La tercera entrega de Middlewest pone fin a esta curiosa aventura por este extraño Medio Oeste que nos presenta Skottie Young acompañado por Jorge Corona.

Esta pequeña historia ha sido publicada en España por Norma Editorial en tres volúmenes en formato rústica.

Middlewest 3 cierra las aventuras de Abel en su viaje de autodescubrimiento tras huir de su casa y de su padre. Acompañado por su amigo Zorro, un pequeño zorrero parlante, Abel escapa de su padre y, sobre todo, de él mismo.

A pesar de la intención de realizar una reseña sin spoilers, es posible que algún detalle de las dos entregas anteriores se revele para realizar esta reseña.

Tras el primer y segundo número de Middlewest, esta tercera entrega comienza justo donde termino El anterior volumen. Después de huir de su nueva familia ambulante, Abel tuvo que afrontar diversas situaciones adversas y el descubrimiento de ciertos orígenes de su familia.

Tras estos hechos, fue capturado por un grupo de adultos que esclaviza a los niños en plantaciones de energía. De esta forma, la trama de Middlewest se divide en 2 subtramas. Por un lado, el día a día de Abel y los chicos de la plantación de energía. Por otro lado, tenemos a la familia Hurst en su intentó por encontrar a Abel.

Así comienza el final de este desenlace.

El final de Middlewest

Skottie Young tenía todo pensado cuando comenzó a escribir Middlewest. Y es que en casi todas las viñetas se puede apreciar extraños recipientes llenos de líquido rosa en todos los lugares. Durante las dos primeras entregas, esto es un mero elemento decorativa que da cierto toque de ambientación. Pero en este último número, descubrimos que es el etolo, la fuente de energía de este curioso mundo. Y su origen proviene de la plantación donde se encuentra Abel.

El guionista (junto con Jorge Corona) sabe llamar la atención del lector sobre un elemento del cual no se ha mencionado, pero está presente desde el principio. Y como lo enlaza con la parte final de la historia, teniendo en cuenta en todo momento hacia donde se dirigía Abel, y que encontraría en su camino.

Este hecho hace que se aprecie en la narración el plan que Young tenía desde el principio. Una historia que tiene un objetivo desde el principio, y el guionista te va conduciendo hasta allí, sin saber que le espera al final.

Mientras que la relación de Abel con la plantación y la esclavitud de niños va cogiendo importancia en la trama, el temor a su padre y la persecución de este en busca de Abel se va quedando en un segundo plano, aunque siempre presente.

Finalmente, ambas situaciones confluyen, dando al lector las respuestas necesarias para concluir Middlewest.

El dibujo de esta curiosa historia.

Jorge Corona es el encargado de dar vida a la historia de Middlewest. A pesar de que Skottie Young pudiera haber ejercido de autor completo, él ahora guionista ha preferido confiar en el buen hacer de Corona para que dibuje las aventuras de Abel.

Si bien el estilo artístico de Young habría pegado con este tipo de historias, Jorge Corona hace una labor excelente en cuanto al dibujo. La caracterización de los personajes se asemeja en cierta medida al estilo de Young. Hay un cierto toque cartoon en los personajes, lo que ayuda a darles una gran expresividad en los rostros.

Dentro del excelente dibujo, destacan las viñetas grandes, que dan juego al dibujante para plasmar su potencial.

A pesar de todo, el dibujo de este tercer tomo parece que esté hecho con más prisas que en las anteriores entregas. Esto, junto al hecho de que comenzamos a introducirnos en paisajes menos realistas, dificulta en algunas ocasiones que se pueda disfrutar del dibujo, dando una ligera sensación de caos.

El final de las aventuras de Abel y compañía.

Opinión de Middlewest 3

Este tercer volumen de Middlewest pone punto y final a los acontecimientos que han llevado a Abel, Zorro y compañía por gran parte del Medio Oeste.

Si nos centramos en este tercer volúmen, y sin desmerecer su calidad, es posiblemente el más flojo de las tres entregas.

A nivel narrativo, Young da una de cal y una de arena. Por un lado, relacionar todo el contesto paisajistico de la obra con la plantación de energía da al lector la sensación de obra cerrada, bien planeada y planteada.

Por otro lado, da la sensación de que hay cosas que no se han cerrado por completo, o que no tienen una gran explicación.

La aparición del abuelo de Abel en el volumen 2 se queda en algo meramente informativo. Carece de importancia suficiente en el conjunto de la historia. A esto hay que añadirle la conclusión que Young tenía preparada para la trama entre Abel y su padre. Sin contar nada, diré que personalmente no me convenció.

Aún así, la historia en su conjunto es muy disfrutable. Tiene una mezcla de pequeñas cosas que la convierte en una gran historia. Hay amistad, valentía, autodescubrimiento, ciertos elementos críticos. Trata temas como la familia, los sentimientos y la autoaceptación.

En cuanto al dibujo, hablando exclusivamente sobre Middlewest 3, da la sensación de que se había prisas. Al ser un mundo imaginario, con ciertas diferencias con respecto a la realidad, los detalles y la limpieza del trazo ayuda a entender la historia. Esto ha sido intachable en las anteriores entregas. Pero en esta, el dibujo da la sensación de rapidez, con un trazo algo más sucio que provoca cierto caos y agitación. Y a pesar de que en ciertas ocasiones el dibujo busqué eso, en ciertos momentos es excesivo.

En ciertas páginas al final de la historia, hay espectaculares viñetas de gran tamaño que centran la acción en ellas. Pero en varias situaciones no he sido capaz de entender lo que mi ojo percibe. O se necesita de un gran esfuerzo por parte del lector para comprender que ocurre en la acción. Y esto puede suponer una pega. Sobretodo, cuando las anteriores entregas han tenido una calidad excelente.

El conjunto del Medio Oeste

A pesar de esto, el dibujo de Middlewest sigue siendo una maravilla, con viñetas tan únicas que hace olvidar esta pequeña bajada de calidad del último número. Coronas hace en general un excelente trabajo, creando una ambientación muy interesante para el lector. Aún así, a nivel personal, mantengo la curiosidad de saber como hubiera sido esta obra dibujada por Skottie Young.

Antes de terminar, hay que hacer una mención especial a Jean-François Beaulieu. El colorista ya había trabajado con Skottie Young en I Hate Fairyland, y esta historia encajaba a la perfección con su paleta de colores. El artista ha mantenido su trabajo a lo largo de la obra en un excelente nivel. Parte de la magia de Middlewest se esconde tras los pinceles de Beaulieu.

Para terminar: Middlewest es una historia muy interesante y entretenida. El guión engancha, y el dibujo y colorpermite crear un mundo atractivo. Además, la historia de Abel puede enganchar a todo tipo de público, desde jóvenes hasta adultos.

No sé si es una obra adecuada para denominarla «introductoria», pero sí sirve para cualquier lector que haya leído algunas cosillas. Aún así, a cualquiera puede gustarle si tiene interés en ella, y eso es lo que espero haber generado en vosotros tras este conjunto de post sobre Middlewest

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