Moribundo, otra obra magna que nos llega desde Norma Editorial.


Hemos leído Moribundo, de Fran Mariscal: un cómic español que nos ha sorprendido de sobremanera. Se trata de su primer trabajo como autor completo, en el que firma tanto el guion como la ilustración. El resultado es un relato que se mueve entre el terror vampírico y lo emocional, uniendo elementos clásicos del género con una mirada íntima hacia la depresión, el duelo y las relaciones tóxico – destructivas.

Lo interesante de Moribundo es que no se limita a ser “otro cómic de vampiros”. Mariscal utiliza el mito para hablar de temas universales: la dependencia, el miedo a la pérdida y la dificultad de reconstruirse cuando todo parece derrumbarse. Es un debut que, como han señalado varios críticos, irrumpe con fuerza en el panorama nacional y deja claro que estamos ante un autor con voz propia.

Una trama con gancho desde la primera viñeta

La historia gira en torno a Egon, un joven novelista de terror en ciernes cuya vida se encuentra en ruinas. Su caída está marcada por la figura de Liz Tombstone, heredera de un antiguo clan de vampiros que gobierna la localidad de Hollow Hill. La relación entre ambos es tóxica, absorbente y condenada al desastre: Egon se aferra a Liz como si fuera su única tabla de salvación, mientras ella lo arrastra hacia un destino peor que la muerte.

Este vínculo funciona como metáfora de la depresión y las relaciones destructivas, mostrando cómo el protagonista se hunde en un círculo de dependencia emocional y autodestrucción. El vampirismo, más que un recurso de terror, se convierte en un símbolo de esa energía que consume y desgasta, reflejando el trauma y la imposibilidad de escapar de ciertos lazos.

La trama avanza entre momentos de angustia y delirios sobrenaturales, con un tono que oscila entre el horror clásico y la introspección psicológica. No hay héroes ni redenciones fáciles: lo que encontramos es un viaje oscuro, incómodo y profundamente humano, una historia que va más allá del mito del vampiro.

Una joya también en lo visual

En cuanto al dibujo, Fran Mariscal apuesta por un estilo con un uso expresivo del color (demasiado quizás en algunas viñetas) y una ruptura constante de los márgenes de la viñeta (esto último nos ha encantado). Un dibujo caótico que juega a favor de la atmósfera: las páginas parecen respirar ansiedad, confusión y desgarro, y eso no es nada fácil de transmitir al lector. Los vampiros no se presentan como figuras elegantes y estilizadas, sino como presencias inquietantes, deformadas, que refuerzan la idea de toxicidad y trauma.

moribundo

Lo más llamativo es el uso del color: tonos oscuros, contrastes violentos y unos coloresres que subrayan el estado emocional de los personajes. El dibujo acompaña al guion en todo momento, lo que lo convierte en un elemento narrativo clave.

¿Os recomendamos Moribundo par vuestra colección?

Moribundo es, en definitiva, una obra que utiliza el mito del vampiro para hablar de la depresión, el duelo y las relaciones tóxicas. Su puntio fuerte no reside solo en la trama, sino en la manera en que el apartado gráfico transmite emociones crudas y difíciles de ignorar.

Por eso y por todo lo que os hemos comentado, sí. Moribundo es una gran alternativa para engrosar los estantes de tu colección.

Antonio Cabilla
Redactor, editor y director de la sección de videojuegos. También garabateo en la sección de cómic/manga.

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