Portada de Sándwich de Catherine Newman, editada por Stefano Books |Fuente: Stefano Books
Portada de Sándwich de Catherine Newman, editada por Stefano Books |Fuente: Stefano Books

 

Portada de Sándwich de Catherine Newman, editada por Stefano Books |Fuente: Stefano Books
Portada de Sándwich de Catherine Newman, editada por Stefano Books | Fuente: Stefano Books.

Como cada año desde hace más de veinte años, la familia de Rachel (aunque todos le llaman Rocky) vuelve a Cape Cod a pasar una semana de vacaciones. Así da comienzo Sándwich de Catherine Newman.

Allí entre sandwiches, baños en el mar, juegos de mesa y confidencias haremos un bonito viaje entre los recuerdos de Rocky.

Desde su primer verano hasta el actual, iremos conociendo a toda la familia. Siempre desde el punto de vista de la madre.

En Sándwich, Rocky nos abrirá su corazón y de una forma realmente divertida nos contará anécdotas de su amada familia.

Aunque toda la historia está narrada desde el punto de vista de Rocky seremos testigos de multitud de situaciones y diálogos entre todos los miembros del clan.

Muchos de estos nos harán soltar carcajadas y, alguno que otro, varias lagrimillas.

Una familia tradicional y bien avenida de cuatro miembros y los padres de Rocky son los protagonistas de Sándwich.

Rocky, una mujer de cincuenta y pico años, en plena menopausia (algo que tiene bastante peso a lo largo de las páginas del libro). Ingeniosa, llena de amor hacia su familia. Con algunos recuerdos tristes y secretos que guardar.

Nick, el marido de Rocky. Un hombre con muchísima paciencia, quizá demasiado flemático en ocasiones, al que no le gusta hablar de sentimientos.

Willa y James, los hijos del matrimonio. Dos jóvenes adultos con sus vidas ya encauzadas y siempre dispuestos a pasar las vacaciones con sus padres.

Maya, la novia de James. Y por último, Mort y Alice, los abuelos. Dos ancianos entrañables que por no preocupar a su hija le han ocultado algún que otro achaque.

Probablemente un apartamento en la playa sea un sitio demasiado pequeño para tanta gente.

Con una multitud de conversaciones, diálogos divertidos, situaciones rocambolescas, baños en la playa y, por supuesto, sandwiches variados, iremos poco a poco conociendo a toda el grupo.

Una familia normal y corriente. Un matrimonio con muchos aniversarios a sus espaldas. Con discrepancias (como todos), pero siempre con ganas de hablar y arreglar las diferencias de opinión.

Un matrimonio, al fin y al cabo, que a pesar de los años sigue amándose.

Sándwich es una historia conmovedora sobre el amor, el cambio y la pérdida. El nido vacío, los padres mayores o los sofocos nocturnos.

En esta novela corta de apenas doscientas veinte páginas conoceremos profundamente a Rocky. Secretos, revelaciones, recuerdos, arrepentimiento y sobre todo mucho amor hacia los suyos.

Catherine Newman, con su maravillosa narrativa nos envuelve en una atmosfera estival. Editada por Stefano Books del grupo editorial Urano, Sándwich cuenta con la magnífica traducción al español de Natalia Navarro Díaz.

Me parece muy difícil conseguir que una novela te haga sentir tantas cosas diferentes como lo hace Sándwich. Disfrute mucho de la narración de Rocky, de su flujo de pensamiento a veces caótico pero siempre perspicaz y ocurrente.

Incluso cuando me contaba algo triste me hacía sonreír.

Sándwich es una novela contemporánea en la que no encontraremos acción a raudales, pero sí una gran variedad de sentimientos. Muchas situaciones en las que vernos reflejados. No hace falta ser una mujer menopaúsica con hijos adultos para poder disfrutar de esta formidable historia.

«Luego están los años en que son niños de verdad. Pueden moverse de forma efectiva. orinar sin ningún drama e incluso, transportar su tabla de surf o un cubo. Pueden jugar al minigolf, contar un chiste… se les caen los dientes por todas partes, pero son buena compañía. Todavía se emocionan con las caracolas, los cangrejos ermitaños y los ojos de chicle de los helados de Bob Esponja.

A lo mejor se les cae un ojo de chicle en la playa y lloran un poco, pero ahora lo superan en lugar de necesitar que lo entierres y construyas un monumento de caracolas marinas donde la gente pueda venir a llorar y lamentarse, como si el ojo fuera Elvis sepultado en Graceland.»

Dunia García
Soy TCAE algo que me encanta. La mayor parte de mi tiempo libre lo invierto en leer, sobre todo fantasía aunque si la historia es buena no me importa el género.

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