el policía malo-pero-bueno típico y tópico de todas las malas novelas negras lo saca del apatismo en el que se sume y nos sume. Es un escritor famosísimo, al parecer, y así conoció a Álvaro, pero escribe auténticos bodrios que dan más risa que otra cosa. Por favor, ¿cómo alguien ha podido publicar los textos de Manuel en cursiva en algunos capítulos? ¿Planeta no tiene asesores que eviten el ridículo absoluto a los autores? Porque Manuel Ortigosa, quien al parecer está haciendo su gran obra ahora mismo con lo que le sucede en Galicia, lo único que hace es copiar fragmentos del libro sin sentido a lo largo de toda la novela. ¡Bravo! ¡Quizá pueda ser el próximo premio Planeta, total…!

La marquesa, Santiago, Catarina y el director del colegio son tan malos malísimos que cualquiera es incapaz de creérselos. Se salva un poco Santiago, pero pobre, realmente lo que le pasa es que es un incomprendido, ¡cómo no! (Hasta aquí puedo leer). Y los personajes buenos, buenos de verdad, como Herminia, Elisa, Ofelia, Laura, etc. son tan, tan buenos, que parece mentira que no baje un ángel del cielo a buscarlos y llevárselos donde deben estar. Junto al trío protagonista, Lucas, Nogueira y Manuel forman una cohorte de personajes sin ningún tipo de atractivo que provocan sonoros bostezos a lo largo y ancho de la Ribeira Sacra.

Todo esto te daré, de Dolores Redondo: aburrimiento y despropósito

A partir de la página 450 la trama empieza a mejorar (si exceptuamos los descacharrantes fragmentos de la novela de Manuel) porque Redondo se centra en lo que de verdad le importa al lector: ¿Fue un asesinato? ¿Quién? ¿Cómo? ¿Con qué? ¿Por qué? Y en apenas 200 páginas se resuelve toda la novela que habría podido quedarse perfectamente ahí, porque, a modo de ejemplo, ¿sirve para algo toda la historia de las viñas y la Heroica? Porque ni avanza ni desavanza ni describe ni ayuda en nada más que rellenar páginas y hacer ver a Nogueira un poco mejor (pero siempre dentro de las ulteriores, las buenas).

El final es un poco extraño porque todos los acontecimientos llevan a Roma, y Roma no estaba ahí y el mayordomo no era el mayordomo ni mató a la tía Ágatha con el candelabro en las escaleras. Pues sí, bueno, vale, puedo llegar a creerme lo que me cuentan, pero llegado un punto de la novela casi que da igual qué haya pasado realmente, porque lo único que quieres es terminar, saber si a Nogueira le va a ir bien y que Manuel deje de dar la turra absoluta con su patético libro. Al menos no está el juez bajo una tormenta de rayos y truenos confesando cómo va a matar al protagonista (ver “Ofrenda a la tormenta”), aunque parecido. Lo que parece al principio una novela casi de costumbres, de familia, pasa a ser una novela enigma, y lo peor-mejor es que es ahí donde adquiere su auténtico valor, porque es donde Redondo está más cómoda.

Yo necesito preguntarle a Dolores Redondo: ¿Por qué? Ha escrito una novela que no puede contentar a los amantes del género narrativo general, a la novela familiar, ni mucho menos a los lectores del género negro. Ha escrito un enorme compendio de descripciones de 450 páginas y una novelita enigma que nace, crece y muere rapidísimamente, obviando sus altas capacidades para hacer una obra maestra del material que tenía. Obviando que es una de las autoras favoritas de los españoles, al menos en ventas, pero también de cariño del público.

Dolores Redondo ha demostrado que es mejor que “Todo esto te daré”. Por muchos Planetas que gane, por muchas páginas que rellene. ¡Que vuelva la Redondo original!

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Natalia Calvo Torel
Escribo, transcribo y traduzco cuando no estoy aspirando pelos de mis gatos, aunque de verdad soy arqueóloga medievalista y voluntaria como arqueóloga en la Asociación Para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH). Trabajo en la Semana Negra de Gijón y os cuento mis historias en Fantasymundo desde 2005. A veces logro que la pila de libros pendientes baje un poco, aunque necesitaré una casa nueva en breve. ¡Aúpa ahí!

5 COMENTARIOS

  1. Es una muy mala escritora, no sabe. Sólo los que no entienden de literatura hablarán bien de ella. Descripciones vacías (no es lo mismo decir «era una isla muy bonita», que decir «era una isla paradisíaca» ), frases largas que no dicen nada… No empezó bien con la trilogía del Baztán, y sigue sin aprender su supuesto oficio. Pocos buenos escritores opinan de ella por no echarla por el suelo.

    • La trilogía del Baztán, que se comentó aquí también, tiene cosas muy buenas pero una ejecución que va decayendo. Se notan las prisas, creo que podría haber hecho un muy respetable trabajo si la editorial la hubiera dejado escribir con tranquilidad. El primero me parece muy bueno, el segundo se nota que está hecho a toda prisa por el éxito del primero y el tercero es un despropósito (never forget la escena del cementerio, vergüencita ajena).

  2. Una crítica muy mala. Si le dieron el premio planeta por algo será. De las mejores escritoras que tienes España. Una lastima que cuatro letrados no sepan reconocer el trabajo bien hecho. Lo que es un bodrio es la reseña que usted ha hecho. Mejor lea otro género. Sobre gustos no hay nada escrito

    • Gracias, caballero. Tiraré mis veinte años de crítica literaria y cinematográfica y me dedicaré a hacer queso en una cueva donde no pueda ofender a nadie. Spoiler: No.

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