Fragmento de contracubierta de "Impulsos carnales" de J.T. Geissinger.
Fragmento de contracubierta de "Impulsos carnales" de J.T. Geissinger. | Fuente: Sombras.
Portada de "Impulsos carnales" de J.T. Geissinger.
Portada de «Impulsos carnales» de J.T. Geissinger. | Fuente: Sombras.

La editorial Sombras continúa sorprendiéndonos con la serie Reinas y Monstruos de J. T. Geissinger, presentando su segunda entrega: Impulsos carnales. La protagoniza Sloane, la mejor amiga de Nat a quien conocimos en Criaturas despiadadas. En esta ocasión, nos sumergimos en una historia intensa y adictiva donde el romance y el peligro se entrelazan con un tono cargado de humor e ironía.

Sloane, una mujer fuerte, independiente y con una lengua afilada, se ve envuelta en una situación extrema: es secuestrada por Declan, el jefe de la mafia irlandesa, un hombre tan imponente como enigmático. Sin embargo, desde las primeras interacciones entre ambos, queda claro que esta no será una historia típica de víctima y captor. A pesar del contexto violento, lo que se desarrolla entre ellos es una dinámica completamente inesperada y adictiva.

Uno de los mayores aciertos de esta novela es, sin duda, el personaje de Sloane. Con un ingenio afilado y una actitud desafiante, es imposible no encariñarse con ella. Sus diálogos están llenos de sarcasmo y respuestas inteligentes que provocan carcajadas en más de una ocasión. Ella no se deja intimidar por Declan ni por su mundo criminal, y eso la convierte en una protagonista brillante, capaz de cambiar las reglas del juego sin que los demás se den cuenta.

Por otro lado, Declan, que al principio parece el clásico hombre peligroso e impenetrable, se revela poco a poco como alguien mucho más complejo. A pesar de su fachada de jefe mafioso, sus reacciones con Sloane muestran una vulnerabilidad entrañable. Lo que en un principio parecía una relación de poder desequilibrado se transforma en un vínculo lleno de tensión emocional, atracción y respeto mutuo.

Los personajes secundarios también tienen un peso notable en la trama. No son meros adornos, sino que contribuyen a crear una atmósfera envolvente y rica en matices. Cada uno de ellos parece guardar secretos o motivaciones que despiertan la curiosidad del lector y prometen un desarrollo interesante en futuras entregas.

La narrativa se sostiene sobre una mezcla eficaz de romance, acción y humor. Hay malentendidos, escenas divertidas, situaciones cargadas de tensión sexual y momentos de ternura inesperados. Todo esto desemboca en un final impactante, con un cliffhanger que deja al lector deseando con urgencia la tercera parte de la saga.

También, añadir que las escenas spicy son pocas, pero también pasionales, diferentes y para nada normativas.

En definitiva, esta segunda entrega de Reinas y Monstruos mejora notablemente respecto a la primera. Con una protagonista empoderada, diálogos brillantes y una trama que equilibra perfectamente lo romántico con lo oscuro, J. T. Geissinger logra mantenernos enganchados de principio a fin en Impulsos carnales. Una lectura perfecta para quienes buscan romance con carácter, giros inesperados y personajes que desafían los estereotipos.

Irati Egaña
Desde pequeña fui una ávida lectora, y tras mucho leer y escribir reseñas en mi blog, he conseguido acabar aquí de redactora.

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