Super Mario Party Jamboree para Switch 2 – Análisis

El 17 de octubre del 2024 todos los seguidores de Nintendo tuvimos el estreno de Super Mario Party Jamboree y todos pensábamos que la cosa quedaría en ese punto hasta su próximo gran lanzamiento dentro de unos años. ¿Nuestra sorpresa? Que con el lanzamiento de Switch 2, Nintendo no ha tardado en lanzar la versión ampliada de este juegazo. Con la idea de expandir aún más este magnífico juego y poder exprimir todo lo que la nueva consola nos ofrece, hoy venimos a contaros si merece la pena esta nueva versión.

Lo primero en añadir es que sigue siendo el Mario Party más completo de todos, con más de 110 minijuegos, 7 tableros distintos y con modo online «de verdad» para jugar con gente que no conozcamos. En la primera Switch, el juego ya lucía espectacular y se movía a 60 fps. Quizás por eso Nintendo no ha tocado nada, aunque subir a 1080p en portátil es algo que muchos habríamos agradecido.

¿De qué trata esto?

Al arrancar Super Mario Party Jamboree, y tras escoger a nuestro personaje favorito, el primer lugar que visitamos es la plaza. Un nivel bastante sencillo pero práctico. En el podemos acceder al registro de lo que hemos ido haciendo con los mencionados marcadores para ir personalizando nuestro pequeño mundo. Se trata de una sección que, de alguna forma, sigue las normas básicas del juego, con la particularidad de que tenemos distintos tableros a los que iremos accediendo a medida que completemos las misiones que piden en cada uno de ellos, obteniendo el número de mini estrellas indicado para que podamos continuar y progresar hasta el final.

Por el tablero habrá distintos personajes. Los hay que nos piden un determinado objeto para darnos nuestra recompensa o hasta para abrir una parte del escenario que estaba cerrada, o también estarán los personajes que nos retarán a una prueba, con la particularidad aquí de que, al realizarla con éxito, nos dirán que, en compensación nos ayudarán cuando resulte necesario. Tras varias misiones a cual más divertida y variada tiene lugar un combate contra un jefe final. Si hemos explorado el escenario y prestado ayuda a quien nos lo pedía, nos echarán una mano en unas batallas que combinan el espíritu de minijuego con el clásico tipo de situaciones en las que acabar con un enemigo que modifica sus patrones a medida que baja su barra de vida.

Variedad de tableros

Cada tablero es distinto al anterior y también iremos consiguiendo nuevos a medida que avancemos o echemos partidas (pero no demasiados). El mecanismo es sencillo: lanzar dados, el resultado será distinto. Puede ser positivo, consiguiendo todo tipo de bonificaciones al más puro estilo juego de mesa. Pero también puede ser todo lo contrario, haciendo que el factor suerte sea una parte importante para que cada partida sea impredecible y divertida a partes iguales. Algo que en algunas ocasiones puede ser algo muy tedioso, y sin ninguna explicación el juego se ralentiza mucho en el momento de lanzamiento de dados.

Los amigos Jamboree son personajes que aparecerán en algunas ocasiones en el tablero y, cuando llegues a su lado, dará comienzo un minijuego en el que tendrá ventaja quien haya alcanzado al personaje en primer lugar de entre todos los que estéis jugando en ese momento. Todo esto aunque expandido con nuevos minijuegos, es todo lo que conocíamos de su versión para Switch 1, pero no todo se queda aquí. Disponemos también de varios nuevos modos de juego.

Lo nuevo

Los nuevos modos son Feria Frenética, una montaña rusa en la que usamos los controles de modo ratón para disparar a los enemigos que aparezcan alrededor de las vías, que siempre es de los que tienen control de tipo ratón. Les recomiendo que jueguen en sitios espaciosos pues tendréis que mover muchísimo el ratón aún con la sensibilidad al máximo.

Es un modo que ofrece cinco recorridos distintos, cada uno ambientado en una localización diferente y que, además, pueden contener eventos únicos y detalles jugables distintos, como un jefe final. El quinto recorrido es un modo supervivencia, en el que debemos ir eligiendo puertas para ir superando minijuegos. 

El segundo nuevo juego es el Show de Bowser. Un programa en el que el villano es quien lleva la voz cantante. Según participemos en minijuegos que usan la cámara, o que usan el micrófono de la consola cambiara el minijuego. En ambos casos se trata de rellenar una barra con el color de nuestro equipo, rojo o azul, superando tres pruebas.

¿La cámara era necesaria?

Al usar la cámara, como puedes imaginar, se verá en todo momento a los participantes (hasta 4 en la misma consola, todos captados por una única cámara). Eso sí al igual que en el modo ratón, Nintendo no ha pensado mucho en los espacios. Si de verdad queremos jugar en buenas condiciones prepárate para tener más de dos metros cuadrados como mínimo delante de tu televisor. Si no dispones de tanto espacio, se te va a hacer casi imposible jugar en buenas condiciones.

Para terminar, están los tres minijuegos con el micrófono. Son ideas bastante pobres, como gritar «vamos» para impulsar un coche por una barra de puntuación del 1 al 10, sin salirse, o para controlar la altura de un Minihelikoopa y recoger el mayor número de medallas; son juegos simplones.

Mi conclusión.

Lo cierto es que Super Mario Party Jamboree me ha dejado una sensación agridulce. Por un lado, el juego base no se beneficia de ningún tipo de mejora. De hecho, he llegado a jugar dos partidas seguidas, en distintos recorridos, y me han tocado exactamente los mismos minijuegos. Algo que te hace dudar de inmediato de lo variada y nueva que se suponía que era esta versión para Switch 2.

El enfoque que le han dado no me ha gustado. Está limitado únicamente a un tablero, Bosque de Mega Floruga, y a 30 minijuegos. Fuera se quedan los 6 tableros restantes, 80 minijuegos y el resto de modos y opciones, como el modo libre.

Aunque su escasez de nuevo contenido interesante sea notable, Super Mario Party Jamboree para Switch 2 entretiene como el de la entrega de la consola anterior. Pero si consideramos que son 20 euros de añadido a su precio original para disponer de estas nuevas funciones, creo que uno acaba arrepintiéndose muy rápidamente.