
La colección Jardín secreto de la editorial Alma presenta un nuevo sendero que recorrer: Emma de Jane Austen. El clásico de la célebre escritora inglesa cuenta con la traducción de Laura Fernández y la ilustración de Marjolein Bastin.
Emma Woodhouse es una dama de la alta sociedad. Una joven adinerada, ingeniosa y con las ideas claras. Quizás hasta demasiado, puesto siempre parece estar segura de tener razón. Su mundo permanece en una imperturbable armonía, hasta que llega el fatídico día: su amiga íntima se casa y va a quedarse totalmente sola.
Cuando se cruza con la encantadora e ingenua Harriet Smith, Emma lo ve claro. Serán amigas, la recibirá en la calidez de su hogar y le brindará todo lo que —por su precaria situación no sabe— es su derecho.
Una nueva amistad que traerá cambios, no solo a sus vidas, sino a las de todos los habitantes de la tranquila localidad campestre de Highbury.
La obra de Austen destaca por su costumbrismo. En lugar de ir encadenando hitos dramáticos que muestren a los personajes en situaciones extraordinarias y ajenas por completo a su control, Austen utiliza la vida cotidiana para definir sus actos, defectos e intenciones. Es por ello que los diálogos, incluso aquellos que parece que «no van a ninguna parte» por ser anodinos o intrascendentes, son el elemento fundamental de la novela.
Durante casi todo el texto, la narración en tercera persona acompaña a Emma, pero, además, está muy sesgada por sus opiniones y sus puntos de vista. Tanto para lo positivo como para lo negativo. Es a través de las conversaciones, incluso aquellas irrelevantes que acompañan la hora del té, que el lector puede hacerse su propia idea de la identidad, personalidad y preocupaciones de cada personaje.
La historia se nos presenta cuando Emma Woodhouse, que por primera vez en años se ve privada de la compañía de una amiga íntima, conoce a Harriet Smith. Dos mujeres jóvenes con circunstancias, caracteres e ilusiones tan diferentes que parecen opuestas.
Emma es una joven de alta sociedad reconocida por su carisma, inteligencia, ingenio y amor filial. Debido a su cómoda situación como rica heredera, ha decidido quedarse por siempre con un padre y no casarse jamás. Una decisión que ella misma juzga como un privilegio de clase por ser rica. Cuando es el caso de una dama pobre, se la castiga socialmente con el título de «solterona», entre otras cosas que Emma no entra a valorar.
De buen corazón, humor perspicaz, carácter arrogante y estrechez de miras. Un conjunto de atributos que la convierten en una vecina querida o en una prepotente, en un frágil equilibrio. Ese es, precisamente, su punto fuerte como protagonista. Emma necesita comprenderse a sí misma y a los miembros de la sociedad con los que convive, más allá de un juicio de carácter tan rápido como ineficiente, para poder madurar.
Harriet es una joven dulce y agradable que peca con frecuencia de ingenua. Le cuesta expresar una opinión propia, así que se deja guiar por aquellas personas a las que considera sus referentes, como es la propia Emma. Pero en lugar de interiorizar las enseñanzas y luego decidir por sí misma, se acomoda en las opiniones ajenas y se amolda a ellas.
Sus diferencias de carácter y pensamiento resulta en una amistad con un potencial tan edificante como atroz. Puede potenciar las virtudes de cada una y reforzarlas, pero, a la vez, también de resaltar sus peores defectos. ¿Qué sería de una joven inteligente, ya soberbia, a la que no paran de endulzarle la oreja con lo maravillosa e brillante que es? ¿Y de una joven encantadora que es incapaz de tomar sus propias decisiones, incluso si eso la hace infeliz?
Emma sería incapaz de comprender sus propios errores, cegada por su soberbia y lo acomodadizo de los elogios de su amiga. Harriet sería incapaz de desarrollar una fortaleza propia, sorda a sus deseos internos y la realidad por el desarrollo de una mentalidad arrogante e ignorante.
Sin embargo, si no se hubieran encontrado la una a la otra, dos figuras tan distantes entre sí —desde la personalidad a las circunstancias—, nada habría roto el círculo en el que ambas se encontraban. Quizás la arrogancia de Emma no habría empeorado de conocer a otra joven en sus mismas circunstancias, pero su forma de ver el mundo se habría mantenido estancada. Harriet podría haber sido feliz desde el principio, pero, ¿habría desarrollado su propio carácter y perspectiva de no haberse encontrado con Emma?
Esa es la clave fundamental de la novela. Todos los seres humanos tenemos algo que aportar, virtudes que merece la pena reconocer y defectos que trabajar. Seres en constante cambio y con la capacidad de evolucionar gracias a nuestras relaciones con los demás.
La trama sucede en el contexto social de la campiña inglesa de la Regencia, con el día a día entre vecinos de Highbury, excursiones al aire libre y conciertos en pequeños salones. Austen utiliza este marco para hablar del matrimonio y el estatus social, especialmente en cómo ambos afectan la vida de las mujeres en sociedad, los vínculos que pueden mantener, así como el egoísmo y los prejuicios relacionados con ellos.

Alma ha elaborado una edición preciosa, llena de detalles, secretos e ilustraciones presentes en cada capítulo. Además, cuenta con varios extras que complementan y enriquecen la lectura. Es una edición cuidada hasta el último detalle.
El único contra que le encuentro es la ausencia de un bolsillo de papel en el que guardar los extras ya descubiertos. Al ir leyendo, el libro, naturalmente, se encorva y los extras ya descubiertos se escurren de entre las páginas. La posibilidad de guardarlos en algún lugar seguro en el mismo libro ayudarían a que la lectura fuera menos interrumpida e hubiera menos riesgo a dañarlos.
Emma es una novela con un profundo conocimiento y manejo de sus personajes, a los que da gusto conocer incluso cuando caen mal. Un viaje por la paciencia, el cariño y la madurez. Esta edición es, además, perfecta para leer en fechas próximas a navidad, en especial los capítulos dedicados al invierno de Highbury.
























